CULTURA
DIARIO PERFIL

El nuevo boom de la literatura porno

El género se renueva y cruza fronteras para llegar a la TV. Las actrices. Fotos. Galería de fotos

Una nueva ola de títulos eróticos traspasa las librerías y llega a la series de TV.
| Cedoc

Lo explícito no puede ser más mostrado hoy: paradoja impúdica. De allí la pregunta que deberíamos formularnos es: ¿dónde está lo verdaderamente explícito en materia sexual? Signos: a comienzos de este año la productora Pol-ka lanzó la serie Condicionados en el prime time de Canal 13, tomando como eje la historia de un director de cine pornográfico vernáculo y decadente, y su mundo heterodoxo en clave familiar y costumbrista.

Otro paso más en este mapa de sentido es el auge editorial del libro Cincuenta sombras de Grey, de la escritora británica que firma bajo el seudónimo de E.L. James: éxito rotundo que incorpora en una trama “romántica” elementos de erotismo sadomasoquista inéditos para un best seller clásico, bien escrito y que no sale de las características prototípicas. En este sentido, algunos críticos han dado en llamar mummy porn a este tipo de literatura comercial con rastros pornográficos que practica James: algo así como ensamblar descripciones de sexo explícito en un marco de novela rosa tradicional.

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Que la pornografía es mainstream desde hace tiempo no es novedad; las cifras hablan: una industria que se estima que mueve más de 13.000 millones de dólares al año. Un territorio colosal y sistematizado: desde estilos y estéticas diversas, más o menos hardcore, hasta un star system consolidado y marcado por estrellas singulares –desde Linda Lovelace y Traci Lords, a Jenna Jameson, Belladonna, Nina Hartley y la reciente Sasha Grey–, muchas de ellas con libros editados, en los cuales reflexionan casi como intelectuales específicas sobre su oficio y sus prácticas. Ahora bien, ¿qué podemos inferir de todo este arsenal significante? A veces el dato no aporta un indicador conclusivo y tajante, pero hay que ser ciego para no ver que la pornografía, y el discurso libertino implícito en torno a ella, ya forma parte de la cultura popular, hasta permitirnos llegar a articular una expresión tal como “porno para mamis” (cuando en verdad el porno se escondía de las mamis). 

 

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