La inflación de Brasil cayó por debajo de la meta en junio para alcanzar su nivel más bajo desde septiembre de 2020, lo que agregó presión sobre el banco central para que comience a reducir las tasas de interés en su próxima reunión.
Datos oficiales publicados el martes mostraron que los precios al consumidor aumentaron un 3,16% frente a un año antes, por debajo del 3,94% de mayo, aunque ligeramente por encima de la mediana de las estimaciones de los analistas encuestados por Bloomberg, de un 3,14%. Frente al mes anterior, los precios cayeron un 0,08%.
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La inflación anual ha retrocedido desde su máximo de 2022, de 12,13%, cayendo durante 12 meses consecutivos bajo el peso de costos de endeudamiento de dos dígitos. Sin embargo, el lastre resultante para la economía está enfureciendo al presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se ha comprometido a generar crecimiento y prosperidad en su tercer mandato.
Desde que volvió al poder en enero, ha exigido menores tasas de interés. Pero los banqueros centrales, que son autónomos del Poder Ejecutivo, hasta ahora se han resistido a sus demandas.
El informe de precios al consumidor del martes agregará aún más presión sobre los encargados de política monetaria para que comiencen la flexibilización monetaria en la reunión del próximo mes. La tasa de inflación anual ahora está por debajo del objetivo del banco para este año, del 3,25%, mientras que las lecturas subyacentes de inflación también registraron caídas en el mes.
A pesar de las señales de que su estrategia está dando sus frutos, el banco central se mantuvo cauteloso en su última reunión en junio y mantuvo la tasa Selic en un máximo de seis años de 13,75% por séptima reunión consecutiva.
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En junio, los precios de los alimentos y las bebidas cayeron un 0,66% y los costos de transporte bajaron un 0,41%, siendo los principales catalizadores de la caída mensual. Mientras tanto, los costos de la educación aumentaron un 0,06% y los gastos personales ganaron un 0,36%.
Incluso si se espera que la inflación se acelere nuevamente en los próximos meses, el argumento para mantener estables costos de endeudamiento es cada vez más difícil de defender. El crédito se está agotando para los brasileños y las empresas regulares, la demanda está cayendo y Lula y su equipo discrepan del titular del banco central, Roberto Campos Neto, casi a diario.
“La inflación está cayendo y pronto la tasa de interés comenzará a bajar porque el presidente del banco central es terco, pero no tiene más explicaciones”, dijo Lula cuando se dieron a conocer los datos.