El ataque con ametralladores contra el autobús de la selección de fútbol de Togo dejó dos muertos, el entrenador adjunto y el responsable de comunicación, mientras que el conductor de autobús, anunciado como muerto en un primer momento, no lo está, afirmó este sábado la CAF. Por el incidente, Togo decidió retirarse de la Copa de África de Naciones.
Angola decidió organizar una parte de la Copa de África de Naciones de fútbol en el enclave de Cabinda para demostrar que el país había superado la guerra civil (1975-2002), pero el atentado dejó en evidencia la existencia de una guerrilla separatista en esa importante zona petrolera.
La organización de la Copa era el punto culminante de una serie de eventos que debían simbolizar la normalización de Angola, entre ellos las elecciones legislativas de septiembre de 2008, las primeras desde 1992, y la cumbre de la OPEP celebrada en diciembre pasado. Sin embargo, el "acto terrorista" de Cabinda y las imágenes de los futbolistas togoleños conmocionados difundidas por las televisiones del mundo entero frustraron los deseos del gobierno angoleño y le recordaron las horas más sombrías del pasado.
El ataque constituye un "llamado de atención" para el gobierno, dijo el periodista angoleño y defensor de los derechos humanos Rafael Marques. "Se temía que sucediera algo durante la Copa y se sabía que era un riesgo organizar los juegos en Cabinda", dijo Marques a la AFP. " El gobierno dijo que tomaría las medidas de seguridad necesarias, pero no lo hizo", comentó.
Separado de Angola por una franja de la República Democrática del Congo, Cabinda fue elegido como una de las sedes de la Copa para promover una imagen de estabilidad de la provincia y atraer inversiones extranjeras. Cabinda, rica en petróleo y centro de gran parte de la explotación petrolera offshore de Angola, registró una larga lucha independentista encabezada por el Frente para la Liberación del Estado de Cabinda (FLEC).
En 2006, el gobierno angoleño firmó un acuerdo de paz con un dirigente del FLEC, Antonio Bento Bembe, y afirmó que Cabinda estaba pacificada. Sin embargo, una parte del FLEC denunció el acuerdo y mantuvo siempre una guerrilla de baja intensidad. Quedó demostrado que el acuerdo era una "farsa", señaló Marques, que condenó por otra parte la tardía reacción pública del gobierno angoleño.
Los medios de comunicación oficiales se mantuvieron en silencio varias horas después del ataque, cuando la información ocupaba los titulares de la prensa internacional. Más tarde, la televisión angoleña difundió un vídeo que mostraba a gente ensangrentada y al jugador togoleño de Manchester City, Emmanuel Adebayor, en lágrimas.
En un primer momento, el comité organizador negó el atentado, declarando a la AFP que el estallido de un neumático había sembrado el pánico entre los jugadores. Por su parte, el portavoz de la Confederación Africana de Fútbol, Souleymane Habuba, dijo que el torneo seguirá adelante al tiempo que se preguntaba por qué la delegación togoleña había optado por un viaje terrestre en vez de un vuelo.
El analista Alex Vines, del grupo de estudios internacionales británico Chatham House, con sede en Londres, también manifestó su sorpresa. "El viaje por carretera del equipo fue un error. Evidentemente no habían evaluado la gravedad de los riesgos en la zona", declaró Vines a la AFP.
"Se trata de la selva de Mayombe, donde los separatistas radicales del FLEC han operado durante décadas", agregó Vines. Por su parte, la organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch condenó el ataque, pero advirtió que no ha de servir de pretexto a una intensificación de la represión.
Fuente: AFP