CULTURA

El salvaje viento del éxito

default
default | Cedoc

Estamos en noviembre de 1939, al final de la Guerra Civil española. Mientras las tropas nacionales terminan de ocupar el país, aplacando a su paso los últimos reductos de la resistencia, los soldados republicanos, que ya no pueden administrar la derrota –y lo que esa derrota implica, el poder sobre la vida y la muerte–, intentan cruzar la frontera con vida. Es en circunstancias como ésa –en los paréntesis de la historia que se abren apenas por meses, días, e incluso por horas, ante la inminencia de cualquier debacle de proporciones–, en esos momentos en que la supervivencia es norma y la moral una abstracción de los manuales de teología, cuando pueden suceder los hechos más extraños: un magnicidio o el acto de compasión más inesperado. Algo como esto: Rafael Sánchez Mazas, escritor e ideólogo de la Falange Española, es fusilado por el ejército en retirada de la República junto a otros líderes de la oposición en un bosque del norte de España. Sánchez Mazas sobrevive a los disparos y corre a buscar refugio bajo la lluvia, hasta que cae por un barranco. Intenta cubrirse con hojas y con barro, pero luego de unos minutos escucha los tiros de gracia y a los soldados nacionales, que buscan a los posibles fugitivos. Y cuando ya piensa que está salvado ve aparecer, entre el follaje, a su verdugo. Un joven miliciano que lo apunta con su fusil y se queda observándolo. “¿Hay alguien por ahí?”, escucha que le preguntan al soldado que lo encañona. Entonces el miliciano duda un instante, lo mira a los ojos y grita: “¡Aquí no hay nadie!”. Luego da media vuelta y se va.
Este, claro, es el núcleo de Soldados de Salamina, la novela más famosa del escritor español Javier Cercas, publicada en 2001 y que lleva treinta y ocho ediciones vendidas en España y tres en la Argentina –en el 2003, además, el libro tuvo su versión cinematográfica, a cargo de David Trueba. Hasta entonces, Cercas era un escritor que no había cumplido los 40 años, y cuyos libros, como él mismo declara, eran leídos –sobre todo– por un puñado de lectores: su mujer, sus hermanas y algunos amigos. Pero, como era de esperar, luego de las polémicas y repercusiones que desató la novela, todo cambió. Y el propio Cercas cuenta en su nuevo libro, La verdad de Agamenón, cómo fue ese proceso de transformación: del anonimato a la celebridad, en un solo paso.

La verdad de Agamenón recoge muchos de los artículos que publicó en el periódico El País de Madrid en los últimos cinco años: crónicas, reflexiones, opiniones, perfiles de escritores y, como epílogo, el relato que le da nombre al libro. Elegante e inteligente, Cercas puede dialogar con Borges o Bioy Casares, o explicar qué es eso que él llama “relato real”. Pero los artículos donde analiza las peripecias de su propia consagración –La banda de los cinco o Escribir con un viento salvaje– son verdaderamente imperdibles. Por supuesto, Cercas evita caer en el lugar común de la condena al éxito. Aunque cita a Elias Canetti (“El éxito es el espacio que uno ocupa en el periódico. El éxito es la desvergüenza de un día”) y a Carlos Pujol (“La falta de éxito es una bendición de la que uno siempre está inconsolable”), parece identificarse, sobre todo, con la gran ironía de Jules Renard (“Todos los grandes hombres primero fueron ignorados; pero yo no soy un gran hombre, así que preferiría tener éxito inmediatamente”). Y, finalmente, afirma que del éxito se puede aprender tanto como del fracaso: “El éxito enseña los peligros de la vanidad, y la necesidad del orgullo. Pero sobre todo enseña que todo éxito está basado en un malentendido, si no en un error. Y que en el fondo es una necedad, porque el único éxito posible consiste en llegar a ser quien secretamente ya se es”.