Brasilia - El presidente reelecto de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, aseguró que aunque su gobierno sea para todos los brasileños sin distinción, seguirá protegiendo a los menos favorecidos durante su segundo mandato, que comenzó hoy.
"Soy presidente de todos, sin distinción de origen social, color (u) opción política, pero no se engañen, aún siendo presidente de
todos, así como hace una madre, yo cuidaré primero de los más débiles, de los más necesitados, de los que más precisan del Estado brasileño", afirmó el mandatario durante su primer discurso a la nación tras tomar posesión de su nuevo gobierno.
El presidente dijo estar muy emocionado por ser el presidente de su país, lo que calificó como "una bendición de Dios". "Haber llegado a donde llegué, habiendo salido de donde salí, sólo fue posible porque existe un ser superior que determina nuestros destinos", sostuvo, aludiendo a sus orígenes humildes.
Lula agradeció "a los trabajadores y a los estudiantes" por haber sido protagonistas de la consolidación democrática en el país, al haber salido a las calles a luchar por sus derechos. "Los trabajadores conquistaron un aumento de salario que es el mayor de los últimos 30 años, conquistaron el poder entrar en el palacio de gobierno (Palacio del Planalto, sede de la Presidencia de la República) como si fuera su propia casa", indicó, confesando sentirse "orgulloso" por ello.
"Este palacio, que precisa recibir reinas, reyes, príncipes y empresarios, también debe aprender a recibir a los más humildes, a los indios, a los negros, a los juntapapeles, a los que hacen de ese penoso trabajo su medio de subsistencia", señaló, recordando que en sus épocas de sindicalista ningún trabajador podía entrar "como si fuera su casa" a la sede de la Presidencia.
"Hacemos eso porque es oyendo al pueblo y aprendiendo de la sabiduría popular que gobernamos y es de esa forma que seguiremos gobernando", resaltó.
"Quiero mirar a los ojos a cada hombre y a cada mujer (...) y asegurarles que mi compañero (vicepresidente José) Alencar y yo daremos la vida si es necesario para cumplir con cada palabra que prometemos, y les digo que la parte más pobre de la población será tratada (en nuestro gobierno) con la decencia y el respeto con que debería haber sido tratada desde siempre", agregó.
El ex obrero metalúrgico agradeció al pueblo brasileño el no haberlo abandonado nunca, ni siquiera en los "momentos difíciles", aludiendo a los escándalos de corrupción que sacudieron su primer gobierno y que llegaron incluso a frustrar su reelección en la primera vuelta electoral.
"Porque en momentos difíciles, cuando algunos imaginaban que el juego había terminado, el pueblo entró en la cancha para decir 'nosotros construímos la democracia de este país y la defenderemos le cueste a quien le cueste y le duela a quien le duela'", afirmó.
Auguró que los próximos cuatro años serán "compensadores pero a la vez más difíciles". "Tengo noción de que hicimos mucho, pero al mismo tiempo sé que frente a las décadas y décadas de desigualdad e injusticia, hicimos mucho menos de lo necesario para que todos tengan acceso a la cultura, al trabajo, a desayunar, a salir de vacaciones, a estudiar, a una vida digna", admitió.
"La gente más pobre tiene que poder soñar con la posilbidad de que sus hijos tengan la misma posibilidad de estudiar en la universidad que los ricos", agregó.
Se refirió con contundente optimismo al paquete de medidas económicas que será anunciado en enero, y que tiene como objetivo "destrabar" el país e impulsar un sólido crecimiento económico, lo que constituye el mayor desafío que el mandatario deberá enfrentar en los próximos años.
En su discurso en el Congreso, Lula también pidió "prisa, coraje y osadía" para acelerar el crecimiento de Brasil, en el marco de un gobierno "popular", pero "no populista".
"Soy igual cuando vuelvo a conjugar, en sus formas más afirmativas, el verbo cambiar como lo hice hace cuatro años. Pero soy diferente, pues sin renegar de la paciencia y la persistencia que preconizo, quiero pedir hoy, con todo énfasis, prisa, osadía, coraje y creatividad para abrir nuevos caminos", aseveró.
Lula, que aseguró el control de la inflación y la estabilidad macroeconómica, se propone "destrabar" el crecimiento del país, uno de los más bajos entre los países emergentes.
"Sé que el crecimiento, para ser rápido, sustentable y duradero, tiene que hacerse con responsabilidad fiscal. En eso no aflojaremos, de manera alguna. Pero preciso combinar esa responsabilidad con cambios de postura y osadía en la creación de nuevas oportunidades para el país", reveló.
"Aquellos que apuesten en el fracaso de Brasil, serán derrotados. Este país va a tener un crecimiento vigoroso, pero no como en otra época, en que el país crecía y el pueblo continuaba pobre, el país crecía pero no se repartían las ganancias", aclaró. "Proponemos un crecimiento con más y mejor distribución de renta, para que el pueblo viva mejor", concluyó.