CICLO DE ENTREVISTAS
USBA

Matías Kulfas: “Se han ido reduciendo los apoyos hacia Cristina”

El ex ministro de Producción y Desarrollo participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes del Posgrado de Periodismo de Investigación del Grupo Perfil. La necesidad del peronismo de aggiornarse. Y qué es lo que más preocupa de la gestión de Javier Milei.

Matías Kulfas
Matías Kulfas durante el Ciclo de Entrevistas | Ciclo de Entrevistas

Matías Kulfas participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) y la Universidad del Salvador (USAL), en la que puso en duda la capacidad de liderazgo de Cristina Kirchner. “Es imposible desconocer el papel central que tiene Cristina como la persona de mayor referencia. Pero también creo que se han ido reduciendo los apoyos hacia Cristina. Hay mucha gente que está desencantada de su forma de liderazgo, de las contradicciones a las que ha incurrido y, sobre todo, con la falta de proyecto hacia adelante”, sostuvo.

El ex ministro de Producción y Desarrollo Sostenible del Frente de Todos también expresó su preocupación por las medidas económicas que viene implementando Javier Milei. “Lo que estamos viendo es un programa que está basado en un ajuste fiscal sangriento y sin antecedente en la historia argentina, está provocando una recesión realmente muy grave y aún no se está dimensionando el impacto que va a tener en los próximos meses”, señaló Kulfas en el Ciclo de Entrevistas coordinado por Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación.

En su libro. Peronismo para el Siglo XXI, usted señala los desafíos hacia el futuro para el justicialismo. ¿Qué rol cumple en ese sentido la discusión sobre la industrialización en Argentina?

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—Dentro del peronismo hay coincidencias absolutas y la necesidad de industrializar el país. Creo que hay algunos sectores que todavía tienen en la cabeza la vieja industrialización del Siglo XX. Otros sectores, en cambio, han ido para el lado de proponer una industrialización más basada en pequeñas empresas o cooperativas. Todo esto requiere un proyecto mucho más claro y definido, que es lo que escribí en mi último libro Peronismo para el siglo XXI. Son muchas las cosas que ejecuté o llevé parcialmente adelante cuando me tocó ser Ministro de Desarrollo Productivo. Acciones que tenían que ver con entender el papel que juegan las cadenas globales de valor, que lugar pueden tener Argentina esas cadenas globales, el peso que tienen las nuevas tendencias mundiales, como es la agenda verde, es decir la industrialización verde, la digitalización de la economía, el papel estratégico que tienen algunos materiales críticos como es el caso de la minería de litio y de cobre, que son fundamentales para la electromovilidad. Todo esto conforma un montón de elementos que permiten pensar en una Argentina que se industrialice, que tenga un papel en esas cadenas de valor a nivel internacional. Mi posición al respecto es que el peronismo tiene un papel muy activo y esto no se resuelve ni con las recetas de libre mercado como proponen algunos sectores políticos de Argentina, entre ellos quienes tienen hoy la presidencia, ni tampoco con posiciones simplemente estatistas que piensen que el Estado va a resolver todo. Ahí hay una estrategia que hay que refregar y el peronismo puede liderar esa estrategia.

¿El peronismo está carente de ideas?

—Pienso que el peronismo mantiene sus principios históricos bien firmes, creo que el gran problema tiene que ver con un aggionarmiento, una actualización de esas ideas frente a algunas recetas que no han funcionado bien en los últimos años. Estoy a favor de un peronismo que sostenga sus principios históricos a favor de la justicia social, del desarrollo, de la incorporación de la mayor cantidad de gente de la sociedad, de luchar contra la pobreza y la desigualdad. Creo que hay que hacerlo teniendo en cuenta las tendencias del Siglo XXI: qué significa industrialización en este siglo, tecnología, economía del conocimiento, y tener una estrategia para una macroeconomía estabilizada. Este ha sido uno de los grandes puntos débiles del peronismo y explica en gran medida los cambios políticos que han ocurrido en Argentina en los últimos tiempos.

¿Cristina tiene la lapicera en el peronismo?

