El ultraderechista Anders Behring Breivik, juzgado por la muerte de 77 personas, pasará gran parte de su vida en la penitenciaría de Ila, reformada con grandes medidas de seguridad para poder acogerle, tras ser condenado a 21 años de prisión, luego que el tribunal considerase que era imputable por sus crímenes. La condena es la máxima prevista por la ley del país escandinavo.
La gran interrogante durante el proceso de Breivik se centró en su salud mental. Ante informes psiquiátricos contradictorios, la justicia noruega debió decir si el extremista de derechas era penalmente responsable de sus actos o no.
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