SOCIEDAD
el sacerdote luchaba contra los narcos

Piden nuevas pericias y analizarán los celulares del cura muerto en Tucumán

El fiscal Diego López Avila aseguró a PERFIL que, si bien los informes periciales realizados hasta el momento indican que fue un suicidio, no descartan otras hipótesis.

CURA TUCAMAN
Vecinos. En el pueblo La Florida, todos están convencidos de que al padre lo mataron los narcos. | Juan Obregon
-Desde Tucumán-. El fiscal Diego López Avila, a cargo de la investigación de la muerte del sacerdote Juan Viroche en Tucumán, anunció que realizarán nuevas pericias científicas en el sector de la iglesia donde el miércoles se encontró ahorcado al cura. Afirmó que, según los informes periciales realizados hasta el momento, todo apunta a que se trató de un suicidio y no se detecta a primera vista la posibilidad de que hubiera habido otra persona además del padre en el lugar. Además, dijo que no se encontraron hasta el momento denuncias realizadas por el religioso. No obstante, explicó: “La causa está caratulada como muerte dudosa y, si bien todo indica que fue un suicidio, no significa que la fiscalía se haya cerrado en dicha hipótesis”, aclaró.

La investigación continuará con el análisis de tres teléfonos celulares (dos estaban enterrados en el patio de la parroquia), un chip, dos computadoras y un pen drive. Además, López Avila solicitó que se realizara una pericia psicológica del párroco para determinar si existía algún indicio que lo inclinara a quitarse la vida.

La escena. Si alguien hubiese abierto las puertas principales de la parroquia el miércoles a la madrugada, se habría encontrado de frente con el cuerpo del padre Juan Viroche colgando, a la altura de la última fila de bancos.

La escena fue descubierta por personal de limpieza de la parroquia Nuestra Señora del Valle, en La Florida, una localidad a 15 kilómetros de la capital tucumana. Eran las 7.30 cuando el empleado intentó abrir una puerta lateral, estaba trabada; empujó y escuchó los golpes de los vidrios al caer: eran los de la urna de un cristo de yeso, que habría sido utilizado por el religioso para trabar la puerta desde adentro.
Esta persona esquivó los pedazos de vidrio, entró y se encontró con el cuerpo del padre Juan colgando de una cuerda, que había sido amarrada a un banco del entrepiso, donde suele ubicarse el coro. Llevaba al cuello un rosario hecho con cuentas de madera. La cara del Che, estampada en la remera que vestía el cura, estaba tapada con sangre.

Al empleado le llamó la atención que dos de los bancos estuvieran tirados. Más tarde, los peritos explicarían que los asientos de madera habrían sido empujados por los pies del cura como consecuencia del movimiento que pudo haber realizado el cuerpo al caer al vacío.  

Hipótesis. La Florida es un pueblo chico donde la mitad de sus casi 10 mil habitantes trabaja en el ingenio azucarero y la otra mitad, en la comuna. “Acá nadie se anima a hablar de lo que pasa porque en el acto nos quedamos sin trabajo”, explicó una mujer que vive a pocos metros de la parroquia y que está convencida de que al padre Juan lo mataron los narcos. La misma y única hipótesis maneja el resto del pueblo. Se debe a que en todas sus homilías el cura hacía alusión al avance de las drogas.

Las personas más cercanas a él aseguran que estaba amenazado y que por eso quería abandonar la parroquia. Pero la hipótesis de la amenaza de los narcos compite con una versión que trascendió en las redes sociales, donde una persona acusa al sacerdote de haber embarazado a una menor de edad.