Cambiar la reelección de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, por la de su mentor, correligionario en el Partido de los Trabajadores (PT) y ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) ha dejado el campo de las ideas y ganado terreno en el de la realidad. Sin embargo, aunque el reemplazo sea respaldado por encuestas de intención de voto, es rechazado por integrantes del propio PT, preocupados por el futuro del grupo.
Lula ha negado ese objetivo. No obstante, analistas políticos dicen lo contrario. Basan sus consideraciones en incoherencias del ex mandatario y apuntan que inició una guerra en el seno de la citada fuerza política, entre partidarios opositores a ese “plan B”, que comienza a hacer bajas.
“No le creas a Lula si vuelve a decir que no desea estar otra vez en el Palacio do Planalto. Dilma y Lula están librando una batalla”, declaró a PERFIL el columnista política del diario O Globo Ricardo Noblat.
Discípula desobediente. De acuerdo con Noblat, Rousseff se apegó al poder y no quiere dejarlo. Lula pensaba que podría decirle a la presidenta que no buscase la reelección, pero ahora se dio cuenta de dos cosas: su discípula no es obediente y tampoco ha sido la excelente administradora que él mismo le vendió al país en las elecciones de 2010.
“Si Lula no quisiera volver en 2014, sería más discreto y no concedería entrevistas para decir, por ejemplo, que el PT salga a la calle a defender el gobierno de Dilma contra denuncias de corrupción”, señaló el estratega de Política de Arko Advice, Thiago de Aragão.
Según el analista político José Negreiros, Lula se ha sentido animado con los resultados de estudios recientes que afirman que casi el 40% de los electores lo quieren nuevamente como presidente. “El dice públicamente haber orientado personalmente a Dilma a que diga, durante la campaña, que la economía va a mejorar. Con eso, Lula pasa el mensaje de que ella está mal parada y que él es el único que sabe qué hacer”.
Negreiros y De Aragão coincidieron en que grupos del PT están atentos a los movimientos de Lula. En ese sentido, aunque no estén satisfechos con la gestión de Rousseff, los militantes se han movido para asegurar que ella pueda mantenerse como candidata y que Lula no supere al proyecto de su fuerza política.
Ambos recordaron que esta semana el principal articulador del movimiento Vuelve Lula, el vicepresidente de la Cámara de Diputados y uno de los líderes del PT, André Vargas, fue obligado a alejarse temporalmente de su cargo por un escándalo de corrupción.
“No dudo que las denuncias que alcanzaron a Vargas puedan haber sido facilitadas por petistas contrarios al Vuelve Lula”, dijo Negreiros. Y
De Aragão completó: “Si Lula regresa, el PT tendrá que hacer todo lo que él quiera, incluso apoyar en las próximas elecciones a alguien totalmente desconocido, como Dilma en 2010, para la presidencia en 2018”.