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desafio de los brics a Estados Unidos

El futuro del poder

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“El problema del poder estadounidense es qué hacer a la luz del reconocimiento de que incluso el país más grande no puede lograr los resultados que quiere sin la ayuda de los demás.”

El futuro del poder, Joseph Nye.

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Hainan recibió esta semana a las cinco personas que moldean el poder del futuro. En esa provincia meridional china, el anfitrión Hu Jintao recibió al indio Manmohan Singh, al ruso Vladimir Putin, a la brasileña Dilma Rousseff y al sudafricano Jacob Zuma, para celebrar la tercera cumbre de los BRIC. Jim O’Neill, el economista jefe de Goldman Sachs que ideó el famoso anagrama, anunció entonces que llamar a estos países “economías emergentes” es poco menos que un insulto: el futuro ya llegó para los BRIC.

En su ya mentado ensayo Soñando con los BRIC: el camino hacia 2050, O’Neill había anticipado en 2001 que Brasil, Rusia, India y China, a los que acaba de sumarse Sudáfrica, explicarán a mediados de siglo más del 40% de la población mundial y un PBI combinado que los convertirá en la primera potencia. Abonando esa teoría, la Academia de Ciencias Sociales de China presentó esta semana otro sorprendente paper: en 2015, los BRIC habrán superado al PBI de Estados Unidos.

Los “ladrillos” ocupan el top-ten en el ranking de territorio, población, fuerza laboral, reservas internacionales, teléfonos celulares, usuarios de Internet y presupuesto de Defensa. Se convirtieron en las locomotoras que permitieron la recuperación de la crisis financiera y su influencia política es cada vez más creciente, al punto que China y Rusia verían con agrado sumar tres sillas permanentes para que sus socios integren el Consejo de Seguridad de la ONU.

Todos miran a los BRIC para saber hacia dónde proyectan su sombra. La inquietud impactó, incluso, en los Estados Unidos frente al temor a perder la supremacía ostentada desde el fin de la Guerra Fría. “¿Han quedado atrás los mejores días de Estados Unidos?”, fue el desafiante título de tapa que utilizó el mes pasado la revista Time para presentar la angustia de Washington.

El siempre lúcido Fareed Zakaria advertía en aquella nota, ilustrada con una bandera estadounidense hecha jirones, sobre la cada vez más incoherente asunción de muchos norteamericanos de que Estados Unidos seguía siendo el “número uno”. El editor en jefe de Newsweek y uno de los periodistas más influyentes de Washington reconocía que otros momentos –cuando la URSS se adelantó en la carrera espacial, la crisis del petróleo en los 70, o el pantano de Vietnam–, también hicieron peligrar los privilegios de Estados Unidos, pero recordó que en esta oportunidad el problema más grande parece radicar en el largo plazo.

Según la OCDE, los estudiantes estadounidenses de escuelas secundarias ocupan el puesto 15 en ciencias y 27 en matemáticas y los universitarios están en el lugar 12 del mundo. Estados Unidos también está descendiendo en el ranking de patentes científicas y pierde lugar en el de infraestructura. Mientras que el déficit fiscal y el endeudamiento se han convertido en una real amenaza. “Pensando en nuestros laureles, engordamos y nos volvimos perezosos”, concluyó Zakaria.

Sin evitar la discusión, pero desde una mirada más optimista, Joseph Nye presentó este año El futuro del poder. El distinguido profesor de Harvard y ex funcionario del Departamento de Estado norteamericano refuerza en este trabajo su tesis de “poder blando” (soft power) referida a la influencia diplomática y cultural, para aceptar que los BRIC están creciendo a pasos agigantados, pero ese dato no garantiza que Beijing alcanzará el liderazgo. “No debemos ignorar las desventajas geopolíticas de China en el equilibrio interno de poder asiático y mundial”, vaticinó Nye.

“Tendremos que asumir nuevos retos si queremos ganar el futuro”, sumó Barack Obama en su última intervención ante el Congreso. Ganar el futuro: de eso se trata.