
Rio de Janeiro - Los ataques contra objetivos policiales y ómnibus que causaron al menos 18 muertos y más de 20 heridos en Rio de Janeiro, prosiguieron hasta última hora del día, con más incendios de vehículos en las calles. Dos ómnibus fueron incendiados en la región metropolitana de Niteroi y en la Bajada Fluminense, al final de una jornada considerada "trágica" por las autoridades de la capital turística de Brasil.
La ola de violencia comenzó poco después de la medianoche, cuando fueron atacadas a tiros delegaciones y garitas policiales y un hospital, y se extendió luego con incendios de ómnibus y enfrentamientos de grupos de delincuentes con la policía. Los agresores, armados con fusiles y granadas, atravesaron las calles de la ciudad a bordo de por lo menos una veintena de vehículos.
Según la Secretaría de Seguridad de Rio, entre los muertos hay nueve civiles, dos policías
militares y siete sospechosos de estar involucrados en los 14 ataques que, de acuerdo a la prensa,
fueron obra de Comando Vermelho, la facción criminal más antigua de Río.
Uno de los múltiples tiroteos entre policías y vándalos en la principal ciudad turística de
Brasil dejó un saldo de al menos diez muertos: dos civiles, tres agentes de la policía militarizada
y cinco delincuentes, informó la agencia DPA.
En otro ataque, ocurrido en el barrio Jacarepaguá, en la zona oeste de Río, un grupo de unos
30 hombres armados invadió un autobús que viajaba rumbo a San Pablo y, tras robar a los pasajeros,
prendió fuego al vehículo, donde
murieron carbonizados siete de sus ocupantes.
Tres hombres acusados de participar en este ataque fueron arrestados por la policía. Otros tres
colectivos, en tanto, fueron incendiados en la zona oeste de Río en el marco de la ola de
violencia, que incluyó además ataques a policías.
Para controlar mejor la ola de violencia, la policía militar ocupó este jueves las
principales favelas (barriadas pobres) de la ciudad, donde hubo nuevos enfrentamientos entre
presuntos narcos y fuerzas de seguridad.
Esta ofensiva criminal
hizo recordar los atentados en serie perpetrados periódicamente en San Pablo por la
organización criminal Primer Comando de la Capital (PCC), que dejaron un saldo trágico de
más de 180 muertos entre mayo y agosto últimos. Sin embargo, las autoridades de Río no confirmaron
la existencia de ramificaciones del PCC en la capital carioca.
Los agresores lanzaron planfletos contra milicias paramilitares y parapoliciales que se cree
operan en las favelas para expulsar narcos, en los que prometieron “un río de sangre” y
criticaron a la gobernadora de Rio,
Rosinha Matheus, y su marido, el ex gobernador
Anthony Garotinho, del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
"Rosinha y Garotinho apoyan la milicia contra los pobres afavelados. La milicia masacra a los
pobres de la favela y la respuesta es el río de sangre", dicen los panfletos, cuya copia aparece
publicada en O Dia, según reprodujo la agencia Ansa.
Por su parte, el secretario de Seguridad Pública, Roberto Precioso, atribuyó la ola de
ataques a la insatisfacción de los delincuentes presos por el cambio en el comando de la
gobernación provincial, que el lunes próximo pasará a las manos de Sergio Cabral, del Partido del
Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).
Según dijo Precioso al diario Folha de Sao Paulo, las autoridades lograron evitar que la ola
de violencia tuviera consecuencias aún peores gracias a que, a partir de informaciones recibidas
sobre la inminencia de los atentados, reforzaron el contingente policial en las calles.
"Al contrario de lo que ocurrió en Sao Paulo, hemos logrado contener la acción criminal",
afirmó el secretario aludiendo a la serie de atentados perpetrados por el PCC.
Precioso admitió, sin embargo, que "existe el riesgo" de que la violencia siga hasta el
domingo, cuando Río protagonizará la más importante fiesta de Año Nuevo de Brasil: "Ese riesgo es
permanente, pero la policía estará actuando con todos los recursos disponibles".
Por su parte, el gobernador electo del Estado de Río,
Sergio Cabral, afirmó que, a partir del momento en que tome posesión, el 1 de
enero, ya no tolerará ese tipo de ataques y se dispone incluso a pedir ayuda al gobierno federal
para desplazar a la "Ciudad Maravillosa" efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad Pública.
Cabral, quien reemplazará en el comando de la administración provincial a la gobernadora
Rosinha Matheus, descartó la posibilidad de que los ataques sean una respuesta de los delincuentes
presos a su supuesta intención de cambiar el comando de la Secretaría de Administración Carcelaria.
Fuente: Télam