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DEUDA Y DERECHOS

Paul Schäfer

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Fondo. Omnipresente en la política y la economía argentinas. | cedoc

Paul Schäfer fue detenido en Argentina en 2005. Parece un hecho menor, casi una anécdota. Pero no lo fue.

Paul Schäfer Schneider fue un pederasta y predicador luterano alemán, fundador de Colonia Dignidad, asentamiento que operaba como secta en una zona rural llamada Villa Baviera, en la ciudad de Parral, Chile. Funcionó como un campo de concentración en la época de Pinochet. “Detuvieron en Tortuguitas a un nazi prófugo de la Justicia chilena”, tituló entonces Página/12.

No es casual que Schäfer fuera detenido en 2005: apenas iniciadas en la Argentina las políticas de derechos humanos, memoria, verdad y justicia. En Chile reinaba la impunidad para él (como reinó para Pinochet, pese a los valientes intentos del juez Guzmán Tapia, quien actuó casi en solitario, con ayuda de Garzón y Pierre Sané); en la Argentina, no.

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Tampoco es casual la desclasificación de los nombres que integraron el siniestro batallón de inteligencia 601 en enero de 2010. Yo mismo me vi involucrado en una historia personal increíble, y en una verdad dura, que de no haber sido por esa desclasificación muy trascendental y poco valorada (de 4.300 nombres), jamás hubiera conocido. Un exsuegro “político” integraba la siniestra lista de ese batallón de torturadores, dato al que accedí por una tía abogada, que había militado con Ortega Peña y Duhalde “el bueno”, que había sido también secretaria de Jauretche y que me avisó apenas registró ese nombre, estando yo en Alemania. El impacto sobre la madre de mi hijo de esa revelación fue notable, como ella misma escribió en una columna de Página/12 hace dos años (“Pequeños gritos negros”). Luego de mucho tiempo entendí por qué esa persona no había estado siquiera en el bautismo de mi hijo recién nacido, a dos escasas cuadras de distancia: por miedo a ser reconocido por algún amigo de Hijos, del CELS o de Abuelas. No había accidente. Pero faltaban datos para entender lo que pasaba. Datos –verdades– que finalmente llegaron.

Prohibición de la protesta

Necesitamos una ley de negacionismo que marque un piso para no volver atrás. Para que las nuevas generaciones crezcan en la verdad y el derecho a la identidad. Para que se termine de una vez la mentira. Y se descubra la trama civil del Proceso, todavía por desvelar y llevar a los juzgados, que siempre se acobardan frente al poder económico. Nuestro Poder Judicial se detiene siempre en el mismo lugar. Hay muchos crímenes que aún no han sido juzgados. La responsabilidad de empresas como La Serenísima con la dictadura, o de Ford, Mercedes-Benz, Siemens, entre otras. Fueron parte del horror. La lucha por la memoria no está terminada y se cruza con otras luchas, como el especismo, el animalismo y el veganismo. El caso de La Serenísima, que tortura animales, sacándoles la leche después de robar a sus hijos recién nacidos (la vaca está con su ternero unas pocas horas), es elocuente. Porque es una empresa que contrató muchos abogados del 601, que se dedicaban a ver cómo se robaba los hijos a las “parturientas” que los usaban de “escudo”. Ahí la trama civil es clara. Solo falta que el Poder Judicial deje de mirar para otro lado, como hace siempre que no tiene que encarcelar a un pibe pobre. Ahí sí –solo ahí– la Justicia es fuerte y decidida. Fuerte con los débiles. Nunca mejor que eso.

La ley de negacionismo es importante. Tener candidatos bien preparados, que tengan formación y no solo ambiciones, también. Ya vivimos un “peronismo“ que terminó en el desmantelamiento de las empresas del Estado. Sobre eso también hay que tener memoria.

Mi papá era ingeniero electrónico de Entel. Entel está pegado a la ECAE, donde trabajo ahora. Me cuenta que lo primero que hicieron los españoles, apenas llegaron, fue borrar una frase de San Martín que estaba escrita en grandes letras doradas en la entrada, sobre la calle Defensa. (Grandes hombres para grandes empresas...). También quitaron un cuadro de San Martín del piso 5. La soberanía se juega en cada decisión. Hay que explicarles a los chicos qué son esas tapas en la calle que aún dicen Entel o Gas del Estado. Qué país se forjaba, cuando todavía no éramos parte del FMI. Los derechos y la deuda externa están asociados. Son dos caminos que chocan de frente. Hay que elegir uno.

*Director de Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado (ECAE).