CULTURA
La columna de la USAL

Una nueva oportunidad para la Diplomacia Parlamentaria  

Naciones Unidas
Naciones Unidas | Gtlza. Prensa Naciones Unidas

La política exterior es el resultado de la interacción entre diversas realidades, necesidades internas y responsabilidades internacionales. Representa la expresión del punto de vista de un país sobre el mundo. El contexto internacional se encuentra marcado por una indeterminación acerca de los resultados de los procesos políticos internacionales y nacionales, y una heterogeneidad de los actores los cuales se organizan según diversos principios y valores contradictorios posicionando el conflicto en el sistema mismo. De esta manera, la conflictividad y los factores asociados a la seguridad y el poder son determinantes cruciales en el ecosistema internacional.

En un entorno descentralizado, despiadado y peligroso, donde cualquier actor puede utilizar la fuerza en cualquier momento, el resto debe estar preparado para responder en los mismo términos. Las capacidades materiales, los recursos y la tecnología se constituyen en componentes vitales y estrátégicos obligando a los Estados competir por ellos. La tecnología ha pasado de ser un instrumento facilitador del desarrollo a una herramienta útil de posicionamiento para los países, un arma de valor estratégico clave y será la que defina la confrontación entre Estados Unidos y China en este proceso llamado por algunos transición intersistémica.

Un ecosistema volátil y conflictivo conlleva a una complejización de la política exterior y su accionar, así como a la búsqueda de nuevas estrategias de inserción internacional que involucren más activamente una pluralidad de actores que complementen tareas del Poder Ejecutivo coadyuvando a la consecución de objetivos políticos y económicos esenciales para el interés nacional. En este sentido la diplomacia parlamentaria se muestra como una herramienta estratégica útil pudiendo elaborar una agenda propia en materia de política exterior, pero acompañando y complementando la inserción internacional del Poder Ejecutivo. Esto nos presenta la posibilidad de un Congreso activo en materia de política exterior capaz de acompañar la inserción internacional del Poder Ejecutivo, pero teniendo una agenda con cierta autonomía en materia de relaciones internacionales que incluyen aspectos de cooperación entre parlamentos y parlamentarios y organismos internacionales. La construcción de la agenda posibilita el trazado de relaciones virtuosas internacionales con una multiplicidad de actores domésticos e internacionales, pero que no pueden sustituir o ir en contra de los lineamientos establecidos por la diplomacia clásica bajo una forma de gobierno presidencial. El atractivo de la diplomacia parlamentaria reside en una serie de características que le son propias. La primera de ellas es sin dudas la capacidad de adaptación a diversos entornos (contextos), su capacidad de permeabilidad a diversos contextos en sus vínculos con otros parlamentos, así como organismos regionales e internacionales mediante la combinación con un entorno distendido que la vinculan a cierta informalidad. Pero no es la unión con ésta última solamente, sino el vínculo con la pluralidad representativa, es decir la interacción entre las tres la que hace posible la configuración de un entorno más permeable y en todo caso más flexible. La segunda característica es la informalidad en su metodología. La informalidad y lo distendido del diálogo entre legisladores configuran una proximidad y cercanía que posibilita la construcción de confianza mediante el planteo de problemáticas e inquietudes. Esto no sería posible sino por una adaptación de los legisladores al entorno y la posibilidad de acercamiento a través de un diálogo informal constructivo que ayuda a una aproximación a las problemáticas. Es una metodología novedosa que permite un primer acercamiento informal entre los parlamentos que abre un canal de diálogo comun constructivo, elaborado sobre ideas e intercambios de experiencias que tienen como finalidad la búsqueda de resolución de posibles controversias.

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Otra propiedad es la Instancia previa de diálogo al Poder Ejecutivo. Aquí subyace la idea de que la diplomacia parlamentaria pueda actuar en temas trascendentales para el interés nacional estratégicamente en forma previa al Poder Ejecutivo nacional, es decir, que haya una instancia en la cual se pueda iniciar un diálogo constructivo con otros Estados u organismos, el cual luego podría ser continuado y concluido por el Ejecutivo. Para ello, es fundamental la construcción de un plan de acción y de consensos transversales sobre temas de interés nacional. La pluralidad representativa de la diplomacia parlamentaria, otra característica distintiva a diferencia de la diplomacia del Poder Ejecutivo, quizás podría ser vista como un obstáculo pero es el elemento vital para la construcción de consensos transversales que podrían conducir a grandes acuerdos en materia de política exterior. Por lo tanto, la heterogeneidad en este caso puede otorgar riqueza a la hora de plantear debates y defensa de intereses nacionales diversos, y una mejor imagen del país en el concierto internacional.

Por lo tanto, en un escenario internacional de confrontación, indeterminación y peligrosidad, la diplomacia parlamentaria se nos presenta como una herramienta estratégica complementaria de relacionamiento que permite cierta flexibilidad en los procesos de negociación, permeabilidad  a diversos contextos en sus vínculos con otros parlamentos y poderes, y como una instancia que acercamiento para el diálogo constructivo en un mundo cada vez más inseguro y complejo.

 

Gonzalo Salimena es Doctor en Relaciones Internacionales (USAL), Director de la diplomatura en Seguridad Internacional (USAL) y Profesor titular de doctorado, maestría y grado (USAL)