Al estilo Lava Jato brasileño, luego extendido a gran parte de América, el Fifagate y, en especial, los dichos ante la Justicia estadounidense del argentino Alejandro Burzaco amenazan con implosionar en tradicionales estructuras de negocios públicos y privados.
El ex CEO de Torneos, la empresa que manejó a discreción la televisación del fútbol argentino y continental durante más de veinte años, no es un arrepentido cualquiera. Detenido por el pago millonario de coimas, solo puede mantener su condición de detención privilegiada en Nueva York si muestra con pruebas quiénes y cómo recibieron sobornos.
No sorprende que el principal receptor y distribuidor de millones y millones de dólares irregulares haya sido, según Burzaco, el ya fallecido Julio Grondona. Sus 35 años al frente de la AFA y como capo de la FIFA se explican no solo desde su muñeca política o viveza criolla: la billetera seduce. Ahora se comprueba que la tenía más que abultada.
Pero en la semana que pasó, durante varios días, Burzaco cruzó la frontera Grondona y se animó a agujerear a muchos otros dirigentes deportivos, funcionarios públicos y empresas privadas. Nos enfocaremos en los nuestros, claro.
Apuntó que los ex Fútbol para Todos, el coordinador Pablo Paladino y el abogado Jorge Delhon, habían recibido coimas. Por qué habrían recibido de una compañía como Torneos un dinero si la transmisión empezaba a ser pública obedece al típico relato K. En varios casos debieron subcontratar a Torneos (a) Los Secuestradores de los Goles para que llegara la imagen a todos los hogares, porque eran los únicos en condiciones técnicas de garantizarlo.
Delhon decidió quitarse la vida tirándose bajo un tren. Paladino resquebrajó el código de silencio: dijo que ellos ejecutaban las decisiones que se tomaban en Jefatura de Gabinete (teléfono para Abal Medina, Capitanich y Aníbal Fernández) y en Legal y Técnica, o sea, Zannini. Ah, y que también se metía Máximo, el hijo presidencial.
Paladino jura no haber cobrado un peso y se apoya en un fallo judicial, que lo sobreseyó hace unos meses, gracias al invalorable aporte de la Sala I de la Cámara Federal porteña, con el destituido Eduardo Freiler a la cabeza. “Corruptos baratos”, opinó Víctor Hugo Morales.
Burzaco también salpicó a las principales empresas que transmiten y organizan el fútbol desde hace décadas en el continente. Cada una de ellas desmintió la denuncia del ex jefe de Torneos, incluida Fox Sports, que firmó un contrato falso para cubrir sobornos, de acuerdo a Burzaco. Fox Sports acaba de quedarse con los derechos de la Superliga argentina junto a Turner. Menos mal que estos son tiempos de total transparencia.
El arrepentido se encargó de dejar clarísimo que el Grupo Clarín no sabía ni participó de este esquema sucio. Torneos y Clarín fueron socios en las empresas TeleRed Imagen (Trisa) y Televisión Satelital Codificada, que durante casi dos décadas manejó la transmisión del fútbol argentino, hasta que irrumpió la venganza de Cristina y la traición de Grondona para alumbrar el FpT.
El ventilador no paró. Burzaco explicó que su hermano Eugenio, actual secretario de Seguridad de la Nación, lo ayudó económicamente en la situación difícil que atraviesan él y su familia. El funcionario hizo una vaquita entre amigos para la fianza, según reveló Perfil.com, lo que no cayó bien entre otros colegas del Gobierno.
Tampoco cayó muy bien en ese micromundo que Burzaco admitiera que coimeó a Boca. “Le hicimos distintos pagos durante un período de tiempo”, confesó sin entrar en detalles ni mencionar en qué momento. Mauricio Macri saltó a la política desde la presidencia de Boca, que desde hace años es presidido por el amigo e influyente presidencial Daniel Angelici. En el último mes Angelici fue sobreseído en dos causas. Menos mal que cambiamos.