CULTURA
asuntos internos

Todos a la comisaría

¿Puede un intelectual reconocido como tal convertirse también en un inquisidor despiadado? ¿Ser progresista es igual a ser un comisario cultural? ¿En qué momento se desató la revolución maoísta que no nos enteramos? A raíz de los violentos sucesos ocurridos el martes pasado en torno a la Sala Alberdi del Centro Cultural General San Martín, una denuncia, una respuesta y algunas sospechas... ¿Bandos genuinos reclamando lo suyo o los infiltrados de siempre?

Cultura punk. Los artistas populares barriales enardecidos contra las estructuras oficiales de la cultura en Buenos Aires.
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El tema del presente artículo me recordó una anécdota-chiste de la dictadura (sí, hubo humor negro en medio del terror). Cierto amigo volvía de estudiar en el industrial nocturno, y en la parada del colectivo le piden documentos dos policías. Revisan los libros que trae y lo llevan detenido. El comisario llama por teléfono al padre (era su mecánico), le pide que vaya de inmediato. “Decí que te conozco, pero tengo una mala noticia: el pibe te salió subversivo”, le espeta al entrar a su oficina. “¿Cómo?” Arroja un libro sobre el escritorio y, sacando pecho, concluye: “Vas a tener que vigilarlo de cerca, mirá lo que lee: La cuba electrolítica”.

La violencia en torno a la Sala Alberdi del Centro Cultural General San Martín (Ccgsm)en la noche del martes pasado ha puesto en evidencia la complejidad del conflicto entre los llamados artistas populares barriales (autoconvocados o no) y las estructuras oficiales de la cultura en Buenos Aires. Cabe aclarar que esto se remonta a la gestión de Jorge Telerman, y es por el traslado de las actividades que se desarrollaban en dicha sala, intención que fue resistida y dilatada en el tiempo, pero que en el último año tomó un llamativo giro activista: ocupación del espacio y agudización del conflicto. Durante el Festival BAN! (Buenos Aires Negra!) de 2012 hubo bloqueo al ingreso del público, incluso de panelistas, y muchas actividades debieron suspenderse. En enero de este año, una manifestación de 300 personas pidió la “desmilitarización” del Ccgsm, con Nora Cortiñas como aval progresista. En el medio, la Justicia, con sus resoluciones lentas, a favor de las autoridades, a favor de los ocupantes, que sí, que no. Y en una “tregua” entre ambos bandos, el ocupador quedó fuera del recinto-bastión y estalló una batalla campal, con resultado a favor de la ya clásica represión a cargo de elementos de infantería de la Policía Metropolitana (es histórica la incapacidad de diálogo de toda entidad policial argentina). Ahora, en el último tiempo, la ocupación de la Sala Alberdi tomó un giro violento hacia el interior: los ocupantes agredieron al personal, prendieron fuego en el recinto, destruyeron instalaciones y obras de arte. Si hubo infiltración para desnaturalizar un reclamo aún es un misterio, pero a una semana del ataque a la Biblioteca Municipal de Junín (y a la comisaría y la intendencia radical), puedo parafrasear al difunto bolivariano, acá hay olor a azufre y ni un yanqui a la vista.

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Pero esto tiene una secuela con algún tono de escándalo cultural. El martes a las 8.50 recibo un mail masivo de la organización del Festival BAN! 2013 que decía lo siguiente: “Necesitamos tu adhesión para terminar con: La ocupación del Ccgsm. La destrucción de obras de arte. El bloqueo del acceso al centro. La violencia contra empleados y artistas. El Ccgsm y sus obras son de todos”. Al día siguiente (y luego de la salvaje represión), pasado el mediodía, recibo otro mail masivo pero de Elsa Drucaroff, conocida escritora y compiladora de narrativa joven. Rescato textualmente del mismo: “¡Repudio al BAN! Buenos Aires Negra! Ha sido cómplice y ha querido hacer cómplice a escritorxs y lectorxs de un intento de legitimar la represión que se aguardaba y que tuvo efecto, con una brutalidad escalofriante, apenas 12 horas después. (...) ¿Acaso los organizadores del BAN! creen que si pasó todo eso, ‘por algo será’? ¿Por algo será que hay heridos de balas de plomo, heridos y detenidos entre lxs jóvenes artistas, profesorxs y estudiantes de izquierda que ocupaban la sala? Conocemos ese pensamiento y sus resultados. Dio treinta mil desaparecidos en la Argentina”. La respuesta de Ernesto Mallo, organizador del evento, no se hizo esperar, y otro mail ofició de descargo: “El mail que BAN! envió solicitando adhesión no está relacionado con los sucesos de anoche en el Ccgsm, sino con el hecho de que la ocupación pone en peligro la realización de BAN! 2013 y el trabajo de muchas personas en su organización. (...) No avalamos ninguna acción policial ni justificamos ningún acto de violencia sin importar de quien provenga”. Luego hubo otra respuesta de Drucaroff en la que profundiza aun más su posición. Y hasta aquí los sucesos epistolares resumidos, porque el tema de fondo es otro, y también huele mal (¿somos dignos de Hamlet?).

El espacio público es el rehén de una trama social volátil, combustible. Y desde que se promulgó la llamada Ley Antiterrorista en el Congreso de la Nación tengo la firme sospecha de un giro del “modelo kirchnerista” hacia las manifestaciones más autoritarias del último Perón, que incluyó sembrar asesinos (de uno y otro lado) para que justificaran y llevaran adelante el Plan Cóndor. En el medio, todo un pueblo acorralado, también su cultura. Pero hay un socio velado: los denunciantes civiles, que fueron parte efectiva de esa máquina de aterrorizar. Drucaroff debería tenerlo en cuenta antes de señalar lo que sea.