DEPORTES
river le renueva el contrato

Ramón no necesita de internas: consiguió su reelección indefinida

Se terminaron las idas y vueltas: a cuatro meses de terminar su mandato, Passarella cerró con el técnico hasta diciembre de 2015. La oposición acuerda, pero marca que es una jugada electoral del presidente.

Conocidos. Ramón tiene espalda hasta para contratar a un jugador que lleva casi dos años fuera de las canchas.
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Ramón Díaz es el cheque en blanco. La carta de los dirigentes oficialistas para legitimar su gestión, y de los opositores para no caer en el oprobio de los hinchas, esos que según el vicepresidente Diego Turnes son una masa unívoca que quiere al entrenador, sin distinción de gustos propios. Ramón Díaz es el ancho de espadas de un club que sufre el default de ídolos en cancha; la evidencia es la declamada devoción anticipada por Teo Gutiérrez. Díaz, la espalda ancha, exige, se encapricha, es consentido y alarga sus días en un mundo que él dice conocer como nadie. De no mediar ningún inconveniente, será el técnico de River hasta diciembre de 2015. El Monumental le queda entallado al hombre que goza del currículum impecable. Y si no, al menos luce el bronce de ser el que más títulos obtuvo en River como entrenador. El dato no es sólo estadístico. Es parte del discurso de Ramón y sus adláteres para recordar que el pasado también vale para replicar el futuro. Que pasan los jugadores, pero el emblema no se mancha.

No se discute. Si Daniel Passarella se presenta a las próximas elecciones todavía no es una verdad revelada. A cuatro meses del final de su gestión, el presidente (ayer en Madrid cerró un acuerdo con Florentino Pérez para disputar un amistoso contra el Real Madrid) tomará la temperatura del microclima para decidir qué hace. Mientras, los opositores no discuten lo que pasó ayer; todos parecen de acuerdo con la decisión anticipada de la renovación del contrato de Ramón. Antonio Caselli, incluso, dobla la apuesta: “Yo le hubiese renovado por cuatro años”, le dice a PERFIL.
Rodolfo D’Onofrio iría en esa misma sintonía, más allá de que alguna vez imaginó una gestión con Francescoli como mánager. Se sabe, Francescoli y Ramón son irreconciliables. Sin embargo, el candidato que en la elección pasada perdió por seis votos contra Passarella no estaría dispuesto a perder el mayor capital político que brinda River. Ramón Díaz, también, es el candidato de D’Onofrio.
El técnico salda una discusión. En plena carrera electoral, los temas centrales del club de Núñez se circunscriben a otros ejes. El dueño del banco es el candidato de los candidatos.

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El mensaje. El viernes 2 de agosto Passarella tomó el micrófono antes que los jugadores. Los refuerzos estaban a su lado, como en cualquier foto de conferencia de prensa. También estaba el entrenador. Antes de que Teo, Malevo Ferreyra, Carbonero y Fabbro soltaran frases de ocasión, el presidente de River sorprendió con la noticia de que iba a producirse la renovación de Díaz. Dijo, además, que el anuncio también era una primicia para el más interesado de los interlocutores. Ramón no había hablado del tema con Passarella. Pero cuando los días pasaban sin la confirmación de aquellos dichos, el DT jugó sus fichas. Habló ante la prensa de una supuesta oferta de Dubai y su representante, Adrián Castellanos, dijo eso que todos, parece, quieren escuchar: “Ramón es de River”.
Un viejo conocedor de la política del club sostiene que “una cosa son los hinchas (de la cancha) y otra, los socios”. Y que el discurso hegemónico del Monumental no siempre es una fotocopia de la intención de quienes votan. Los candidatos niegan esa lectura. Asumen que Ramón es la carta ganadora. Por lo tanto, hay empate en ese aspecto. Como sea, un hombre de la política de River le quita ingenuidad a la movida de Passarella: “Fue una decisión para ganar votos”. El matrimonio por conveniencia tiene testigos. Dispuestos a ponerse el anillo de enlace con Ramón.

El acuerdo. Que lo llamó tarde. Que siempre debió ser el entrenador. Que no hay dudas de que es el hombre indicado. Que su apellido está por encima de cualquier proyecto. La síntesis de la campaña es Ramón Díaz. Con ese margen para moverse entre oficialistas y opositores, el DT tomó decisiones polémicas que, sin embargo, no despertaron críticas. Para los presidenciables, son detalles. Para el presidente, el pacto silencioso. El cheque en blanco a Ramón Díaz es el pasaporte de Passarella a su paraíso más posible: no sufrir el escarnio del Monumental. Antes de la tercera etapa de Díaz en el club, Passarella fue insultado por la mayoría de los hinchas. En el mismísimo momento de la vuelta olímpica por el retorno a Primera.
El entrenador con la sonrisa dibujada agradeció las gestiones por su continuidad. Turnes habló en nombre de “todos” los riverplatenses y pidió que en el fútbol argentino se respeten los proyectos. Por último, dijo “mucha mierda”. Le estaba deseando suerte a Ramón.