Desde Roma El premier italiano, Matteo Renzi, recibió ayer un regalo de Navidad anticipado de parte del Papa: una visita oficial al Vaticano el día después de una huelga general contra las medidas económicas y sociales que impulsa su gobierno de centroizquierda, en particular la “Jobs Act”, una reforma del mercado laboral que prevé facilitar los despidos y reducir los derechos de los trabajadores en sus primeros años de contrato. Francisco recibió a Renzi y su familia por la mañana, después de meses de especulaciones en círculos políticos sobre la demora del encuentro. Los dos ya se habían saludado y hablado cuatro veces. El premier, además, había ido a conversar con Bergoglio en su residencia privada de Santa Marta, pero faltaba la visita protocolar. Ayer, día de Santa Lucía, casi diez meses después de su llegada al gobierno italiano, Renzi logró ser recibido oficialmente.
Críticas de la derecha. Nunca en la historia de las relaciones entre el Estado italiano y la Iglesia Católica un jefe de gobierno esperó tanto hasta ser recibido por un Pontífice. Por eso, sectores de la derecha católica hacían circular la versión de que a Francisco no le “caía bien” Renzi, joven político y ex alcalde de Florencia que se tomó casi seis meses para saludar a los nuevos cardenales italianos nombrados por el Papa. Pero ayer todas fueron sonrisas. Renzi tenía más que una razón para ser feliz por reunirse durante poco más de media hora a solas con el Papa para hablar de la crisis económica, el desempleo juvenil y la crisis de Medio Oriente. Ningún político italiano querría pagar el precio de caerle mal a un Papa tan popular como Francisco. “Todo el vino italiano es rico, sin embargo, nosotros le hemos traído el vino toscano, y no sólo para la misa” dijo Renzi al Papa, al que pidió disculpas por eventuales “errores de protocolo”. “No hay problema” –contestó Francisco. En la delegación que acompañaba a Renzi, su mujer Agnese (de vestido negro) y los tres hijos pequeños de la pareja, estaba también el vice de Renzi, subsecretario de la presidencia, Graziano Del Rio con la esposa. “Ellos tienen nueve hijos”, dijo Renzi al presentar a Del Rio y señora. “¡Ustedes ganaron el Campionato!”, les dijo Francisco.
