Querido Jorge, ya sabrás que el diplomático americano Tex Harris murió ayer. Bob habló con él la misma noche y estaba bien: terminó la llamada diciendo un “Irish joke”. Isabel Mignone del Carril nos avisó esta mañana y recién Carlos Ossorio mensajeó que no sabía nada. Por eso te aviso, por si no ha llegado la noticia. Fue un héroe en su actuación durante la dictadura y tuvo que aguantar consecuencias por esa actitud digna.
Yo te escribo porque Bob ha sido operado de la espalda y todo fue un éxito pero no puede hacer muchos movimientos. Espero que la estén pasando bien, Cariños.
Maud Cox, mujer de Bob Cox
(medianoche del lunes 24)
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Allen “Tex” Harris, el ex enviado permanente en la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires de la Secretaría para Derechos Humanos y Asuntos Humanitarios del presidente James Carter entre 1977 y 1980, fue el diplomático a cargo de reportar desapariciones y salvar vidas con denuncias tempranas.
Se acusó al Presidente de negacionista y de no haber participado en actividades en defensa de los derechos humanos
Tex Harris es una leyenda en el cuerpo diplomático norteamericano: fue dos veces presidente de la asociación que los agrupa y el Departamento de Estado le concedió el Premio de Honor, la máxima condecoración de su cuerpo diplomático, en reconocimiento de su importante labor en Argentina. También nuestra Cancillería lo condecoró con la Orden del Libertador San Martín en el grado de oficial.
Tex salvó la vida de muchos en la Argentina, entre ellos Bob Cox, el director del diario Buenos Aires Herald de entonces, y a su vez Bob Cox salvó la mía cuando, en enero de 1979, fui llevado al Olimpo, publicando en tapa del Buenos Aires Herald mi desaparición.
Dos días antes de la muerte de Tex Harris, en Campo de Mayo, durante la ceremonia de despedida de un nuevo contingente de Cascos Azules, en la que también participaban las cúpulas saliente y entrante de las Fuerzas Armadas, Alberto Fernández dijo: “Tengo la alegría de que hoy todos los oficiales de las tres fuerzas han salido de la democracia, pero para nosotros es una alegría pero también una tristeza porque nunca debí tener que celebrarlo. Creo que con esto toda la Argentina debe dar vuelta una página, una página que nos distanció mucho tiempo por la inconducta de algunos”.
Y la presidenta de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, confrontó al Presidente: “Yo lamento y rechazo totalmente todas las expresiones del Presidente. No tenía ninguna necesidad de expresarse así, por obligación. Por eso pienso que es un negacionista, y lo lamento mucho. Además, según él, tenemos que dar vuelta la hoja y dar por muertos para siempre a nuestros detenidos-desaparecidos, cuando costó más de cuarenta años la lucha. Yo creo que, como nunca el señor Presidente participó en ninguna actividad en defensa de los derechos humanos, desde luego será un buen abogado laboralista, pero nunca lo hemos visto ni hemos compartido ninguna actividad en defensa de los derechos humanos. Además, no tenía ninguna necesidad de dar esas expresiones en el acto con los militares, que lo muestran a cara descubierta”.
Nora Cortiñas fue siempre más moderada que Hebe de Bonafini; sin embargo, esta vez fue lo inverso. Hebe dijo: “Las Madres comprendemos lo que dijo el Presidente. Y estamos de acuerdo con reconocer y reivindicar a esas nuevas Fuerzas Armadas, porque si no nunca las vamos a tener de nuestro lado, al lado del pueblo”. Y Estela de Carlotto, con la calidez que la caracteriza, coincidiendo con Bonafini, disculpó a Cortiñas diciendo: “Nosotros somos muy mayores, a veces hablamos de más. Ella es una mujer muy sufrida, una compañera, ha perdido hijos. Los años y el dolor pudieron llevarla a equivocarse”.
Nora Cortiñas estuvo en la ceremonia en la que la Legislatura declaró a Bob Cox Ciudadano Ilustre. Esa vez me tocó estar en el escenario acompañándolo y, al terminar el encuentro, ella se acercó a reclamar que el Buenos Aires Herald, al mismo tiempo que denunciaba la desaparición de personas, criticaba los actos terroristas calificando a Montoneros y al ERP como “guerrilleros”, pero el Buenos Aires Herald estaba en lo cierto. Posteriormente hicimos con Bob Cox la foto que ilustra esta columna tomándonos las manos con Tex Harris, de visita en Argentina.
Alberto Fernández le pidió disculpas a Nora Cortiñas pública y personalmente, invitándola a la Casa Rosada, pero el Presidente estaba en lo cierto. Habiendo sufrido la dictadura en el cuerpo, coincido con el espíritu de Fernández: la Argentina precisa dar vuelta muchas páginas que nos inmovilizan. Respecto de aquella página de los años 70, lo más terapéutico y didáctico es recordar que hasta 1974 Argentina fue un país donde el producto bruto y el total de su economía crecían al mismo ritmo de Canadá y Australia, que el desempleo era mínimo, el trabajo en blanco mayoritario, que la pobreza era solo del 4% y el peso del Estado era el 20% del PBI; incluso con un Estado que tenía los ferrocarriles, el petróleo, el gas, las obras públicas, prácticamente no había ni escuelas ni universidades privadas. Hoy, sin ninguna de esas áreas y con la salud prácticamente privatizada, el Estado es el 42% del PBI, en gran medida para asistir a diez veces mayor porcentaje de pobres.
Alberto Férnández varias veces apeló a la figura "dar vuelta la página" en la campaña: con el gobierno de Macri, con la "grieta"
De ese espíritu irreconciliable que en gran medida hizo que la Argentina comenzara a involucionar a partir de los años 70, de esa incapacidad de resolver los conflictos, tenemos que dar vuelta la página.