OPINIóN
Paz o guerra

Diplomacia entre Rusia y Ucrania

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La guerra en Ucrania | AFP

Coincidiendo con el aniversario del primer año de la guerra de Ucrania, China presentó un plan de doce puntos para iniciar una negociación de paz. Concretamente, planteó un alto al fuego, el inicio de conversaciones de paz, resolver la crisis humanitaria, el apoyo al intercambio de prisioneros, el cese de ataques a instalaciones civiles, la protección de las centrales nucleares, un punto final a los ataques armados contra ellas, la garantía a la exportación de cereales, el cese de las sanciones unilaterales, la protección de la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro, y el apoyo en la reconstrucción de Ucrania. La respuesta de la OTAN fue negativa, argumentando que China planteaba como prioridad “la soberanía de todos los países y su integridad territorial”, y esto era una contradicción con la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Asimismo, el presidente estadounidense, Joe Biden, el encargado de Relaciones Internacionales de la Unión Europea, Josep Borrell, y el Consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, criticaron la propuesta por no condenar a Rusia. Pero el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, afirmó que el involucramiento de China en el conflicto era “un importante primer paso” y se manifestó dispuesto a hablar con el presidente chino, lo que podría tener lugar en coincidencia con la visita de Xi a Moscú que tendría lugar en los próximos días. La conversación sería vía Zoom. Por su parte, el presidente ruso sostuvo que la propuesta china era un aporte interesante, pero que requería tiempo y trabajo para poder concretarse. China está adquiriendo un rol protagónico en la diplomacia internacional, como lo confirmó su reciente rol en el acuerdo para restablecer las relaciones entre Arabia Saudita e Irán, algo que muestra el debilitamiento del rol de Estados Unidos en dicha región.

Desafío de la OTAN: la limitación de su industria militar

Una hoja de ruta diplomática para una solución pacífica al conflicto entre Moscú y Kiev –que es también con la OTAN–, fue presentada por Henry Kissinger el 21 de diciembre. Lo hizo mediante un artículo en la publicación estadounidense The Spectator. Plantea que la solución debe comenzar por aceptar los cambios geopolíticos que la guerra ya ha producido. Sostiene que “se acerca el momento de aprovechar los cambios estratégicos que ya se han logrado, integrarlos en una nueva estructura encaminada a lograr la paz mediante la negociación”. Asemeja la situación de hoy a la Primera Guerra Mundial, a la que califica de “suicidio cultural”, y sostiene que en 1916 se estuvo cerca de la paz, pero que se desaprovechó la oportunidad, lo que ocasionó dos años más de sangrienta guerra. Argumenta que un proceso de paz, para ser exitoso, debe reconocer que por primera vez Ucrania se ha convertido en un Estado importante en Europa Central. Este país tiene hoy uno de los ejércitos más importantes y eficaces del continente europeo y un proceso de paz debería aceptar que Ucrania forme parte de la OTAN. Dice que la alternativa de su neutralidad planteada por Rusia al inicio del conflicto bélico deja de tener sentido cuando Finlandia y Suecia deciden incorporarse a la alianza militar occidental. Recuerda que por eso el pasado mes de mayo recomendó establecer una línea de alto el fuego a lo largo de las líneas existentes donde comenzó la guerra. Rusia renunciaría a sus conquistas a partir de ahí, pero no al territorio que ocupó hace casi una década, incluida Crimea.

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Kissinger dice no compartir la idea de una “Rusia impotente por la guerra”, como pretenden algunos estrategas de la OTAN. Argumenta que Rusia ha contribuido decisivamente al equilibrio mundial y al balance de poder durante más de medio milenio y que su papel histórico no debe degradarse. Dice que las frustraciones militares de Moscú no han eliminado su alcance nuclear global que le permite amenazar con una escalada en Ucrania. Finaliza recuperando el valor del camino de la diplomacia, el que, en su visión, “puede parecer complicado y frustrante, pero avanzar hacia él requiere tanto la visión como el valor para emprender el viaje”. Concretamente, sostiene que Occidente, para una solución, tiene que aceptar que Rusia seguirá siendo una potencia nuclear. Esta propuesta de Kissinger cayó en el vacío. No fue refutada ni discutida. Pese a sus 99 años, sigue siendo una mente lúcida para comprender los conflictos internacionales.

Pero el escenario más probable sigue siendo que durante 2023, el conflicto continúe predominantemente en el campo de batalla.

*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.