La batalla legal entre Donald Trump y la CNN tuvo ayer su primer round, pero aún dista de un veredicto final. Un juez federal de Estados Unidos ordenó a la Casa Blanca devolver la acreditación de prensa del periodista Jim Acosta, que había sido revocada después de que el presidente le recriminara el tono de sus preguntas durante una conferencia. La Casa Blanca dijo que devolverá “temporalmente” la acreditación, aunque dejó abierta la posibilidad de volver a denegarle el permiso, al tiempo que anunció que impondrá nuevas reglas “para garantizar conferencias de prensa justas y ordenadas”.
El magistrado Timothy Kelly exigió que el gobierno restableciera el acceso de Acosta hasta que se celebre una audiencia sobre el caso, aunque aplazó una decisión de fondo. “Le ordeno al acusado que restaure inmediatamente la acreditación de Acosta”, dijo, al argumentar que no se respetó el derecho del periodista al “debido proceso”.
Fallo. Kelly explicó que su decisión no resuelve la cuestión de fondo, esto es, si la Casa Blanca violó la Primera Enmienda, que garantiza a Acosta y a su empleador el ejercicio de la libertad de prensa. Esa postura generó incertidumbre sobre cómo se dirimirá el juicio, que la prensa norteamericana considera crucial para su actividad.
Según el magistrado, que fue designado en 2017 por Trump, la Casa Blanca no respetó el debido proceso al revocar la acreditación, porque no notificó previamente al periodista, quien no tuvo la oportunidad de presentar un descargo por escrito antes de que su pase fuera retirado. Jim Windolf, editor de The New York Times, expresó ayer su cautela sobre el contenido del dictamen: “El subtítulo del fallo judicial: Podés echar a un periodista de la Casa Blanca, pero tenés que seguir los procedimientos. No fue necesariamente una victoria de la Primera Enmienda”.
El abogado David Lurie, al frente de un estudio en Nueva York, fue más optimista. “La legislación actual es abrumadoramente favorable a la CNN. Incluso, según la doctrina de los tribunales federales de Estados Unidos, el juez está obligado a seguir las decisiones de instancias de apelación más altas en Washington, que decidieron en un caso previo a favor de un periodista demandante”, explicó a PERFIL. La cadena comandada por Ted Turner cuenta a su favor con el antecedente del periodista Robert Sherrill, que en 1977 ganó un juicio luego de que el Servicio Secreto le denegara la acreditación sin
una “razón convincente”.
Al abandonar el tribunal, Acosta dialogó con la prensa y agradeció el apoyo de sus colegas. “Volvamos a trabajar”, afirmó el jefe de corresponsales de CNN en la Casa Blanca. En un comunicado, la CNN se congratuló por la decisión preliminar de Kelly. “Estamos contentos con este resultado y esperamos una resolución final en los próximos días. Nuestra sincera gratitud a todos lo que han apoyado no solo a la CNN, sino también a una libre, fuerte e independiente prensa estadounidense”, sostuvo la empresa.
Una docena de medios habían respaldado a la cadena en la Justicia, entre ellos: A-ssociated Press, Bloomberg, NBC News, The New York Times, USA Today, y Fox News, propiedad de Rupert Murdoch, cercano a Trump. La prensa tomó este caso como un punto de quiebre con el jefe de Estado, que, amenazó con retirar más credenciales a otros periodistas.
Si la Casa Blanca y la CNN no llegan a un acuerdo, el juicio podría extenderse durante varios meses. “Si la CNN gana, el fallo no será visto como un antecedente en el futuro, sino simplemente como una reafirmación de los principios que existen actualmente. Si pierde en el tribunal y en instancias superiores, incluyendo a la Corte Suprema, el caso será percibido como una limitación a las garantías constitucionales a la prensa”, agregó Lurie.
Antecedentes. CNN demandó a Trump y a otros cinco funcionarios –entre ellos– su jefe de gabinete John Kelly por suspender la acreditación de Acosta el 7 de noviembre, tras un altercado con el presidente durante una conferencia de prensa. El periodista le preguntó por qué había declarado que la caravana de migrantes era una “invasión” y Trump se enfureció. Desde el podio, le dijo a Acosta que era una “persona grosera y terrible”, lo acusó de divulgar “noticias falsas” y lo calificó como “enemigo del pueblo”. Una joven empleada de la Casa Blanca intentó quitarle el micrófono, pero Acosta se rehusó. Horas más tarde, la vocera de Trump, Sarah Sanders, anunció que su acreditación había sido suspendida y lo acusó de haber “puesto sus manos” encima de la becaria. Sin embargo, el juez Kelly afirmó que la acusación de la Casa Blanca contra Acosta era “probablemente falsa” y “basada en evidencia de dudosa exactitud”.
China y el Rusiagate
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dijo ayer que respondió por escrito las preguntas que le envió el fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller, lo que marca la primera vez que coopera directamente con esa investigación. “He respondido muy fácilmente a las preguntas de Mueller”, afirmó Trump en declaraciones a los periodistas en la Casa Blanca. “Todavía no las he enviado. Acabo de terminar de responderlas”, agregó, al tiempo que llamó un “fraude” a la investigación sobre la presunta injerencia rusa y la colusión con su campaña presidencial.
Por otro lado, abrió la puerta a no imponer a China una nueva tanda de aranceles a la importación de productos, en el marco de la guerra comercial que declaró a ese país. “Les hemos puesto aranceles por valor de 250 mil millones de dólares. Y tenemos otros 267 mil millones para aplicar tarifas, pero podríamos no tener que hacerlo. China quiere hacer un trato”, dijo Trump, que tendrá una bilateral con Xi Jinping en Buenos Aires durante el G20.
