OPINIóN
Coronavirus

La educación virtual, más allá de la pandemia

En estos tiempos de cuarentena el sector educativo tuvo que adaptarse a las necesidades de docentes y alumnos para continuar con el proceso de aprendizaje. Desafíos actuales y futuros.

Educación Virtual
Educación Virtual | Shutterstock

El Covid-19 obligó a repensar en poco tiempo pero con máxima urgencia todos los sistemas de lo común: el espacio público, las instituciones de la salud, la educación. La interrupción de la vida con el afuera, nuestra vida pública y también privada, implicó una serie de reacciones veloces que montaron una continuidad en la excepción. ¿Cómo seguir con la escuela, con la universidad, con la formación docente en tiempos de pandemia?

Las escuelas y la mayor parte de las universidades, públicas y privadas, diseñaron con destreza y sin tiempo para el shock modos de estar presentes en la ausencia. Allí está toda la tecnología puesta en juego para sostener el encuentro entre docentes y alumnos, entre instituciones y personas: grupos de whatsapp de madres y padres que comparten tareas y se avisan cuándo entregan los bolsos de comida; páginas de Facebook con actividades e intercambios; el Google ClassRoom extendido en los diferentes niveles; plataformas de educación a distancia; campus virtuales; encuentros por video conferencia; audios, videos, textos que van tejiendo este modo de hacer escuela tan particular.

En estas estrategias acompañan planes “maestros”, como Seguir Estudiando, una iniciativa multiplataforma —internet, papel, radio, TV—para distribuir contenidos educativos por nivel que, a su vez, dialoga con el curriculum.

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La educación post coronavirus

Sin dudas, este mes de pandemia confirma algunas cuestiones y plantea nuevos desafíos. En primer lugar, es una verdad rotunda y dolorosa que estamos desigualmente conectados y la interrupción de Conectar Igualdad agravó el escenario, porque son muchos los hogares donde no hay computadora y eso limita las posibilidades de trabajo de miles de alumnos.

Los celulares, de pre o post pago, son los dispositivos que más se usan y cualquier instancia de educación que se diseñe como virtual tiene que tener eso en cuenta. A veces es la única forma de estar en contacto, de responder una consigna, de participar.

Más allá de los modos de conexión, es más claro que nunca que el trabajo docente es irreemplazable y necesitamos revalorizarlo

Más allá de los modos de conexión, es más claro que nunca que el trabajo docente es irreemplazable y necesitamos revalorizarlo.Es más claro que nunca que también que las instituciones ponen en juego cuestiones que no pueden ser reemplazadas sin más por la virtualidad. Aún en circunstancias adversas, son los y las docentes los que se pusieron al hombro la presencia de la escuela en los hogares, a veces con más y a veces con menos apoyo institucional. Vemos experiencias en todo el país acerca de cómo maestros y profesores siguen ocupando un espacio diario en la vida cotidiana de niñas, niños y jóvenes tanto con tareas académicas como sumando una voz autorizada que pide que nos cuidemos, que no salgamos. Nos queda por pensar cómo, a la distancia, podemos generar una relación con el conocimiento que de ninguna manera se limita a la resolución de actividades. Pero eso es algo sobre lo que tendremos que empezar a cuestionarnos. Lo común, ese tema que siempre enseñó la escuela, hoy también es eso.

Emergió, asimismo, el desafío de ecualizar lo que se hace, lo que se puede hacer, en una circunstancia extraordinaria. Es posible que luego de cierta fiebre híper activa de la primera semana de aislamiento —con propuestas de todo tipo, pedidos de más o menos tareas y enormes expectativas para con la vida en pantalla— hayamos confirmado todos que el bombardeo de actividades no sirve, en ningún sistema. La cantidad no confirma más ni mucho menos mejor trabajo. Muchos tecno gurúes viven días de gloria recomendando contenidos y recursos que tomaría años enteros si quiera poder ver antes de usar. El ojo curador, en estos tiempos, es quizás más importante que el productor: decidir qué usamos y para qué es mucho más relevante que la distribución compulsiva de cientos de cosas.

Por otro lado, quienes no habían entrado nunca en el universo de la educación virtual, detectaron muy rápidamente que la virtualidad no funciona si se piensa como una presencialidad de otro tipo. No es un como si. Es otra lógica y requiere pensarse desde otro lugar. Incluso con plataformas de video conferencias que nos permiten encuentros sincrónicos y multitudinarios, los encuentros que se producen son específicamente virtuales, lo que no quiere decir que no estemos compartiendo este tiempo cada uno desde su espacio.Seguramente este trayecto tan extraño va a dejar aprendizajes en ese sentido.

Constatamos, sin embargo, que la educación virtual es una experiencia muy extendida sobre todo en el nivel superior y universitario. La mayor parte de las universidades tienen sus propios campus, y decidieron dar continuidad en esos espacios a las clases ya comenzadas o, directamente, iniciar el cuatrimestre en la virtualidad. Docentes con o sin experiencia en estos menesteres se pusieron a hacer clases por Zoom articuladas con consignas de trabajo que se resuelven de modo remoto. Estas y otras formas más o menos multimodales están sosteniendo cursadas en todo el país, rediseñando lo que requiere presencialidad (prácticas en escuelas o en hospitales, entregas de maquetas, entre otras prácticas más difíciles de virtualizar) pero confirmando que hoy la educación virtual es una modalidad valiosa y de calidad.

Coronavirus y sistema educativo: la necesidad de acelerar un cambio cultural

Resulta tentador (o tal vez sea un impulso de esperanza) pensar en cómo será el mundo después de esta pandemia: cómo y cuándo vamos a volver, a qué espacios y con qué cuidados, cómo va a haber cambiado todo, a qué “normalidad” volvemos. Algo es seguro, nuestra “normalidad” no será la misma de antes. Como en otras instancias de lo público, la educación también habrá mutado, aprendido e integrado saberes, desde la gestión de una crisis sin precedentes hasta la invención de formas de seguir juntos enseñando y aprendiendo, aún en la distancia.

*Coordinadora de UNIPE Digital.