INTERNACIONAL
del 22 al 28 de septiembre

Francisco debuta como ‘visitante’ y sus detractores lo esperan en EE.UU.

El Papa viajará a Washington, uno de los focos de la resistencia conservadora en su contra. Lo critican prelados estadounidenses, republicanos y grandes empresarios.

Mas fuerte. Jorge Mario Bergoglio será el primer papa en la historia que hablará ante el Capitolio.
| AFP

Francisco no pisó Estados Unidos jamás en su vida. No lo hizo como papa, ni tampoco antes. Esa es una de las razones por las que jugará de “visitante” cuando viaje a la primera potencia mundial dentro de nueve días. Pero no es la única causa, ni la principal. En Washington, Nueva York y Filadelfia, el Pontífice se moverá en el terreno predilecto de sectores de la Iglesia estadounidense, miembros del Partido Republicano y grandes empresarios que recelan de las posturas aperturistas de Jorge Bergoglio en asuntos que son de su interés. Y lo expresan sin pelos en la lengua.
Pese a que es la cuarta nación con mayor población católica, Estados Unidos será el país número quince que visitará el Papa. “Los que conocen a Francisco dicen que las razones por las que nunca viajó a Estados Unidos se relacionan con su identidad distintiva –publicó hace una semana The New York Times–. Es un latinoamericano crítico de nuestra hegemonía política y económica, un hispano-hablante que no se siente cómodo con el inglés, y un pastor que desdeña a los ‘obispos de aeropuerto’, como él llama a los curas que pasan más tiempo viajando que en sus diócesis”.
El cardenal Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, reveló hace unos días que el Papa “está un poco nervioso por venir”. No es para menos: Francisco será el primer papa en la historia en hablar en el Capitolio. Tras su paso por Cuba entre el 19 y el 21 de septiembre, la gira en Estados Unidos se extenderá entre el 22 y el 28, y en ella también se reunirá con Barack Obama en la Casa Blanca, dará un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York y participará en el Encuentro Mundial de la Familia en el estado de Filadelfia.

Acción y reacción. Estados Unidos es una de las cabeceras de la “reacción conservadora” desatada contra el aperturismo papal en algunas diócesis. Así lo reseñó esta semana The Washington Post en un extenso artículo de tapa sobre la previa de la visita papal, en el que se afirma que “los insiders (de la dirigencia eclesiástica) dicen que los cambios han polarizado a la jerarquía respecto de la dirección de la Iglesia como no ocurría desde los grandes reformistas papales de la década de 1960”. Algunos de los más prominentes críticos de Francisco son estadounidenses, como el obispo de Rhode Island, Thomas Tobin de Providence, o el cardenal Raymond Burke, cardenal de Wisconsin, quien incluso llamó a “resistir” las transformaciones papales.
Pero las críticas en Estados Unidos no vienen sólo de la Iglesia. El ala más conservadora del Partido Republicano ve con desagrado la posibilidad de que el Papa llegue al Congreso a elogiar, por ejemplo, las negociaciones con Cuba e Irán iniciadas por Obama. A ese sector le incomodan los repetidos cuestionamientos papales a lo que él considera como un “capitalismo salvaje”. Cuando le preguntaron a Donald Trump qué le diría a Francisco sobre ese tema, respondió: “Voy a tener que asustar al Papa: más le vale esperar a que el capitalismo esté funcionando, porque es lo único que tenemos ahora”.
Al igual que el empresariado industrial estadounidense, los congresistas republicanos recibieron de mala gana la última encíclica papal, en la que Bergoglio se refirió a la responsabilidad humana y corporativa en el problema del cambio climático. “La religión debería hacer algo acerca de cómo mejorar como personas, y menos acerca de cosas que acaban llevando al terreno político”, salió a responderle entonces Jeb Bush, hermano de George W. y precandidato opositor a la presidencia. El actual inquilino de la Casa Blanca, en cambio, sintoniza bien con el Papa. Tal vez por eso el rodeo no sea del todo ajeno para Francisco

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