“Les quiero dar un abrazo a mis médicos Héctor y Gonzalo, ellos me dieron la tranquilidad necesaria para poder transplantarme. Les voy a estar eternamente agradecida”, escribió Natalia Mozzatti, junto a la foto de su abrazo, feliz y de blanco radiante, en la página de Incucai.
Por suerte, hay miles de historias como las de Natalia, en Argentina. Y pese a la pandemia y la tristeza global, llegan buenas noticias. Desde el 20 de marzo, 214 pacientes de todo el país recibieron un órgano o tejido trasplantado, gracias a la concreción de 68 operativos de donación . Una movida muy compleja, si pensamos que cada transplante involucra el trabajo de un mínimo de 150 personas. Y todo esto lo logra INCUCAI, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante.
Pocos días antes de conmemorar este año otro 30 de mayo, Día Nacional de la Donación de órganos en Argentina, INCUCAI lanzó una campaña de concientización sobre su labor. Con el hashtag #AbrazosDeVida, el organismo invita: “Hoy los abrazos nos conectan. Compartí tu foto o tu video contándonos. Vos a quién querés abrazar?” La imagen de la campaña es Matilde, una muñeca de brazos abiertos, diseñada por el artista plástico Felipe Giménez. Con un gesto invita a abrazar la vida, como se abrazan las buenas causas. Hoy, a las 12:30 hs. INCUCAI realizará una transmisión en vivo en Instagram, en la que el artista Felipe Giménez contará cómo nació su nueva inspiración, Matilde.
El Incucai depende del Ministerio de Salud de la Nación y es el organismo que lleva el registro, las listas de espera y coordina la asignación de órganos, tejidos y células en Argentina. Actúa en forma coordinada con 24 organismos provinciales para que el acceso al sistema “dono y/o recibo” sea trasparente y equitativo.
En total, desde el 20 de marzo, cuando comenzó el confinamiento, se realizaron 156 trasplantes de órganos (95 trasplantes renales, 36 hepáticos, 15 cardíacos, 1 pulmonar, 1 pancreático, 5 renopancreáticos y 3 hepatorrenales) y 58 de córneas. A pesar de que varios países líderes en transplantes – España, por ejemplo- suspendieron toda la operatividad, el Ministerio de Salud de la Nación Argentina no quiso hacerlo y la cadena de trasplantes y ablaciones nunca se cortó. En la provincia de Buenos Aires se practicaron 18, y le siguieron Santa Fe (10), Córdoba (7), Ciudad Autónoma de Buenos Aires (7), Tucumán (6), Entre Ríos (3), Misiones (3), Mendoza (3), Jujuy (3), Río Negro (2), Santiago del Estero (2), Corrientes, San Luis, Neuquén y Tierra del Fuego.
En 2019 hubo récord de donantes y trasplantes de órganos en Argentina
¿Influyó negativamente la significativa baja en la tasa de accidentes de tránsito? No tanto, así lo explica el Dr. Sergio Cappiello (MN 104406), jefe médico de Vittal: “Los trasplantes se nutren en un porcentaje importante de víctimas de accidentes de tránsito. Este grupo, claramente ha disminuido. Pero sigue presente un grupo igual o más numeroso de pacientes con patología neuromuscular”. Por otra parte, los donantes se aprovechan al máximo: “Una sola persona puede beneficiar a múltiples pacientes. Incluso el receptor puede recibir varios órganos en simultáneo del donante con muerte encefálica (hígado, riñón, pulmón, córneas, corazón)”, aclara. Por otra parte, por ley, sólo se aceptan los órganos que sean donados por una persona que esté internada en una terapia intensiva y con muerte cerebral. Si tuvo un paro cardíaco, ya no podrá ser donante, donde quiera que se encuentre.
