COLUMNISTAS
Cambio de paradigma

China le habló al mundo

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Asamblea Popular Nacional. El 5 marzo el primer ministro, Li Qiang. | AFP

En el marco de la Asamblea Popular Nacional, el pasado 5 de marzo el primer ministro, Li Qiang –con el respaldo de la presencia del presidente Xi Xinping– dio un mensaje a la comunidad  internacional.

El segundo hombre del poder de China, por un lado, clarificó las dudas sobre el crecimiento económico –que ubicó “alrededor de 5% en 2024”– y, como un mensaje en sintonía con Davos, sostuvo que su país “levantará las barreras a la inversión foránea” y “reducirá los aranceles de importación a la tecnología y equipos avanzados”. Por otro lado, expresó que la meta nacional será “crear más de doce millones de nuevos empleos urbanos”.

Asimismo, adelantó que el gasto militar subirá 7,2%. Cifra que significa 1,66 billones de yuanes (231.400 millones de dólares) y que apunta a equilibrar el aumento de los presupuestos europeos, contrabalancear a los Estados Unidos, y mantener la presión sobre Taiwán. Esto último, se enmarca en la escalada del conflicto y las tensiones en el área del mar de China y la consolidación de coaliciones lideradas por Estados Unidos en la región como el  AUKUS, el QUAD, Indo-Pacific Economic Framework for Prosterity y el I2U2 Group: India, Israel, United States and the United Arab Emirates.

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Para que no queden dudas, el primer ministro afirmó que China se opondrá “decididamente a las actividades separatistas, dirigidas a la independencia de Taiwán y a la interferencia externa” de otros países. A su vez, calificó al presidente electo de Taiwán, Lai Ching-te como un “separatista”. Lo distintivo y que merece un grado de observación más profunda en el discurso, es la afirmación que China  buscará el “desarrollo pacífico”, de sus relaciones con Taiwán, pero sin el compromiso de una “unificación pacífica”.

En relación con la política internacional, el primer ministro manifestó que Pekín mantendrá su “política exterior independiente de paz y (...) desarrollo pacífico”, pero aclarando que “se mantendrá firme en oponerse a todas las acciones hegemónicas, prepotentes e intimidatorias”, en una clara alusión a los Estados Unidos, sus aliados y a occidente en general.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi –en una conferencia de prensa paralela a la Asamblea–, afirmó que  China promueve un mundo de múltiples polos enmarcado en una igualdad “ordenada” y una globalización económica inclusiva, que beneficie a todos los pueblos que se inspire en la carta de la ONU.

Sostuvo que, la “multipolarización” igualitaria implica la igualdad de derechos, oportunidades y reglas para todos los países. Esto fue reforzado por la afirmación de que ya “no se debe permitir que, ciertos o unos pocos grandes países, monopolicen los asuntos internacionales” y que las decisiones sean tomadas por “quienes tengan el puño más fuerte”.

Asimismo, China imagina un mundo más simétrico en el cual “la globalización universalmente beneficiosa implica hacer más grande la torta del desarrollo económico, y repartirla de forma más equitativa”, para que “la gobernanza global sea más justa y equitativa”.

Finalmente y como una melodía para el Sur Global, insistió en que “la globalización inclusiva implica apoyar a cada país para que encuentre el camino de desarrollo, acorde con sus condiciones nacionales”. Todo esto será posible si se evita “un modelo único de desarrollo y rechazando el unilateralismo y el proteccionismo, que buscan beneficios egoístas a expensas de los demás”.

El discurso es claro y promueve un horizonte normativo de cambio, en los paradigmas de las relaciones internacionales. Se comprobará con el correr de los años si estos postulados pueden traspasar la doble dinámica del poder político realista, y del capitalismo expansivo. Ambas dinámicas sistémicas, en la cual China ya está transitando.

*Profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Austral.