—Es una buena pregunta porque está claro que está habiendo una discusión y es imposible desconocer el papel central que tiene Cristina como la persona de mayor referencia. Pero también creo que se han ido reduciendo los apoyos hacia Cristina. Hay mucha gente que está desencantada de su forma de liderazgo, de las contradicciones a las que ha incurrido y, sobre todo, con la falta de proyecto hacia adelante. Porque la única referencia de la que se habla es de los logros del pasado. Yo soy una persona que hace un balance positivo, aunque también tengo un montón de críticas de las limitaciones que tuvo esa etapa, pero aun reconociendo eso está claro que el contexto es otro, Argentina es otra y se necesita un proyecto para adelante. Esto está ausente en el liderazgo de Cristina y de Máximo Kirchner. Por eso es por lo que cada día aparecen más cuestionamientos y yo creo que, efectivamente, esto va a ir generando nuevos liderazgos, nuevas ideas y proyectos políticos para el peronismo porque si esto no llegará a ocurrir se corre un serio riesgo de que se empiece a desvanecer el peronismo como una alternativa real.

Usted dice que el liderazgo a futuro está ausente en Cristina y en Máximo. ¿Podría profundizar esa reflexión?

—En esto no hago más que describir lo que uno ha visto en los últimos años. Ha pasado incluso, recientemente, verla a Cristina diciendo que tenemos que generar una propuesta con determinados temas, lo que termina reconociendo que no tiene esa propuesta. En febrero, Cristina publicó una extensa carta, muy larga con 33 páginas, donde en las primeras 28 termina repitiendo más de lo mismo: que el déficit fiscal no es importante y un montón de cosas que ya han sido contrastada por la realidad y que muestra un error de concepto muy importante. Pero al final, ella abrió la discusión de temas que eran temas históricamente tabúes para el kirchnerismo y, en buena manera para el peronismo, como la idea de una actualización en la legislación laboral, algo que es muy necesario para el mundo de las pymes, como las plataformas, simplificar la estructura impositiva. Fue algo positivo porque se abrió la discusión, pero al día siguiente no pasó nada. Después de haber incorporado esos temas lo que uno esperaba era que el Instituto Patria y los técnicos del kirchnerismo presentaran proyectos y generaran propuestas. Pero nada de esto ocurrió. Se sigue enfatizando los logros del pasado, un diagnóstico equivocado. Para quienes trabajamos hace rato en propuestas alternativas, yo creo que es fundamental un régimen laboral para pymes porque en más de 25 años de trabajo con el segmento productivo, he visto infinidades de situaciones de juicios laborales injusto, de regímenes que son sumamente rígidos y complejos para el mundo PyMES. Esto ha sido una traba para formalizar el empleo en el mundo pyme donde hay cuatro millones de empleo en negro hace mucho tiempo. Es fundamental que la podamos discutir desde el peronismo, porque si no pasa que terminan apareciendo propuestas muy disruptivas y negativas desde la derecha. Ocurrió este año con la Ley Bases, y seguramente, seguirá ocurriendo en el futuro.

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¿Cristina tuvo algo que ver con esa falta de cohesión que usted menciona que sufrió el Frente de Todos?

—Sí, no cuento nada que no haya tomado estado público porque lamentablemente la interna fue, absolutamente, desplegada a cielo abierto. Digo, lamentablemente, porque en todos los gobiernos hay diferencias. Lo malo es que esa interna haya sido desplegada de manera tan salvaje e intensa como se manifestó. Hubo internas que se dieron en la gestión de algunas áreas en particular, por ejemplo, Energía donde muchos funcionarios tomaban un rumbo que iba en contradicción de los ministros del área. Obviamente es muy difícil para cualquier gobierno cuando un funcionario dice una cosa y los de abajo no le responden, o van en un sendero diferente. Peor aún en un escenario tan complicado como el que le tocó atravesar a la Argentina.

¿Cristina fue responsable por la interna del Frente de Todos?

—Si, absolutamente. Lo manifesté incluso en mi carta de renuncia y en varias instancias donde me tocó conversar sobre el tema, no es algo nuevo. Es evidente que en diferentes instancias aquel contrato electoral que fuera planteado inicialmente se viera modificado. Ustedes recordarán aquel sábado de mayo de 2019 que nos despertamos con un video donde Cristina anunciaba que iba a integrar la fórmula que iba a liderar Alberto Fernández. Básicamente, ella daba dos o tres argumentos para explicar los motivos de esa decisión. Uno, que ya no tenía sentido seguir hablando de los logros del peronismo entre 2003 y el 2015, sino que el mundo había cambiado y había que actualizar la agenda económica. Otro, que había una crisis muy grande y que requería otra forma de enfrentar esa crisis y el tercero, que era necesario ampliar el esquema de gobierno porque la coalición que debía gobernar tenía que ser más amplia que la que compitiera electoralmente. En ese marco, Alberto Fernández, por su característica, por su papel más dialoguista, más amplio y más al centro de la política; era la persona indicada. Entonces, la pregunta que uno se hace es qué pasó que pocos meses después de haber tenido éxito electoral todo eso que parecía positivo y necesario pasó a ser algo negativo: como acusar a Alberto de moderado, de tibio, de no ir a fondo contra los intereses creados, las corporaciones y de sacarse foto con diferentes actores de la vida económica y social, justamente, buscando esos consensos. Tampoco quiero vivir eternamente haciendo la autopsia del gobierno de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, pero creo que es evidente que hubo una responsabilidad muy grande de Cristina en términos de que modificó lo sustancial del contrato electoral y también de Alberto, obviamente, que no terminó de definirse. Ni fue a fondo con sus convicciones, ni tampoco pactó con ella un nuevo esquema de gobierno. Todo esto terminó desdibujando al gobierno y lo llevó a una crisis muy grande que se expresó en agosto de 2022 con esa corrida cambiaria que lo puso entre las cuerdas y lo obligó a modificar de raíz la forma de funcionamiento del Gobierno.