Toda esta actividad está regulada por la Ley 24.193 de Trasplante de Órganos y Tejidos, que se sancionó en 1993. Pero hubo un antes y un después en julio de 2018, cuando se promulgó la Ley Nº27.447 que modificó varios ítems de la original. La propuso el senador Juan Carlos Merino (Cambiemos) y se la conoció como Ley Justina, porque el caso de Justina Lo Cane puso en evidencia las falencias y zonas oscuras de la legislación vigente. Esta niña de 12 años había nacido con una cardiopatía congénita, detectada a los 18 meses de vida. Estuvo internada durante dos meses en la Fundación Favaloro, pero los donantes que surgían no eran compatibles (entre ellos estaba el ofrecimiento de los padres de Abril Bogado, la jovencita de La Plata que había sido asesinada durante una entradera). Finalmente Justina falleció, luego de una amputación de la pierna y cinco dedos del pie, una consecuencia inevitable de su patología). Pero sus padres y hermanos intensificaron la campaña que ya habían lanzado, “Multiplicate x7”, para concientizar a los compatriotas de que por cada persona que aceptara donar sus órganos, otros siete sobrervivirían. A diferencia de su par uruguaya, la Ley Justina permite que todos los argentinos puedan recibir un trasplante, aunque hayan manifestado que no quisieran ser donantes. Es decir, no deja a nadie afuera. Se determina que a los 18 años una persona ya pueda expresarse por sí misma para ser donante, tanto afirmativa o negativamente. Que puede cambiar de idea y arrepentirse; que puede enviar un telegrama gratuito por Correo Argentino negándose a donar sus órganos; que puede registrarse como donante al renovar su DNI; pero ante todo, que todos somos donantes si antes de morir no nos opusimos expresamente a serlo.
Luego de la sanción de la Ley Justina, el panorama cambió radicalmente. Así lo expresaba el director de INCUCAI de aquellos años, Dr. Alberto Maceira, especializado en Terapia Intensiva: “Desde la ley Justina la oposición de las familias a donar bajó de 40% a 17%”, detalló en su momento.
En 2019 hubo récord de donantes y trasplantes de órganos en Argentina
Los pacientes que ingresan a Incucai están clasificados según varias categorías: por grupo sanguíneo, lugar de residencia, nacionalidad, histocompatibilidad, ente financiador, antigüedad en lista de espera, sexo, edad, equipo de trasplante, diagnóstico, centro de diálisis, situación clínica, etc. Una simple mirada arroja varias sorpresas. En este momento hay 8947 pacientes en lista de espera. Los órganos más demandados son riñón (5214), córneas (1804), hígado (1329) y pulmones (257). El grupo de 50 a 59 años concentra la mayor necesidad de un donante, 22% del padrón y por supuesto, y lo que más precisan es un riñón nuevo. La demanda es ligeramente mayor en el segmento masculino (4908 contra 4039 pedidos de la población femenina). Y otra curiosidad es la nacionalidad: del total, 8520 son argentinos, pero hay una cifra importante de paraguayos, bolivianos, chilenos y peruanos; tantos uruguayos como italianos y españoles; sólo 9 brasileños y finalmente un listado de banderitas de todos los continentes, desde Corea del Sur hasta Alemania, desde Laos a Senegal. Cabe aclarar, que para recibir un órgano en Argentina hay que tener la residencia permanente. Y finalmente, el amargo dato de la lista de espera. El 25% de los empadronados lleva entre 3 y 7 años de espera del órgano o tejido que necesitan para seguir con vida. Lo más habitual es que no haya buenas noticias antes de los 2 años de espera (caso del 20% del padrón).
El 30 de mayo se conmemora la donación de órganos, porque fue un 30 de mayo de 1997 el día en que nació el hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante de hígado en un hospital público. "Ahora mi vida es mía", dijo Natalia Mozzati a la agencia Telam y durante su entrevista contó que le diagnosticaron una enfermedad renal diez años atrás. Esta Licenciada en Turismo correntina recibió un riñón luego de ocho años y 8 meses de diálisis. “En esta situación de pandemia "una se replantea todo en la vida. Y pensé que debía seguir esperando, así que cuando me llamaron, fue un milagro".
"Abrí los ojos después del trasplante con una sonrisa que no se me borra. "Estoy muy agradecida con mi donante y con el equipo del Instituto de Cardiologìa de Corrientes que es el centro de referencia en mi provincia, para trasplantes. Está buenísimo que la gente sepa que es posible acceder a los trasplantes a pesar de la pandemia", subrayó.