Cristina Fernández de Kirchner está preocupada. Su obsesión por el triunfo electoral la obligó a poner la lupa en al menos tres aspectos: la inflación y la disparada de los precios antes de las elecciones; las restricciones y la falta de clases presenciales en PBA y el avance del plan de vacunación.
La aparición de resultados adversos en sondeos del conurbano bonaerense encendió las alarmas. Al menos dos consultoras de confianza para el Frente de Todos le advirtieron que los números no iban bien en la Provincia. La ex presidenta en funciones se vio obligada a salir a la cancha para apuntalar a Alberto Fernández –cuyos derrapes tolera cada vez menos– pero por sobre todo para auxiliar a Axel Kicillof. “El clima social en el AMBA está enrarecido, con las vacunas y el discurso sanitarista no nos alcanza, la gente no llega a fin de mes y necesita plata en el bolsillo”, advirtió un hombre del oficialismo que recorre con frecuencia el Conurbano.
CFK se mostró en público con el gobernador el lunes pasado y aprovechó para, una vez más, cargar contra el sistema de salud y la necesidad de reformarlo. “Hay que hacerlo más eficiente, no puede ser que terminemos subsidiando a las prepagas con cada afiliado que atendemos en el sistema público”, aseguran fuentes de la Provincia que se preocupan por negar cualquier intento de estatización. Lo que no dicen es que, en la actualidad, ya existen mecanismos para el recupero de lo invertido en la atención de pacientes que cuentan con cobertura de alguna de las otras dos patas del sistema: obras sociales y prepagas. Es necesaria una reforma integral del sistema de salud en la Argentina pero un tema de tamaño interés público no puede resolverse sobre la base de un plan de política partidaria como el proyecto de salud de La Cámpora, sino mediante el consenso con todos los sectores políticos.
Pero los conocedores de la interna del Frente contra Todos aseguran que, en realidad, lo que la vicepresidenta buscó fue generar estrépito para sacar del centro de la escena los desaguisados verbales del Presidente, algo que la enfurece.
Axel Kicillof, Daniel Gollan y Nicolás Kreplak tuvieron que ceder en su afán proteccionista de cuarentenas eternas ante la inminente campaña electoral y la irrupción de CFK. Los principios, el cuidado de la gente y las explicaciones técnicas ahora pueden esperar. Se trata de esa capacidad asombrosa del kirchnerismo de cambiar de posturas y principios como de disfraz. Ahora en el AMBA se puede decir que las escuelas están abiertas; aunque en algunos casos la presencialidad sea solo de una hora, lo que, en los hechos, complica aún más la vida a los padres que pierden más tiempo en llevar y buscar a sus hijos de lo que efectivamente estarán en las aulas. Para colmo de males el Gobierno propuso que los alumnos vuelvan a quedar eximidos de la repitencia. El Ministerio de Educación analiza crear una “unidad pedagógica” para los ciclos lectivos 2020, 2021 y 2022. Esto quiere decir que, como ocurrió el año pasado, todos los alumnos pasarían de grado o de año acrediten o no los respectivos conocimientos. La Ciudad ya advirtió que se opondrá. Y el gobierno nacional ya suspendió las Pruebas Aprender para que no quede constancia del desastre educativo que generaron.
La irrupción de CFK apuró los tiempos de la campaña electoral. La perspectiva de un resultado desfavorable actuó a modo de catalizador para reverdecer una unidad ligada al espanto. La empresa para el oficialismo es difícil porque se trata de ganar con la suficiente amplitud que le permita alcanzar el quórum propio en la Cámara de Diputados. Un triunfo por escaso margen sería un fracaso porque alejaría al kirchnerismo de avanzar con la reforma judicial, elemento clave del plan de impunidad urdido por la vicepresidenta.
Los cabildeos de Juntos por el Cambio. “Todo está encaminado dependiendo de la lente con que se mire las negociaciones”, grafica una fuente de JXC. Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri –cuyo derrape verbal acerca de la pandemia fue brutal e imperdonable– y Patricia Bullrich coinciden en una sola cosa: la necesidad de ampliar el espacio. El resto es todo materia de discusión.
Es un secreto a voces que María Eugenia Vidal irá por la Ciudad cumpliendo con su deseo y con la planificación del jefe de Gobierno porteño. Si esto se confirma, hay que ver qué hará Patricia Bullrich encaminada a dirimir la cuestión en las PASO. “Patricia no va a ceder, está convencida de dar la pelea en la Ciudad”, manifiesta un protagonista de estas horas de negociaciones febriles. Algunos creen que, finalmente, la ex ministra de Seguridad pedirá, como moneda de cambio, lugares para su gente en la lista de candidatos a diputados.
Sin embargo, donde el conflicto interno no encuentra solución hasta ahora es con los integrantes del espacio en la provincia de Buenos Aires, territorio clave en el que la oposición busca limar el poder electoral del kirchnerismo.
Jorge Macri, con el respaldo de algunos intendentes y del peronista Joaquín de la Torre, resiste la idea de ampliar el espacio y del desembarco de Diego Santilli en lo que considera “su territorio”. “Hay algo de derechos adquiridos y mucho de egoísmo. No quieren perder protagonismo ni ceder centímetros de competencia en unas posibles PASO ampliadas. Tienen reparos con José Luis Espert y con Ricardo López Murphy. En realidad están peleando con Horacio y su expansión territorial. Si esa disputa de poder tiene el aval de Mauricio es algo que no te puedo asegurar¨, señala otra voz de JxC. Existe como telón de fondo la lucha por el liderazgo total del espacio: Macri vs. Larreta, como lo reconoció con fastidio Elisa Carrió.
La figura de Facundo Manes también molesta a los caciques amarillos de la Provincia. Es una nueva amenaza que llega desde el radicalismo con buena imagen pública, alto nivel de conocimiento y que, encabezando una lista, puede empujar a la UCR provincial a una pelea más ambiciosa. “Hasta que no esté del todo cerrado no nos vamos a preocupar. Los salvadores externos a veces se caen por su propio ego”, sostienen desde esos ámbitos del PRO.
Quienes priorizan sus egos por sobre la construcción de un espacio amplio que permita evitar que el kirchnerismo alcance en las próximas elecciones el control del Congreso deberían tener muy presente la certera frase del diputado Waldo Wolff: “Estamos a siete diputados de Venezuela”.
Producción periodística:
Santiago Serra.