Con 50 años y una corta experiencia en política, Michel Martelly es el nuevo presidente haitiano. Quién es Sweet Micky, su faceta artística. Fotos y Video.
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Cedoc.
Tal como se esperaba desde las últimas jornadas, el cantante Michel Martelly fue proclamado presidente de Haití, luego de que se conocieran los resultados de una elección dividida entre la “nueva” y “vieja” política, en un país que no logra reponerse aún de las sucesivas crisis de los últimos años. Luego de haber vencido a las estructuras más tradicionalistas del país con el 67,57 % de los votos, Martelly tiene ante sí el reto de liderar la reconstrucción del país, una compleja tarea para la que el pueblo haitiano exige soluciones cuanto antes.
Martelly se impuso en las votaciones de la segunda ronda a la ex primera dama Mirlande Manigat, quien obtuvo un 31,74 % de los sufragios, según los resultados oficiales provisionales, que deberán ser confirmados por el Consejo Electoral Provisional (CEP) el 16 de abril.
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La vida de Martelly ha dado muchas vueltas desde los años de la década de 1980, cuando era un joven emigrante haitiano que trabajaba como dependiente en una tienda de alimentación en los Estados Unidos.
Su recorrido hasta llegar al sillón presidencial ha sido tan variado como sorprendente: además de vendedor, trabajó en la construcción, cursó estudios de ingeniería y posee formación militar.
Pero, sobre todo, se lo conoce por su faceta musical como compositor, cantante y tecladista, bajo el nombre artístico de Sweet Micky.
La música fue el trampolín de Martelly a la popularidad, y un elemento clave en su carrera política. Desde los escenarios, "Sweet Micky" logró buena parte de los votos que hoy se convierten en su gran baza política, sobre todo entre los jóvenes.
Pianista autodidacta, trabajó como tecladista en varios locales de Puerto Príncipe y sacó su primer disco sencillo en 1988, con el tema "Ou La La", al que luego siguieron 14 discos de larga duración.
Ídolo del "kompas", ritmo sumamente popular en Haití, supo rentabilizar en el terreno político su faceta artística, aunque ello le ha creado no pocos problemas por la utilización de vestimenta estrafalaria y disfraces y por la exhibición de bailes, para algunos, obscenos.
Las imágenes de estas apariciones han circulado mucho por internet y le han valido duras críticas de sus detractores. Hay quienes consideran que ello le inhabilita para presidir Haití por su imagen libertina, mientras que otros, como su oponente, Manigat, se limitaron a calificarle de "comediante" y a opinar que carece de formación y de argumentos para el debate político.
Sweet Micky se presenta como alguien "de fuera del sistema", ajeno a los modos políticos de los gobernantes que ha tenido Haití durante las últimas décadas y que no han logrado resultados. Pero esta idea es rechazada por observadores que esgrimen su pertenencia al sistema que apoyó abiertamente el sangriento golpe de Estado militar de 1991 a 1994 contra el primer gobierno electo de Jean Bertrand Aristide.
Además, argumentan que también recibió mucho dinero cada año para participar en el carnaval, una arraigada tradición en Haití.
Todas estas críticas no han podido parar el fulgurante ascenso político de Martelly, de 50 años, a quien no le importa ser considerado un novato en política.
Mientras tanto, él se autodefine como un político "honesto" y preparado para llevar al país el cambio que necesita al frente de la plataforma política Repons Peyizan (Respuesta Campesina en créole, idioma cooficial de Haití, junto con el francés).
Martelly, casado en segundas nupcias con Sophie, con quien tiene cuatro hijos, asegura que los haitianos "quieren el cambio" y ven en él "la materialización de sus sueños".
