COLUMNISTAS
opinión

El juego de la veda electoral

20230813_voto_sufragio_urna_cedoc_g
Razones. Hay una recurrencia del voto a espacios en relación a clases sociales y zonas geográficas. | cedoc

Una persona en vacaciones observa un horizonte descomunal, amplio y exuberante. Rápidamente, registra que ese panorama es de manera contundente, algo definitivamente diverso al que comparten sus acciones en su vida cotidiana, porque allí está de vacaciones, y en el otro lugar, ese de su vivir común y repetitivo, es únicamente utilizado para desplegar su rutina conocida. De inmediato, sin dejar pasar el momento, pide que le saquen una foto mientras repite una pose insistente e igual a casi todas las registradas en viajes, estirando los brazos como un Cristo y sonriendo con la cabeza levemente inclinada. Así, a pesar de construir una opción de viaje para estar en contacto con la naturaleza, copia sin pensarlo, un esquema de representación visual dominante en la sociedad actual y exponiendo, por supuesto, ese gesto en redes sociales. Las vacaciones no nos hacen más libres, solo ofrecen límites específicos de comportamiento en contextos alternativos.

Reflexionar alrededor de las repeticiones es atractivo. En primer lugar, se puede otorgar hacia ellas una función sociológica fundamental en relación al mantenimiento de expectativas de comportamiento. Para una enorme cantidad de actividades diarias, la operación social que ofrece un desempeño de acción estándar y ajustada a lo conocido y esperable hace posible un fluir sin inconvenientes en una cantidad de posibles momentos de interacción. Esto no tiene que ver con recibir en cada caso un tratamiento agradable o desagradable, (ya que para muchas situaciones las expectativas pueden ser en ambas direcciones) sino con una preparación previa sobre experiencias biográficas recurrentes. La repetición, aunque nunca es una copia exacta, actúa como un gran reductor de complejidad y colabora en el fluir de los procesos de comunicación.

Votar es más un acto de reproducción social, que un proceso racional en busca de un destino nuevo

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Sin embargo, si se piensa con algo más de extensión, se puede caer en la cuenta de que la función de la repetición se encuentra en una situación de bajo prestigio y en consecuencia en conflicto con la idea, también común y reincidente, de procesos supuestamente racionales de reflexión y de decisión que podrían ser alcanzados por hombres y mujeres en el mundo moderno. Quien repite esquemas sin innovación podría ubicarse en una escala social inferior, tanto desde su libertad presente, como hacia su futuro potencial. Se invita a que la repetición sea evitada para alejarse, como señalaba José Ingenieros, de la mediocridad. Como paradoja, el mundo está repleto de expertos en innovación que dan cursos muy parecidos entre sí.

El problema operativo que une a estos dos recorridos se basa en que los reclamos por ser innovadores, por ejemplo en una compañía, deben al mismo tiempo convivir con un respeto a las normas de convivencia y de acuerdos mutuos. Se puede invitar a salir de la “zona de confort” en una reunión de equipo, pero quien se rehúse a seguir las indicaciones de un jefe o jefa, solo como un acto racional de innovación o de variación, podría ser castigado con la expulsión, porque la libertad es siempre algo que nunca puede ocurrir del todo. Se elige una pose para la foto, ¿pero se elige realmente?

No todos los ámbitos sociales tienen un optimismo considerable alrededor de las capacidades racionales de las personas. Un ejemplo de esto puede ser el sistema económico, que comprende que su batalla por la escasez y los conflictos propios por la lucha en el mercado requieren de esfuerzos de todo tipo con sus consumidores, incluyendo la exageración de los beneficios emocionales de sus productos, para lograr su curiosidad. Quien crea lo que se diga en un comercial, estará en condiciones de por lo menos hacer la prueba, es decir, una suerte de racionalidad “ayudada” por elementos externos.

La política instantánea

De cualquier manera, de forma rápida las empresas comprenden que sus estímulos son también elementos que deben tratar con una sociedad que no solo responde a sus propuestas de compra. Las compañías encargan estudios de mercado para evaluar al mismo tiempo tendencias de lo aceptado y no aceptado y descubren que sus ideas publicitarias no se podrán basar únicamente en procesos racionales individuales de un creativo publicitario y su narcisismo, sino en condiciones que expresen el equivalente funcional a una pose en una foto, es decir, a la repetición de un estilo de comunicación que haga de cuenta que se ha logrado algo original. Sí, las publicidades se parecen unas a otras.

La veda electoral como concepto trata esta problemática. Se le ofrece a las y los votantes la chance de tomarse unos días sin estímulos para pensar bajo el supuesto de que reflexionarían sobre la información, y en relación a lo escuchado en este tiempo reciente, harían de eso el producto de una decisión de voto. Un optimismo semejante parece provenir más claramente desde el sistema del derecho, que de la política. Es el derecho el que debe decidir si acciones individuales han sido legales o ilegales, por lo que el centro de discusión que une a una acción con una consciencia racional en su ejecución forma parte del centro de sus tratamientos. Como vimos, en el mercado eso no es tan claro, tampoco en las relaciones amorosas, y aunque la veda asuma lo contrario, tampoco en el sistema político.

La mayoría de las personas podrían hacer el ejercicio de explicar las consideraciones que los llevan a decidir sobre su voto, y por lo general, se trataría de una suerte de camino reflexivo y consciente. Esto significa que sobre esto se habla y explica en primera persona. Algunos análisis incluso agregan a esto una mayor activación de este tipo de esfuerzos, es decir el pensar al respecto, en tanto el electorado se encontraría más suelto y sin ataduras partidarias ya que las viejas tradiciones habrían sido desarticuladas por los fracasos recurrentes de los movimientos de masas de las democracias del siglo XX. Con mujeres y hombres sueltos, la política estaría solo sometida a la realidad supuesta de sus pensamientos.

Rinaldi y el descubrimiento de la sociedad

Se debe decir que esta conclusión se sostiene sobre una exagerada confianza en las autodescripciones de los y las votantes. Como la persona que acomoda sin pensar su cuerpo para la imagen de esa vacación, exactamente igual que otras millones de personas, quien decide su voto bajo el argumento de no interesarle la política, expresa una semántica también sostenida de manera expansiva en la sociedad de este tiempo que cree tener, en su enojo con el sistema, una herramienta de decisión personal.

Una revisión histórica del voto puede con mucha sencillez exponer la recurrencia del voto a espacios en relación a clases sociales y a distribución geográfica. El voto, incluso cuando parece que se modifica, sostiene por debajo recurrencias de lugares y perfiles que logran sobrevivir al tiempo y a sus generaciones, y que como suele ocurrir en el transcurrir de la modernidad, ninguno de sus protagonistas se encuentra en condiciones de describir en su esencia. Lo que se encuentra en la base de sus decisiones, no es tarea explicativa de sus protagonistas.

El acto del votar termina ofreciendo más un acto de reproducción social y de continuidad de elementos compartidos, que de un acumulado de procesos racionales en función de un destino nuevo. Lo que vendrá después solo lo sabrá la construcción operativa siguiente, y para ello habrá nuevas explicaciones, que como siempre, solo servirán para hablar un rato, sin que realmente describan nada.

*Sociólogo.