Ese día, Cristina Kirchner encabezó “la apertura oficial de la central termoeléctrica Manuel Belgrano (TMB SA) para dar una respuesta a los planteos sobre un probable faltante de energía. El problema es que esa usina aún no está operativa y que lo único que se hizo ese día fue montar un acto político, con escenografía y ficticio ruido de motores incluidos, para permitirle lucimiento a la mandataria”, destapó el 13 de abril el Diario Perfil , tras una recorrida por la planta.
En esa oportunidad, la titular del Ejecutivo Nacional fue retratada con un abanico por el fotógrafo presidencial. Y esa es, precisamente, una diapositiva que la presidenta no recordó al criticar a la prensa, pero de no haber sido por la prensa esa inauguración trucha hubiera quedado en la memoria como un logro más de la gestión K y como lo que fue: un teatro montando, con sonido de turbinas y todo, cuando la coyuntura le era desfavorable.
Ayer, la mandataria apuntó que los medios hablan en su contra porque "eso les sirve para un minuto de televisión, dos horas de radio o una página de diario". Aseguró que nadie se va a acordar de lo que dicen en un tiempo y que existen dos Argentinas "una que trabaja y otra que habla y se escucha a sí misma".
Su memoria la traicionó porque hace un mes, unas páginas de diario demostraron que no todo trabajo que se inaugura con bombos y platillos funciona, y eso forma parte de otra Argentina más, esa que el poder quiere ocultar.