INTERNACIONAL
El caso Glynn Simmons

Navidad con los nietos, NBA, y la amargura que no se va: la vida después de pasar 48 años preso por error

Lo condenaron en 1975 por un crimen que nunca se probó. Fue la sentencia errónea más larga de la historia de EE.UU..

Glynn Simmons, 48 años preso
Glynn Simmons, 48 años preso | GoFundMe

La frase muchas veces se gasta en cualquiera, pero "vidas de película" hay pocas. Glynn Simmons puede levantar la mano: 48 años presos por un crimen que no cometió. Ya estamos viendo la leyenda en el afiche.

Por ahora es disfrutar las cosas viejas, que para él son nuevas. "Ver como cambian las estaciones del año, el follaje, cosas simples que no podías disfrutar en la cárcel. No podías verlas. Es estimulante", se alegra. 

 Glynn Simmons fue víctima de una barbaridad. Estuvo preso casi cinco décadas por algo que no hizo. Lo condenaron por el asesinato de Carolyn Sue Rogers, en 1974. Está considerada la sentencia errónea más larga de la historia de los Estados Unidos.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Ahora tiene 70 años. Tenía 22  cuando él y un supuesto cómplice fueron condenados a muerte, en 1975. La pena después la bajaron a perpetua. En julio de 2023, salió en libertad. En diciembre lo declararon inocente por falta de pruebas.

Récord de ejecuciones por pena de muerte en el mundo

Habló con la BBC sobre su nueva vida, que disfruta pese a que pelea contra un cáncer. Si la primera pregunta es qué lo mantuvo entero durante tantos años, la respuesta es simple: "Ser inocente te ayuda a mantener la fe".

"Mentiría si dijera que no perdí la fe muchas veces. Pero como una banda elástica, te estirás y volvés", dice.

 

Glynn Simmons: la pesadilla de una vida

En enero de 1975, Simmons fue detenido con un grupo de personas en una fiesta, en una causa por un robo violento. En la sede policial donde lo llevaron lo hicieron participar de una rueda de reconocimiento en la que buscaban identificar al asesino de la empleada de un local de bebidas en las afueras de Oklahoma.

Un cliente que había sido baleado durante el asalto fue como testigo al reconocimiento, apenas dejó el hospital. "Nunca identificó a Mr. Simmons. En cambio, remarcó diferentes características de al menos otras tres personas en la fila", recuerda el abgado del exconvicto, Joe Norwood.

Liberaron a un hombre tres 48 años en la cárcel: la condena equivocada más larga en EE.UU

Pero Simmons, aunque explicó que estaba en Lousiana en el momento del robo, fue acusado y condenado. "Yo no la llamo una falla de la Justicia. No fue un error. Fue un acto deliberado, un acto consciente de indiferencia", se lamente casi 50 años después.

En 1975 la atmósfera de racismo era muy densa en Oklahoma. Todavía lo es a lo ancho del país. No es declamatorio. Los afroamericanos tienen 7 veces y media más posibilidades de recibir condenas que la población blanca, según el Registro Nacional de Exoneraciones.

 

48 años preso por error: "Ahora quiero un extremo de liberación"

"Muchas veces perdí la cabeza" en la cárcel, cuenta Simmons. La ansiedad lo ganaba. "Cuando ves a mucha gente que muere alrededor tuyo, hacés las cuentas".

El cáncer fue un tema aparte. No recibió quimioterapia hasta que salió de la cárcel, y se expandió. 

Pero nada le quita el disfrute de la libertad: todo lo bueno cobra un valor inmenso. Pasó la última Navidad con su hijo, tres nietos y siete bisnietos. Impagable para él. "Fue hermoso. Algo que todos hicimos por primera vez".

Por primera vez en la historia de Estados Unidos, un preso será ejecutado con gas nitrógeno: por qué lo decidieron

Quizá no al grado del rencor, pero tiene quejas, claro. Está enojado porque el Estado de Oklahoma no expresó su arrepentimiento. Y porque todavía no recibió protección social oficial. Los condenados por error en Oklahoma pueden postularse para una compensación equivalente a 3.600 dólares por cada año que pasaron en la cárcel. 

Mientras tanto, una fundación que se creó para asistirlo ya juntó 326.000 dólares, incluidas donaciones personales superiores a los 30.000 dólares. 

Además de disfrutar de la familia, Simmons quiere dedicar su nueva vida a contar su historia y a trabajar por una reforma judicial que impida que haya nuevos casos terribles como el suyo.

Uno de los momentos más importantes para él fue cuando asistió a un partido de Oklahoma City Thunder, de la NBA. También le gustaría viajar por el mundo: "Pasé por una experiencia extrema de encierro. Ahora quiero llegar a una extremo de liberación".

Reconoce que perduran "el enojo y la amargura" por sus años en prisión. "Pero hay que regularlo, porque si no, te come", piensa. "Lo que se hizo no puede ser desecho. Pero no voy a revolcarme en eso".

LT