POLITICA
Cambio de rumbo

El cepo y las trabas aduaneras, las claves de una relación desgastada

Desde hace años, todo el arco político oriental pide que Mujica sea más duro con Argentina. La relación empeora desde 2011.

Distinto foco. Las inversiones inmobiliarias y las exportaciones fueron afectadas por el cepo.
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El sentimiento antiargentino en el presidente José “Pepe” Mujica y en el resto del arco político uruguayo creció fuertemetne durante los últimos años.

Desde la asunción del jefe de Estado oriental las relaciones con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner habían mejorado, tras el conflicto por las papeleras y el corte del puente en Gualeguaychú. Sin embargo, desde finales de 2011, cuando discutieron en la cumbre del Mercosur en Montevideo, el vínculo personal entre los mandatarios se desgastó. Ese malestar tuvo su desenlace este jueves, cuando Mujica, sin percatarse que los micrófonos estaban prendidos, clavó una daga en el corazón de la Casa Rosada: “Esta vieja es peor que el tuerto. El tuerto era más político, esta es terca”.

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El malestar del ex guerrillero tupamaro creció al calor del cepo al dólar, que afecta al turismo y a las inversiones inmobiliarias; por la traba a las importaciones –Argentina es el tercer destino de las exportaciones uruguayas–; por los choques en la Comisión Administradora del Río Uruguay y por la negativa argentina de participar en la construcción de una planta regasificadora en el Río de la Plata.

Mujica ordenó en los últimos meses a sus ministros que guardaran silencio sobre los roces con Buenos Aires. Sin embargo, el bajo perfil y la relación cercana con CFK no sirvió para destrabar los conflictos entre los dos países. Finalmente, esta semana, luego de que en Montevideo sintieran que “el silencio no pagaba”, la crisis llegó a su máximo nivel, tras la descalificación a Cristina y al ex presidente Néstor Kirchner.

“En Uruguay se siente que los Kirchner llevan adelante una política agresiva hacia el país. Mujica tuvo la percepción de que la tirantez tenía un alto componente personal de mal relacionamiento entre Néstor y Tabaré Vázquez, y en tal sentido pensó que con un buen vínculo político e ideológico, las cosas iban a cambiar”, explicó a PERFIL desde Montevideo, Oscar Bottinelli, director de la encuestadora Factum.

Con esa idea, el jefe de Estado aprobó, con el voto en contra de toda la oposición, el tratado de intercambio de información fiscal con Argentina. “No hubo ninguna contrapartida del gobierno argentino. Mujica se siente traicionado por Cristina. Es posible que esta boutade a micrófono abierto no haya sido un descuido, sino un mensaje”, agregó Bottinelli.

Lo cierto es que en los últimos meses la oposición uruguaya presionó a Mujica para que adoptara mayor firmeza con la Argentina. En diciembre de 2011, el mandatario oriental ya había denunciado que “la oposición hacía uso de un nacionalismo antiargentino”. Un mes después, volvió a expresar el malestar del establishment político uruguayo: “La Argentina tiene una política interior que nos gustará o no. Pero es su política democrática, de su gobierno elegido. Se nos pide que le declaremos la guerra, pero no vamos a poner en riesgo a la gallina de los huevos de oro, que es el turismo”.

En julio del año pasado, los dardos entre ambas Cancillerías por el dragado del Canal Martín García elevaron el malestar en el Frente Amplio. Y Mujica volvió a enviar un mensaje a las dos orillas del Río de la Plata. “Si me tengo que tragar sapos y culebras por el trabajo de la gente, lo hago”, aseveró después que CFK suspendiera el dragado por irregularidades y denuncias de corrupción en el proceso de licitación.

“Cuando tengo que discutir con Cristina Kirchner soy muy duro”, confesó hace seis meses en una entrevista al diario oriental La Diaria. Esta semana, en el mismo tono, quebró una nueva lanza al anunciar que Uruguay construirá la planta regasificadora con o sin la participación de la Argentina.