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En otro libro que usted publicó, Los tres kirchnerismos, fue muy crítico con el último gobierno de Cristina. ¿Alguna vez habló con Cristina sobre se libro?

—Es un tema que nunca ha sido dialogado frontalmente. Yo me enteré de que Cristina estaba disgustada con ese libro por declaraciones públicas que hizo, lo caracterizó diciendo que era un libro que yo había escrito en contra de ella. Mi sensación, después de haber escuchado ese comentario, es que no hubo una lectura de ese libro. En todo caso habrá leído algunos párrafos aislados, una lectura muy parcial porque Los tres kirchnerismos es un balance positivo de la época y que rescata muchas cosas, pero también hace referencia a algunas críticas, en especial a las limitaciones que tuvo la política industrial energética, en particular, el deterioro de la gestión macroeconómica. Sobre todo, en la última gestión de Cristina Kirchner entre el 2011 y el 2015. Cristina ha sido muy criticada públicamente, ha sido insultada, nunca van a haber escuchado de mi boca insultos o descalificaciones hacia Cristina ni nadie del Kirchnerismo. Lo mío son análisis que, por supuesto, cualquiera puede estar a favor o en contra, coincidir total o parcialmente; pero de ninguna manera lo pueden caracterizar como un libro escrito en contra de alguien.

¿El gobierno de Alberto terminó siendo una oportunidad desaprovechada para el peronismo?

— Creo que sí. La situación fue sumamente adversa tanto desde el inicio del Gobierno de Alberto Fernández como la cantidad de sucesos negativos que ocurrieron (la pandemia, la guerra de Ucrania, la sequía), pero más allá de eso me parece que hubo un camino marcado al inicio que iba en el sendero de la normalización económica. Apuntaba a reducir gradualmente la inflación y los desequilibrios macroeconómicos. Creo que lamentablemente la falta de cohesión interna en un escenario sumamente delicado terminó haciendo perder esta oportunidad de dejar un escenario mejor que el que se había tomado. En algunas cosas se vieron mejoras. El nivel de empleo que dejó Alberto fue mejor que el que recibió. Hubo baja de desempleo, hubo algunas mejoras momentáneas de caída de la pobreza. Lamentablemente, las dificultades para ordenar esa macroeconomía tan desequilibrada impidieron generar resultados mejores y sobre todo dejar plantado, lo que para mí es fundamental, que es la semilla de un peronismo renovado que sea capaz de ordenar la macroeconomía y plantear esta estrategia de desarrollo productivo y tecnológico acorde a los desafíos del Siglo XXI.

Usted explicó que uno de los aspectos positivos del gobierno de Alberto fue el crecimiento del empleo. ¿Sirve el crecimiento de la tasa de empleo cuando esos asalariados se encuentran por debajo de la línea de pobreza?

—El problema de la inflación fue sumamente nocivo y golpeó los ingresos, se produjo la existencia de algunos trabajadores que, aun teniendo trabajo, estaban en dificultades para llegar a exceder a un ingreso de canasta básica. Dicho esto, siempre es mejor trabajar con bajos niveles de desempleo y poder trabajar en una estrategia de reducción de la inflación y de mejora de los ingresos a entrar en esta suerte de coma inducido que nos llevó este gobierno, que, con la expectativa de bajar rápidamente la inflación, se produce una recesión y ajuste fiscal de dimensiones históricas que está provocando una caída del empleo fenomenal. No es normal que se produzca una caída de 100.000 empleos en unos pocos meses, además de la caída del salario real que golpea a todos los sectores. Se trató de una economía que operó, bajo el gobierno de Alberto, con altos índices de inflación debido a los desequilibrios macroeconómicos tanto de los heredados como los que se gestaron en ese periodo; creo que la respuesta que ha dado el gobierno de Milei sirvió para aumentar de manera drástica la presencia de pobres en Argentina y aumentar el desempleo.

