El reiterado pedido del Papa Francisco para estos tiempos de pandemia: “¡Que las vacunas lleguen a todos!”, encabeza esta nueva edición del L´Osservatore Romano en lengua española. En esa primera página se ilustra lo que se ha dado a llamar el “Mapa de la desigualdad”. Se trata de un trabajo de la Our World in Data, actualizado a 22 de enero, que plasma que las inyecciones contra el covid-19 administradas por cada 100 habitantes, refleja la desigualdad en el reparto de vacunas.
La Organización Mundial de la Salud ha denunciado que hasta el momento se han administrado más de 39 millones de dosis en al menos 49 países con ingresos más altos, mientras que en un país pobre de África se han inoculado tan solo 25 inyecciones (es decir, un 0,00006 por ciento del total suministradas en el mundo). Los datos de las organizaciones internacionales muestran que los países ricos, que representan apenas el 14% de la población mundial, han adquirido el 53% de todas las vacunas más avanzadas hasta ahora. En ese sentido se publica una editorial de Lorena Pacho, redactora del periódico vaticano “La equidad en el reparto de las vacunas como imperativo”. En ese artículo, Pacho resalta la advertencia del la OMS de que el mundo está al borde de un fracaso moral catastrófico, y que el precio de éste se pagará con vidas y medios de subsistencia en los países más pobres del mundo. La periodista del staff vaticano también enfatiza que: “En este tiempo de oscuridad y de incertezas por la pandemia, surgen luces de esperanza como el descubrimiento de las vacunas, pero para que estas luces puedan iluminar y llevar esperanza a todo el mundo, deben estar a disposición de todos”.
Un artículo muy importante para la comprensión latinoamericana del pensamiento profundo del Papa Francisco es el que desarrolla la teóloga argentina Emilce Cuda en la página tercera de este ejemplar: “Epifanía popular”. La doctora Cuda expresa entre otros conceptos afines a la teología del pueblo, especialmente transversal a la mirada político, social y trascendente de Bergoglio que: “En la política como forma prevalece la armonía de lo diferente, no la idea, y eso facilita la organización de las periferias. En la política como relaciones de fuerza prevalece la tensión. Eso es el sistema de partidos como modo de organización liberal -tanto de izquierda como de derecha-, pero esto solo es posible en una sociedad con desarrollo industrial avanzado y pleno empleo, que permita el diálogo social entre los sectores productivos. La armonía es más funcional en un espacio social desorganizado laboralmente. Se las arregla mejor con las diferencias, hasta hacer sonar la música dodecafónica de la democracia con la participación de todos los sectores, incluso los de la economía popular. Los movimientos populares no son cuerpos a la mera disponibilidad. Son comunidades organizadas capaces de prevenir el momento populista. El sufrimiento injusto los mueve a unirse para salvarse y dar forma política al caos como lucha por la justicia. Por eso mismo son considerados por el magisterio pontificio como un signo de los tiempos, por ser una experiencia comunitaria de salvación”.
Entres los días 22 al 25 de enero, se conmemora la “Semana de oración por la unidad de los cristianos”. El Sumo Pontífice ha querido expresarse en memoria de esta importante celebración en oportunidad de sus dos homilías semanales tradicionales, el Ángelus y la Catequesis. Al finalizar la primera de ellas, Francisco manifestó que: Este año el tema se basa en la exhortación de Jesús: «Permaneced en mi amor y daréis mucho fruto» (cf. Jn 15,5-9). El lunes, 25 de enero, concluiremos con la celebración de las vísperas en la basílica de San Pablo Extramuros, junto con los representantes de las demás comunidades cristianas presentes en Roma. En estos días, recemos concordes para que se cumpla el deseo de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). La unidad, que siempre es superior al conflicto”. El miércoles 20 de enero, y prosiguiendo la catequesis sobre la oración, el Papa se detuvo en la semana ecuménica. Desde la Biblioteca privada del Palacio apostólico vaticano, el Pontífice expresó que: Es su oración antes de la Pasión, podríamos decir su testamento espiritual. Sin embargo, notamos que el Señor no ha ordenado a los discípulos la unidad. Ni siquiera les dio un discurso para motivar su necesidad. No, ha rezado al Padre por nosotros, para que seamos uno. Esto significa que no bastamos solo nosotros, con nuestras fuerzas, para realizar la unidad. La unidad es sobre todo un don, es una gracia para pedir con la oración. Cada uno de nosotros lo necesita. De hecho, nos damos cuenta de que no somos capaces de custodiar la unidad ni siquiera en nosotros mismos”. Ambas homilías se incluyen en forma completa y oficial en esta edición. Finalmente, se publica íntegramente, y a doble página, la homilía del Cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos sobre el tema “La sinodalidad desde un punto de vista ecuménico”.