Los Ángeles - El cofundador de Greenpeace Patrick Moore, conocido en el sector ambientalista como el "ecotraidor", se defiende como ecologista radical. Y sus palabras confirman sin duda que sus puntos de vista tienen poco de moderado, incluso comparado con otros miembros de la comunidad "verde".
El último en probar su veneno fue el documental Hora 11 de Leonardo Di Caprio, al cual catalogó como una "rimbombancia del cambio climático".
La cinta fruto de la polémica, que fue narrada y escrita por Di Caprio y dirigida por Nadia y Leslie Petersen Conners, examina cómo la industrialización y el impacto humano ha diezmado los sistemas ecológicos del planeta.
En una columna de opinión publicada esta semana por el diario Vancouver Sun, Moore calificó el filme de Di Caprio como otra táctica de pánico antiforestal. Además, con el titular "Un hecho incómodo" se mofó de la película de Al Gore sobre el calentamiento global.
Moore aseguró en el texto que los árboles son poderosos concentradores de dióxido de carbono (CO2) y que cuando éstos se pudren o mueren, el carbono que han absorbido regresa a la atmósfera. En contraste, explicó el ecologista, un mueble fabricado hace 300 años continúa almacenando el CO2 de dicha época.
Por eso defiendió su teoría de que en lugar de cortar menos árboles y utilizar menos madera, se deben hacer todo lo contrario. "Lo que deben promover Di Caprio y (activistas como Tzeporah) Berman es el crecimiento de más árboles y la utilización de más madera", indicó.
El ecologista agregó que es una idea equivocada creer que la tala de bosques y los árboles viejos provocarán una emisión en red de carbono.
Estos comentarios podrían resultar incendiarios, una vez más, entre el mundo ambientalista, que está familiarizado con la hoja de vida de Moore y que por el contrario aboga por el uso de la energía renovable.
Y es que Moore pasó de ser uno de los pioneros del movimiento ecológico de Greenpeace a darle la espalda a la organización y contradecir la mayoría de los principios que él mismo defendió y promovió en su juventud.
En 1971 este ambientalista cobró fama mundial al defender en un velero viejo, junto a otros historiadores, las islas Aleutianas de las pruebas nucleares que quería realizar Estados Unidos en la zona.
Este incidente, que finalmente detuvo estas prácticas nucleares, fue lo que dio inicio a la organización que posteriormente tomó el nombre de Greenpeace.
Este canadiense, que trabajó en campañas de defensa de las ballenas y los océanos, dio un giro de 180 grados años después. En 1984, inmediatamente después de abandonar esta institución ecológica, se fue a trabajar en la industria de las granjas de salmón, yllegó incluso a proponer disparar contra focas, leones marinos y osos.
Al parecer hizo lo mismo con el sector forestal. Según sus detractores, Moore utiliza su título de ex miembro de Greenpeace para promover proyectos de su firma de consultoría ambientalista.
La última polémica que desató este controversial personaje fue en 2006 con un artículo publicado en el diario The Washington Post, en donde defiende la producción de electricidad mediante la fusión del átomo. Con esto pasó a formar parte de la lista de pronucleares de origen verde encabezada por el científico británico James Lovelook.
En el artículo del diario capitalino, Moore hace un recuento sobre los problemas de la energía nuclear, simplificando los efectos negativos y denominándolos como "mitos de la energía nuclear".
Moore, que ahora es catalogado por sus colegas como ex ecologista, asegura que los principales genocidios de la humanidad no han sido realizados con armas atómicas. Sin embargo, reconoce que el principal aspecto negativo del uso de la energía nuclear es que puede ser utilizada para fines destructivos.
Ahora Moore es presidente y jefe científico de una firma de consultoría en Vancouver en donde proporciona asesoramiento a compañías en el sector de la silvicultura, biotecnología y acuicultura. Además brinda consultoría a la industria del plástico y la minería.
Este toque de crítica por parte de Moore a esta cinta producida por la Warner Independent podría servir de publicidad para la película, que ya ha recaudado 171.000 millones de dólares desde su estreno el 17 de agosto.
O por lo menos, como pide Di Caprio, podría ayudar a que continúe abierto el debate mbientalista y sigan llegando más fans de los documentales a las salas de cine.