A partir de los primeros días de abril, CR, el balneario preferido de los políticos y empresarios que veranean en Pinamar, comenzará con su demolición para transformarse en uno de los nuevos paradores sustentables que esta temporada estrenó la costa, tal como se estableció en el Plan de Renovación del Frente Marítimo.
Tras un primer intento por frenar las obras vía judicial, lo que les valió la remoción de su concesión, las partes llegaron este verano a un acuerdo. Los dueños de CR, entre ellos el ex intendente Blas Altieri, se comprometen a transformarlo para la próxima temporada, y a cambio el municipio les devuelve la concesión y se la renueva por quince años más. Firmado el acuerdo, la demolición comenzará el 3 de abril y deberá estar lista para mayo, mientras que la reconstrucción debe culminar antes de que termine octubre.
Así, el clásico parador que desde la década del 90 suelen frecuentar figuras del mundo político, empresarial y de la farándula local –Sergio Massa, Malena Galmarini, Carlos Stornelli y Daniel Vila son algunos de sus habitues– pasará de sus 4 mil m2 actuales a los 352 m2 establecidos en el plan.
El objetivo, tal como se hizo con el resto de los paradores, es recuperar playa sobre las construcciones, que en los últimos años fueron ganando terreno. En el caso de CR, además del restaurante se cuenta con pileta, spa, gimnasio, canchas de fútbol y dos estacionamientos.
“Este año vamos por la finalización de la segunda etapa para terminar de renovar lo más cercano al ciento por ciento posible todos los balnearios”, dice a PERFIL el intendente Martin Yeza. Y agrega que “este año tanto pinamarenses como turistas se sorprendieron, pocos pensaban que era posible”.
Es que a lo largo de 2016 se logró la demolición y reconversión de 24 de los 46 paradores que se ubican en los 22 km de costa que abarcan Pinamar, Ostende, Valeria del Mar y Cariló, lo que permitió recuperar hasta 20 mil metros cuadrados de playa.
Este año se hará lo mismo con CR y otros veinte paradores más, que deberán estar listos para el verano 2018. Ahora sólo un caso quedó judicializado, el del parador Posta Norte, según explicaron a PERFIL desde la gobernación.
Reforma. El plan de reconversión se puso en marcha con el objetivo de recuperar la playa, que entre las enormes construcciones, las carpas y sombrillas quedó perdida.
La medida estaba establecida en una ordenanza de 2014, que disponía la incorporación de criterios de sustentabilidad en las construcciones, mediante la utilización de materiales reciclables y superficies mucho menores a las existentes. Así, donde antes estaban las gigantes construcciones de cemento y hormigón ahora se ven paradores de madera, en estructuras desmontables, mucho más livianas y de menor tamaño.
La inversión, que se calculó cercana a los 4 millones de pesos en cada uno, corre a cargo de los dueños de cada parador, quienes en su mayoría estuvieron de acuerdo con la transformación.