Los pasos preliminares hacia la distribución internacional de la futura vacuna contra el Covid-19 se asemejan más a un mozaico fragmentario, variopinto y caótico que al proceso global altamente coordinado, solidario y ordenado que reclama la prioridad humanitaria en juego. La polarización entre competencia y cooperación parecería el resultado de un aprendizaje fallido de la experiencia del internacional de desarrollo.
Distintos gobiernos de países ricos se están anticipando a contratar apresurada y onerosamente la adquisición de muchos cientos de millones de dósis de la futura vacuna a un puñado de empresas (que, a su vez, han accedido previamente a generosos subsidios), en un proceso confuso y poco transparente. Estos pasos incluyen compromisos de compra, acuerdos de licencia y, en algunos casos, aportes de capital a las empresas desarrolladoras de las vacunas.
Más allá de formulaciones crípticas, no están claros ni los criterios de política que presiden estas movidas gubernamentales, ni los términos precisos de las transacciones, ni las estrategias de las empresas participantes - excepto por la presión política para acortar los plazos en la mayor medida posible. Así, cuestiones tales como las relativas a los precios, la seguridad de abastecimiento y las responsabilidades por posibles efectos secundarios se mantienen en una espesa bruma. A ello se agrega una propensión hacia la competencia miópica, la escasez de abastecimientos y la suboptimización de los frutos del esfuerzo empeñado.
Cuestiones tales como las relativas a los precios, la seguridad de abastecimiento y las responsabilidades por posibles efectos secundarios se mantienen en una espesa bruma
Ejemplos son el acuerdo del Reino Unido de comprar 60 millones de dosis a Valneva de Francia y 30 millones a BioNTech/Pfizer, sumados a un acuerdo con la Universidad de Oxford y AstraZeneca. Por su parte, EE.UU. asignó u$s 2 billones a la adquisición de 100 millones de dosis a BioNTech/Pfizer, con opción a otras 500 millones de dosis más una vez que su vacuna sea aprobada por la F.D.A. Este contrato implica un costo mucho más elevado que uno acordado entre Astra-Zeneca y los gobiernos de Holanda, Alemania, Francia e Italia, si bien se desconocen otras condiciones de los contratos que puedan explicar esa diferencia.
Barda, un organismo federal de I+D, también ha cerrado acuerdos de compra. Por su parte, la Unión Europea ha decidido asignar billones de dólares a asegurarse suministros de la futura vacuna a Johnson & Johnson y Sanofi. Mientras tanto, aún se desconocen la magnitud de los costos de manufactura (si bien éstos empalidecen comparados con los de I+D), así como los niveles de eficacia y cantidad de dosis a ser requeridas.
Esto da lugar a un pastiche que desplaza los alcances e impacto de la acción de los programas globales y ONG guiadas por valores tales como la equidad, la solidaridad y el bien común. Entre ellas se destacan la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), la Alianza Mundial para las Vacunas e Inmunización (GAVI) y el programa COVAX de la Organización Mundial de la Salud.
Así, varios gobiernos de países avanzados se están asegurando un acceso anticipado a unas pocas vacunas experimentales de manera de garantizarse, a un elevado precio, el beneficio para sí de su suministro temprano, si bien su eficacia inmunitaria relativa constituye aún una incógnita a develarse.
Frente a ello, las posibilidadedes de acceso a las futuras vacunas por parte de los países más pobres se enmarcan en un futuro incierto. Unos pocos países en desarrollo están logrando asegurarse algún acceso a vacunas experimentales a cambio de que su poblaciones participen en las experimentaciones clínicas incluyendo, en algún caso, la producción local bajo licencias cuyos términos se desconocen. Y éste es el objetivo de máxima a alcanzar en ausencia de la posibilidad de emprender desarrollos propios de la vacuna por razones de costo y/o la dificultad de movilizar una masa crítica de recursos a tiempo.
Las posibilidadedes de acceso a las futuras vacunas por parte de los países más pobres se enmarcan en un futuro incierto
En este contexto, se destacan los casos de Brasil y especialmente India. Brasil ha acordado con Oxford/AZ la adquisición de 300 millones de dosis, ampliable a otros 70 millones.
Por su parte, el caso excepcional del Serum Institute de la India: el mayor productor de vacunas del mundo, ha acordado con el mismo consorcio, además de pruebas clínicas conjuntas, una licencia muy sui-generis para la co-producción de 1000 millones de dosis, 400 millones de ellas antes de fin de año, para abastecer no sólo al mercado indio, sino posteriormente también a otros países en desarrollo a precios muy accesibles con marca propia ("covishield"), lo cual seguramente requerirá cantidades de dosis a producir muy superiores. El Instituto comprometió arriesgar una inversión inicial superior a los u$s 200 millones.
*Profesor de Políticas de Innovación Tecnológica (UBA).