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Infierno grande

Me dice mi mamá que Marcelo Coronel, el intendente de General Rodríguez, tiene los días contados.

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Me dice mi mamá que Marcelo Coronel, el intendente de General Rodríguez, tiene los días contados. No sabe con quién tendrá que ir a lidiar para que le destapen las zanjas, le junten la basura o le reemplacen las lámparas del alumbrado público a partir de marzo.

Ni ella ni yo creemos que la situación para el municipio pueda mejorar. En todo caso, los dos seguimos con expectativa los pormenores de la espectacular caída en desgracia de Coronel, que nunca hizo nada por nosotros.

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Adelma “la Vasca” Arguissaín puso todo su empeño (y el de su nome de guerre) para conseguir el cargo para su entonces pareja y, durante un tiempo, las cosas parecieron sonreírles a ambos.

Hoy ella, que supo presidir la estratégica Comisión de Seguridad en el senado bonaerense, está imputada en dos causas penales: una de ellas la vincula a un desarmadero de vehículos robados que funcionaba en una quinta que alquilaba su ex novio, Marcelo Porchetto (con garantía de ella), y la otra la imputa por malversación de caudales y administración fraudulenta en una causa abierta a raíz de la doble asignación de subsidios de la Secretaría de Transporte de la Nación a la empresa de su familia, que monopoliza el transporte público en General Rodríguez.

Oscar Verón, el dueño de la quinta-desarmadero, es un testigo clave de la primera causa, sobre todo con su testimonio según el cual “la Vasca” en persona le habría dicho que el Renault 21 semidesarmado que estaba junto a una soldadora autógena y otras herramientas en el patio de la quinta pertenecían a su padre, Juan Pedro Arguissaín, quien por esto y otras no deseadas apariciones públicas terminó perdiendo los estribos y se declaró “cansado de poner plata para sacarla de los problemas en los que se mete”. De paso, acusó a su entonces yerno, Marcelo Coronel, el intendente, de ladrón.

La relación sentimental entre “la Vasca” y Coronel no pudo (o no quiso) sobreponerse a esos traspiés.

Además de las salpicaduras que le llegan por el lado de su familia política, Coronel saltó a la fama por méritos propios, cuando empezaron a tirarle cadáveres (Damián Ferrón, Sebastián Forza y Leopoldo Bina) en el partido, relacionados con la efedrina que Manuel Poggi (ex director de Desarrollo Industrial de General Rodríguez) manipulaba con fines poco claros. En esas intensas jornadas de agosto de 2008, Coronel habría mandado, para sorpresa de los jueces intervinientes, una cuadrilla municipal para limpiar la escena del crimen.

La redacción del semanario político local La Hoja, que comenzó a denunciar hechos de corrupción en el municipio, fue incendiada en un hecho que los seguidores de Coronel consideraron destinado a perjudicar al intendente.

Puesto contra las cuerdas, el Concejo Deliberante de General Rodríguez no tuvo más remedio que aprobar en una sesión extraordinaria de diciembre de 2009 la conformación de una Comisión Investigadora que, entre otras cosas, descubrió serias irregularidades en las preadjudicaciones de las 1900 viviendas del Plan Federal que la intendencia había realizado “por sorteo”. Como el azar es ciego, habrían sido favorecidos mismos DNI con diferentes nombres, adjudicatarios de domicilio dudoso, menores de edad e, incluso, personas fallecidas.

La presidenta del Consejo Escolar hasta el 10 de diciembre pasado, Claudia Mantesso de Chimenti, fue sorprendida por un vecino cuando descargaba de una camioneta municipal las flores destinadas a los jardines de infantes del distrito, en su propia quinta. “Yo haré un buen reparto de las mismas”, dijo la inverosímil señora, hoy reintegrada a la docencia.

El legajo personal del intendente es otro intríngulis, porque aparentemente se ha perdido. Se sabe (por otras vías) que aportó $ 60.689 a la campaña de los Kirchner, aunque en junio declaró su autonomía respecto de la pareja regia.

Y la Universidad de Belgrano ha negado por escrito que Coronel tuviera el título de licenciado que declaraba y gracias al cual obtuvo un plus salarial mientras duró su mandato, apenas una de las veinticinco irregularidades o delitos que la Comisión Investigadora puso en negro sobre blanco.

En 2008, Marcelo Coronel había asumido su segundo mandato consecutivo como intendente de General Rodríguez. La renovación parcial de los miembros del Concejo Deliberante en diciembre de 2009 permitió que recién entonces prosperaran las denuncias contra el político, que se conocían desde mucho antes pero que siempre habían sido bloqueadas por la mayoría automática con la que contaba en ese ámbito. La tripartición de poderes tiene esas cosas.