PROTAGONISTAS
AUTORIZO LA OPERACION

De Asís Soto, el juez que falló a favor de Lanata

Habla en exclusiva quien permitió que en el país pudiera realizarse por primera vez un trasplante cruzado.

Reservado. Ayer en su casa, Soto recibió a PERFIL. “La única preocupación que tuve fue la de evitar la difusión del caso antes de la operación”.
| Marcelo Aballay

El exitoso trasplante de riñón al que se sometió Jorge Lanata tiene un protagonista hasta ahora no del todo conocido. Se trata de Francisco de Asís Soto, el juez de primera instancia que falló a favor de que se realice el primer trasplante renal cruzado en el país, en el que el periodista participó junto a otros tres pacientes.  

Como ya se sabe, Lanata recibió un riñón de una donante (Nora, según trascendió); y a su vez su hijo, Ignacio, recibió  otro de parte de Sara Stewart Brown, la mujer del periodista. Ahora, Mientras Lanata e Ignacio esperan ser dados de alta entre hoy y mañana, Soto accedió a hablar con PERFIL, para hablar de este fallo judicial que sentó un precedente en el tema de los trasplantes.

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El magistrado tiene una larga carrera en la Justicia: entre 1972 y 1974, mientras estudiaba en la Universidad de Buenos Aires, Soto integró Franja Morada. En el período 74/75 fue profesor asociado en la Cátedra de Introducción al Derecho, cuyo titular era el doctor Mario Abel Amaya, en ese entonces, diputado por la UCR. En 1984 fue designado Juez en lo Civil y Comercial Federal en la Capital Federal. Cinco años después, fue el juez que dictó el fallo que responsabilizó a Edesur, por el importante apagón de febrero de 1989. Actualmente, es juez subrogante en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil y comercial Nº 4.

Según cuenta el magistrado, la causa le cayó por sorteo. El proceso se inicio el primer día hábil de febrero y concluyó en el mismo mes. “Sé que Lanata hace referencia a un plazo mayor, quizás esté computando el tiempo que le demandó la preparación del escrito inicial”, comentó Soto, quien desde el comienzo llevó adelante este caso con suma discreción: “El tema sólo lo traté con la secretaria del juzgado, la doctora Liliana Viña, que fue la funcionaria que tuvo a su cargo la tramitación de la causa.

—¿Se acercó algún colega a felicitarlo?
—No. Como no tuvo difusión mi nombre, nadie pudo expresar hasta ahora su opinión sobre el fallo.

 —¿Le presentó algún tipo de complejidad este caso?
—En función de la experiencia que uno tiene en el fuero, no tuvo demasiadas complejidades. Me refiero al ángulo que a nosotros los jueces nos interesa, que la ley nos encomienda y que tiene que ver con asegurar la voluntad del consentimiento de la donación y que no se tratara de una supuesta venta de órganos. Sí, tuvo la particularidad que se trataba de un personaje como Lanata. Y por otro lado, era el primer caso de un trasplante cruzado por el que se pedía autorización. En el caso en sí, estaban cumplidos todos los recaudos que se exigen.

—¿Se refiere a los estudios previos de los pacientes?
—Exacto. Muchas veces concurre gente donde no están dados los requisitos necesarios, y ni siquiera se puede empezar a tramitarlos. En este caso, las históricas clínicas de los pacientes hicieron que no exista ninguna duda en cuanto a esta solución porque era obvio que los dos receptores salían más beneficiados con el trasplante cruzado. Le aclaro que el proceso es muy particular: interviene el Incucai, médicos especialistas y el fiscal en representación de los intereses del Estado. Por eso la actuación mía está muy controlada para conseguir esos fines.

—Pero usted, como juez, fue la persona última en esta cadena para autorizar este hecho inédito. Ya fueron dados de alta dos de las cuatro pacientes y se espera que en las próximas horas, los receptores, entre ellos Lanata, sean dados de alta. ¿Se siente contento de haber fallado a favor para este transplante tan particular?  
   —La verdad que sí. Ahora esperamos que pronto los protagonistas estén restablecidos. Soy un hombre de hace muchos años en la Justicia y, cuando ve los resultados, uno tiene una gran satisfacción.

—Este caso tomó relevancia por estar involucrado un paciente públicamente conocido. ¿Para decidir el fallo, cuánto pesó esta situación?
   —La decisión la tomé cuando tuve los informes médicos y ambientales que tardaron dos o tres días. Al tener la conformidad del Ministerio Público Fiscal no existió ningún impedimento para tomar una decisión favorable en forma inmediata. Por la persona de que se trababa la única preocupación que tuve fue la de evitar la difusión del caso antes de la operación, así lo había pedido el letrado de Lanata.

    —¿Pudo conversar con Lanata posteriormente?
     —No aún, pero no creo que falte la oportunidad.