La aceleración inflacionaria y la meta de devaluación de 2% mensual fijada por el Banco Central erosionaron más del 20% de la competitividad cambiaria adquirida tras el salto de 118% que aplicó el gobierno de Javier Milei a mediados de diciembre. De mantenerse los altos niveles de inflación en los próximos meses, economistas consultados por PERFIL alertaron que complicaría los objetivos de mantener el flujo de liquidaciones de exportadores, la estabilidad de la brecha cambiaria y la acumulación de reservas por parte de la autoridad monetaria.
Luego de mover el dólar de $366 a $800, el BCRA anunció la aplicación de un crawling peg -microdevaluaciones diarias- de 2% por mes frente a una dinámica de precios que alcanzó el 25,5% en diciembre y cerraría en torno a 20% en febrero. Así, la cotización oficial se desplazó 10 veces más lento que el ritmo inflacionario. Esa diferencia horada la ventaja comercial que obtiene la Argentina al volverse más barata para el mundo.
Jubilaciones: qué pasará tras el fracaso de la Ley Ómnibus y de cuánto sería el próximo aumento
La entidad presidida por Santiago Vausili no tiene en sus planes de corto plazo modificar el porcentaje del deslizamiento diario del mayorista, que cotiza a $830, y se abre el interrogante sobre qué ocurrirá en caso de que la inflación no merme y comience un proceso de mayor atraso cambiario.
Pérdida de competitividad: los riesgos de la estrategia oficial
En diálogo con este medio, el jefe de Research de Romano Group, Salvador Vitelli, remarcó que la apreciación cambiaria tiene como correlato el crawling peg del 2% con una inflación viajando a una velocidad de dos cifras. "Si uno lo mira en términos porcentuales, hay una apreciación en torno al 28% en la caída del tipo de cambio real", calculó.
A su juicio, la dinámica "pone en jaque las liquidaciones de los exportadores justamente por el hecho de que el tipo de cambio comienza a asemejarse al post PASO". "El crawling lento era para incentivar liquidaciones y siempre eran en el corto plazo. A medida que va pasando el tiempo, ese deslizamiento empieza a quedar más lento que la inflación, genera esta apreciación y las liquidaciones comienzan a retacear", aseveró.
Bajo esta lógica, los agentes que venden productos al exterior reciben cada vez menos pesos por dólar. Si deciden postergar las operaciones hasta que exista un tipo de cambio más competitivo, el mercado cambiario podría secarse de oferta y, en consecuencia, presionar a los dólares alternativos, incrementando la brecha con el oficial. El spread entre los distintos segmentos oscila entre 44% (MEP) y 52% (contado con liquidación) después de haber alcanzado un piso de 10% en diciembre.
Hasta el momento, el BCRA esquivó un escenario de estrés cambiario al comprar más de US$ 6.400 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) desde el desembarco de Milei en la Casa Rosada. Un tipo de cambio más atractivo para los exportadores mediante el ajuste del dólar y las restricciones al acceso de los importadores al MULC explican la racha compradora.
En tal sentido, Vitelli remarcó que el Central tendrá que acelerar las microdevaluaciones administradas y, en simultáneo, readecuar las tasas de interés, que hoy se mueven muy por debajo de la inflación. "A medida que se va consolidando en el tiempo, es muy difícil licuar saldos reales porque tienden dolarizar carteras y eso pone presión cambiaria, aumenta la brecha, retrae las liquidaciones y se vuelve a una dinámica en el que el cepo te coloca en una situación muy frágil", apuntó.
Por su parte, el director de C&T Asesores Económicos, Camilo Tiscornia, sostuvo que desde la devaluación de diciembre, se perdió un 20% de competitividad. No obstante, rescató que el overshooting -sobreimpulso devaluatorio- permite que el tipo de cambio oficial siga siendo competitivo.
"Todavía hay margen con este tipo de cambio para absorber bastante inflación por un par de meses. Pero la inflación tendría que ir dando señales de baja. Si no sigue convergiendo y se mantuviera en torno al 15% de manera indefinida, sería muy difícil y se atrasaría. Si hay una tendencia a la baja llegando a la cosecha, hay chances de que siga siendo atractivo liquidar sin la necesidad de un salto muy grande. Dependerá de cómo sea la inflación en febrero y en marzo", señaló.
Luis Caputo aseguró que la caída de la Ley Ómnibus "no afecta el programa económico" del Gobierno
Se espera que la agroindustria recupere el terreno perdido en 2023 por la sequía. En efecto, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que el campo exportará por US$ 35.000 millones, aunque las altas temperaturas y los precios de las commodities podrían corregir a la baja ese número. No obstante, la entrada de divisas por la cosecha gruesa en abril aliviará las arcas del BCRA al reducir la necesidad de intervención en el MULC para vender dólares.
Para Tiscornia, la clave del programa económico para bajar la inflación y estabilizar el dólar oficial es la concreción del ajuste fiscal. "Si no, cualquier cosa que hagan con el tipo de cambio terminará provocando más inflación. Con un gobierno que más o menos funciona y que logre hacer el ajuste fiscal, no es necesario un tipo de cambio real tan alto como el que tenemos ahora ni como el que había en diciembre", subrayó.
En tanto, el director asociado de EcoGo, Sebastián Menescaldi, consideró que en el corto plazo, "la idea del Gobierno es no volver a devaluar" ya que "están pensando que este tipo de cambio es muy elevado y que se tenía que seguir apreciando un poco más llegando al nivel de equilibrio".
Desde su óptica, el desafío del oficialismo es conseguir una ganancia de productividad que permita el fortalecimiento del peso de forma genuina: "Que refleje una mayor productividad, que sea más apreciada, con lo cual, puedas a pesar de que este más apreciado, tener mayor productividad, vender más al exterior y seguir ganando".
El Gobierno se reunirá con el Consejo del Salario por primera vez para analizar los montos vigentes
El tipo de cambio retrocedió a los niveles post PASO
Por otro lado, un informe de Fundación Capital destacó que febrero es un mes donde estacionalmente se produce una baja en la demanda de dinero, "lo que podría ser un factor de presión sobre la inflación y los dólares financieros".
"Donde la inflación persista sostenidamente por encima de la tasa de interés (9% de plazos fijos), esto comienza a ser un gran riesgo", advirtieron sobre la posibilidad de una dolarización de carteras en caso de que no mejoren los rendimientos en pesos, que a su vez empujaría la brecha cambiaria hacia arriba.
Siguiendo esa misma línea, un informe de Aurum Valores resaltó que el tipo de cambio real "ya es igual al del día de la devaluación de Massa a $350". "De seguir con crawl de 2% en febrero, la competitividad del peso se erosionará aún más rápido que con Massa en septiembre de 2023, a menos que el dólar se deteriore a nivel global y ese efecto compense parte del deterioro de la competitividad cambiaria", alertaron.
Según el analista financiero de Wise Capital, Ignacio Morales, si la inflación no baja de forma contundente en los próximos meses o el BCRA no ajusta el dólar, "el campo se va a sentar arriba de cosecha gruesa y no va a liquidar exportaciones a la espera de un mejor tipo de cambio o que aumente el porcentual que los exportadores pueden liquidar por el CCL (hoy en 20%)".
"El tipo de cambio real proyectado no es rentable para la exportación en función a las reservas que el BCRA necesita acumular. Es más, hoy la Argentina está más posicionada para que ingresen dólares por privatizaciones y deuda (stock) que por balanza comercial (flujo)", concluyó.
MFN