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Fenómeno

Milei interpela al escenario político

28_11_2021_logo_ideas_Perfil_Cordoba
. | Cedoc Perfil

Un curioso fenómeno sacude la rutina del escenario político argentino. Se trata de Javier Milei, quien con sus apariciones irreverentes ha conseguido adhesiones en diferentes sectores de la sociedad y cuyo crecimiento en las encuestas preocupa a las otras fuerzas políticas. El destino de Milei como candidato es aún incierto, pero más allá de eso, su estilo confrontativo y algo extremo en sus posiciones ha puesto al descubierto la insuficiencia de las propuestas de una clase política que no da muestras de haber comprendido la profundidad de la crisis que estamos viviendo.

Una contribución de su irrupción ha sido la de sacar a la luz diferencias que existen dentro de Juntos por el Cambio en cuanto a cómo encarar esta crisis. Esta alianza política nacida en el 2015 bajo el nombre de Cambiemos y como fruto de un acuerdo entre el PRO, la UCR y la CC, nunca explicitó un programa de gobierno. El resultado fue un mandato en soledad de PRO, que no supo traducir a políticas concretas un conjunto de ideas económicas muy generales.

La preservación de la unidad de esas fuerzas, saludada como un logro político importante, parece haberse conseguido al precio de no hablar sobre los temas económicos de fondo. Las primeras señales de las diferencias escondidas asomaron recientemente con declaraciones del presidente de la UCR, Gerardo Morales, acusando de neoliberalismo al PRO, las que fueron acompañadas por otras de Ricardo Alfonsín sosteniendo que: “Es imposible hacer radicalismo en Cambiemos”.

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Diferencias que existen incluso dentro del propio radicalismo desde hace tiempo y que llevó a la anulación de los contratos petroleros por parte de Illia, quien contradecía así las ideas desarrollistas de Frondizi; diferencias expresadas también entre Radicales del Pueblo e Intransigentes. Además, una de sus corrientes internas, poca amiga de los cambios estructurales jugó un papel importante en los tropiezos del gobierno de Alfonsín al oponerse a la estrategia del Presidente, en cuanto a enfrentar los graves problemas económicos heredados de la dictadura con el Plan Austral que le propusiera Sourrouille. En palabras de J. C. Torre: “El malestar que suscita nuestra presencia ha hecho que salgan a la superficie los viejos reflejos ideológicos existentes en el radicalismo: desconfianza hacia el capital privado, inclinación por la intervención estatal, defensa de la industria nacional sin matices, preferencia por la redistribución de ingresos vía gasto público”. (Diario de una temporada en el quinto piso). Las declaraciones de Morales y Ricardo Alfonsín parecen estar en línea con esa corriente dentro del radicalismo, de la que parece apartarse Martín Lousteau y su grupo Evolución, preocupados por atacar las trabas estructurales que nos impiden salir del estancamiento económico.

Nuestro país viene repitiendo crisis desde hace décadas; y esa acumulación no hace más que incrementar su gravedad. Después del 2001, a un kirchnerismo que desvirtuó las funciones del Estado al lotearlo para distribuir entre sus fracciones las posibilidades de enriquecimientos ilícitos, se agrega un radicalismo comandado por una línea que no parece interesada en tener una propuesta clara para derrotar al estancamiento; y un PRO que se desgasta en peleas por las candidaturas en lugar de plantear y difundir propuestas concretas que ayuden a tomar consciencia en la ciudadanía respecto de lo que hay que hacer para salir de la crisis. Estas falencias son las que Milei ayuda a poner en evidencia, además de potenciar los reclamos que se vienen haciendo desde distintos frentes respecto a los privilegios y facilidades que se auto-otorga la clase política. Contribución que puede tener sus costos; uno de los cuales se daría en la provincia de Buenos Aires al dividir la votación en un distrito donde no hay ballottage para dirimir la gobernación.

*Sociólogo.