ECONOMIA
deuda, inflación, salarios y pandemia

Las restricciones del Gobierno para "llenar los bolsillos" de los votantes

Alberto Fernández
Alberto Fernández | CEDOC

Cumpliendo con la máxima del Teorema de Baglini, el presidente Alberto Fernández prometió en campaña algo que, hoy que está en el poder, es difícil cumplir. “En cuanto llegue, voy a ocuparme de poner en el bolsillo de los trabajadores el dinero que perdieron en este tiempo”. Corría 2019 y el por entonces candidato Alberto Fernández intentaba marcar diferencias con Mauricio Macri.

El presidente enfrentará las elecciones legislativas de octubre en un escenario que restringe y limita su capacidad de implementar políticas expansivas. La economía crecerá en 2021 la mitad de lo que cayó el año pasado por la pandemia, la renegociación de la deuda con el FMI está en curso, y las reservas del Banco Central son exiguas.

Un reciente informe de Ecolatina analizó si en 2021 habrá “bendición de los años impares”, como sucedió en 2011, 2013 y 2015, cuando el Gobierno logró reducir la inflación y recomponer el poder adquisitivo y el consumo. La consultora llegó a la conclusión de que ahora la situación es “mucho más compleja y débil” y, por lo tanto, el presidente tendrá dificultades para cumplir aquella promesa.

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Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, explicó a PERFIL que la gran restricción que enfrenta el Gobierno es el financiamiento: “Nadie quiere prestarle en pesos y en dólares”. “El mercado no suele prestar para ponerle plata en los bolsillos a la gente”, asegura.

Termina un año muy difícil en materia económica, signado por la pandemia

Con respecto al acuerdo que negocia Martín Guzmán con el Fondo Monetario Internacional, Rajnerman sostiene que “es una condición necesaria, pero para nada suficiente” para implementar una política económica expansiva.

 Tras registrar un déficit récord del 7% en 2020, el ajuste de tarifas y la eliminación de programas como el IFE y el ATP revelan los límites que el propio Gobierno se trazó pese a enfrentar un año electoral.

Dólar

Igual que en 2013 y 2015, el mercado cambiario entró al año electoral con cepo. Sin embargo, las reservas netas son muy inferiores que en aquellas oportunidades. Mientras antes superaban los USD 10.000 millones, hoy rondan los USD 5.000 millones. “La capacidad que tiene el Banco Central para enfrentar una corrida cambiaria es menor”, advierte Ecolatina.

Luego de las devaluaciones en 2018 y 2019 y de un tipo de cambio que acompañó a la inflación en 2020, el dólar no está atrasado este año, lo que le daría cierto margen al Gobierno. Sin embargo, el “veranito cambiario” no será eterno, debido a las expectativas de devaluación y la fragilidad de las reservas. “Seguro habrá tensiones cambiarias de acá a agosto”, sostiene Rajnerman, que subraya una paradoja: “Cuanto más calmo está el tipo de cambio, es probable que más se recupere la actividad. Ahí aumentan las chances electorales del oficialismo y eso es un problema para el dólar”.

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Salarios

 En los años impares cuando se acercan las elecciones, los gobiernos intentan apuntalar el poder adquisitivo. El salario real creció 1,1% entre enero y octubre de 2013 y 4,4% en 2015. Pero el coronavirus y su impacto en la actividad económica pueden haber alterado esa dinámica. “Muchas ramas de actividad producen debajo de su plena capacidad, limitando las posibilidades de convalidar aumentos salariales. Además, el desempleo actual es mucho más elevado que entonces”, sostiene Ecolatina, que considera que el consumo puede repuntar vía recuperación de empleos, pero no del salario real.

En ese contexto, es central la inflación. Los consultores económicos que integran el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central esperan que en 2021 sea del 50%. Ese dato augura más presiones cambiarias que en 2013 y 2015. “Una cosa es planchar el tipo de cambio como una inflación de 2% y otras con el 4%. Una cosa es hacerlo con una economía que no tiene deuda, y otra durante una renegociación con el FMI”, concluye Rajnerman.