Alan Greespan calificó como “exuberancia irracional” la actitud de los inversores de fines de los 90 que, en su opinión, mostraban un optimismo exagerado. Para Greespan los datos no justificaban los comportamientos; de ahí lo de “irracional”.
En su editorial del sábado 13 Inversa exuberancia irracional, Fontevecchia usa ese concepto para sugerir que algo similar podría estar sucediendo en estos días en nuestro país. Algo parecido en lo irracional,pero distinto en los contenidos; de ahí lo de “inversa”.
Efectivamente, a diferencia de los comportamientos que alarmaban a Greespan; aquí los actores económicos son pesimistas aún a pesar de las señales alentadoras que reciben.El precio del petróleo aumenta y favorece Vaca Muerta. Elprecio de la soja aumenta y mejoran las cuentas fiscales y las reservas internacionales. Argentina también recibiría DEG’s del FMI. ¿Entonces?
La duda es válida: ¿por qué entonces el riesgo país está a niveles de default? ¿Es porque efectivamente esos actoresestán teniendo un comportamiento irracional o la explicación pasa por otro lado? ¿No será tal vez más aplicable aquello de “El que se quema con leche ve la vaca y llora”?
Si este fuera el caso, lo que estaría faltando es confianza y no racionalidad; y por lo tanto,lo que sucede afuera, no tendría relevancia. O tendría una influencia mucho menor a la que generalmente se le atribuye. Tendríamos que mirar para adentro y entonces descubriríamos que -por más que moleste y duela (a mí me duele, y mucho)-, es difícil negar que hace ya décadas que los argentinos venimos sorprendiendo al mundo de un modo negativo. Un mundo al que le cuesta entender cómo es que habiendo tenido casi todas las posibilidades cada vez tenemos más pobres.
Lo sorprendimos cuando desafiamos a una de las grandes potencias militares sin la logística adecuada y con jóvenes conscriptos apenas entrenados. También, cuando se descubrió que ocultamos un brote de fiebre aftosa. Cuando celebramos privatizar pero después celebramos expropiar, la misma empresa. Cuando se conoce el número de blanqueos que implementamos (instrumento excepcional al que nosotros recurrimos “con regularidad”). Cuando en organismos internacionalestenemos comportamientos opuestos extremos de un gobierno a otro.
Como se comprueba con estos pocos ejemplos, esta conducta de sorprender negativamente al resto, va más allá de lo meramente económico y es bien anterior a la tremenda grieta actual que no hace sino agravar peligrosamente el modo que tenemos los argentinos de ir hacia el futuro. Creo entonces,que es necesario tener la honestidad de plantearnos si no es lo inesperado, insólito, y sorpresivo de muchas de nuestras decisiones como país; lo que genera esa recurrente desconfianza.
A esta altura, entiendo que es inevitable reconocer que poco importan las buenas o malas razones con las que los diferentes líderes del momento fueron justificando cada una de esas “sorpresas”. Lo único que importa tener muy en cuenta, es que se trata de un comportamiento cuyas consecuencias bien pueden ser los niveles crecientes de atraso y frustración que tenemos.
Por lo que, si estoy en lo cierto, sería muy peligroso confundirnos: no se trata de irracionalidad. Es desconfianza. Solo estamos cosechando lo que venimos sembrando hace muchas décadas. O, dicho de otro modo, la leche hirviendo no se nos cayó encima accidentalmente; hace tiempo que estamos quemando el asado… y parecería como que no nos queremos dar cuenta.
*Licenciado en Administración de Empresas. Aliado estratégico.