Usted habló de las internas dentro del gobierno anterior. ¿Cómo ve lo que está pasando en la Provincia de Buenos Aires entre Axell Kicilof y Máximo Kirchner?

—Esa es otra de las muestras de que hay un problema que es bastante profundo porque, desde mi punto de vista, y con todas las diferencias que tengo, creo que Axel Kicillof es el cuadro político más importante que ha generado el Kirchnerismo o el Cristinismo. Cuesta entender cuáles son las diferencias políticas de fondo que han llevado, hace rato, a generar una pelea interna contra Kicillof. Lo vimos después de las elecciones de 2021 que prácticamente hubo una intervención del gobierno provincial a cargo de Martin Insaurralde y lo vemos permanentemente donde hay una obturación a la figura de Kicillof. Tuvo una frase, que yo coincido, que es la idea de que hay que escribir una nueva canción: es necesario renovar las ideas del peronismo. Pero la reacción que tuvo inmediatamente, fue criticarlo. Desde mi punto de vista, se instala cada vez más la idea de un proyecto más personalista y familiar de mano de Cristina y de su familia. Creo que hay un problema serio, en vez de estar debatiendo sobre la figura de Milei, una figura disruptiva y negativa para la Argentina, estamos todavía en la etapa de discutir la interna del peronismo y del agotamiento del ciclo de liderazgo de Cristina y de Máximo.

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¿Con qué dirigente del peronismo se siente más identificado?

El tema central hoy no es tanto de nombres sino de proyectos. Creo que el gran problema que tiene hoy el peronismo es que, en esa distribución y pujas de nombres, de haber entrado a un sendero tan personalista terminó perdiendo el sentido colectivo de proyecto económico. Mi gran apuesta y mi trabajo particular con mi último libro (Peronismo para el siglo XXI) tiene que ver con eso, con volver de dotar de contenido. Yo hago una propuesta, no creo tener todas las respuestas necesarias, pero al menos un disparador para esa discusión. Es evidente que esto es lo que tiene que volver a unificar, una renovación de ideas, una actualización porque la sociedad ha tomado otro camino como es el proyecto de Milei que es sumamente nocivo para el país, pero es evidente que las contradicciones que ha tenido el peronismo explican en parte esta realidad.

¿Qué es lo que más le preocupa de la gestión de Milei en materia económica?

—Me preocupa el rumbo general, mucho más allá de alguna medida actual. Lo que estamos viendo es un programa que está basado en un ajuste fiscal sangriento y sin antecedente en la historia argentina, está provocando una recesión realmente muy grave y aún no se está dimensionando el impacto que va a tener en los próximos meses porque esto es acumulativo donde está prácticamente detenida la obra pública con todo lo que eso implica, porque no hay manera de suplantar la inversión pública. El mantenimiento que necesita la estructura pública ya venía deteriorado por muchos años de baja inversión, y ahora la inversión nula transforma el escenario en uno realmente preocupante. Genera una recesión muy grande. Se pueden dar dos escenarios: Uno positivo, dónde el plan tiene éxito, logra bajar la inflación, pero el costo será muy alto, de recesión, desempleo y una economía que se achica. El segundo es un escenario negativo dónde ni siquiera dé resultado. La economía no se termina de acomodar, el atraso cambiario obligue a nuevas devaluaciones y eso vuelva a generar un aumento de la inflación. Es un gobierno sumamente reaccionario que se manifiesta en contra de consensos básicos que Argentina había logrado. Tienen un nivel de atraso conceptual e ideológico para Argentina que los pone a muchos a la defensiva y la necesidad de salir de este letargo o discusión interna y empezar a tener un proyecto alternativo porque el daño que está generando y que va a generar en los próximos meses esta política es sumamente nocivo para el pueblo argentino.

Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de Perfil Educación y le damos la oportunidad de cerrar con un comentario final.

—Para mí es un placer, tengo buena relación y una admiración por el trabajo que hacen en Perfil. Desearles la mejor de la suerte a los estudiantes, es muy necesario tener jóvenes periodistas comprometidos, que estudien y que conozcan bien el oficio y que puedan aprovecharlo para investigar e informar bien sobre la realidad. Me alegra que estén haciendo un espacio de libertad periodística como es la Editorial Perfil.


Marcos Pereyra y Alejandro Castriota
Estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación
Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)