OPINIóN
Análisis

"La ilusión no se come, pero alimenta"

Como sucede con el coronel en la novela de García Márquez, son muchos los argentinos que se alejaron del poder, la clase política y las instituciones. El deseo de cambio torció el rumbo.

Javier Milei prendió la motosierra antes de asumir
Javier Milei prendió la motosierra antes de asumir | CEDOC

“ 'La ilusión no se come" dijo ella. 'No se come, pero alimenta', replicó el coronel”. Gabriel García Márquez sumergió al protagonista y su mujer en el terreno de la esperanza, aun cuando las circunstancias y la propia dinámica de la coyuntura pudieran resultar adversas. Lo hizo en aquella breve y memorable novela El coronel no tiene quien le escriba, escrita allá por la década del 60 y considerada por el propio escritor colombiano como su mejor libro.

Ese anhelo de aferrarse a la esperanza del propio coronel es el mismo que tuvo la mayoría de los argentinos que eligieron el pasado domingo un cambio, le guste a quien le guste y le pese a quien le pese. Una esperanza anclada en la incertidumbre y el desconocimiento pero que implica un cambio respecto de una forma de hacer política que, ya sabemos, no funcionó.

El triunfo de Javier Milei esconde mucho más que la negligencia del propio oficialismo en materia económica y social. Es un atisbo de desahogo contra un gobierno que cometió un sinfín de errores en los últimos años, desde el obsceno vacunatorio VIP hasta las fiestas en Olivos –cuando todos estábamos en una cuarentena eterna– sin olvidarse de una payasa celebrando el Día de las Infancias en la misma conferencia en la que se anunciaban 20 nuevos fallecidos por Covid-19 o tantos otros sucesos de pornográfica impunidad.

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La dinámica de los hechos en nuestro país atrofia la memoria selectiva individual pero bien vale recordar que todos estos episodios sucedieron en el actual gobierno y no hay dudas de que tuvieron un fuerte impacto en la decisión de un gran porcentaje de ese 55% que decidió inclinar su voto por La Libertad Avanza.

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Con una cifra realmente menor a la inversión realizada por el oficialismo, Javier Milei no necesitó de un ministro que se suba a los trenes atemorizando a los ciudadanos ni responder en pleno debate a ese autoritario “por sí o por no” de Sergio Massa, que tanta excitación produjo en los seguidores de Unión por la Patria.

"La ilusión no se come, pero alimenta"

Anotación al margen: queda claro que el debate tiene una importancia relativa y que no es decisivo, por más eficaz que puedan resultar las estrategias en el campo de la oratoria y la comunicación no verbal.

Del mismo modo también queda claro, como un breve corolario electoral y para tener en cuenta de cara al futuro, que las PASO no sirven para nada.

Es muy genuino y hasta legítimo ese deseo de fomentar la participación ciudadana e involucrar a la sociedad en los albores del proceso electoral, pero el costo económico, la carencia de verdadera legitimidad –con el voto estratégico de muchos que no necesariamente responde a sus intereses– y la detonación de la gobernabilidad del oficialismo de turno (que provoca verdaderos sacudones en el bolsillo de los argentinos) son argumentos lo suficientemente sólidos como para abandonar o repensar esta instancia electoral.

Como ocurre con el coronel en la novela de García Márquez, son muchos los argentinos que perdieron todo tipo de confianza en las instituciones y en la clase política, producto de la corrupción, las incesantes crisis sociales, políticas y económicas que han generado tanta desigualdad.

Javier Milei supo, aún con algunos puntos controvertidos en su plataforma electoral, toca esas fibras sensibles en la población, que pudieron más que ese 1.5 del PBI que el candidato oficialista despilfarró en el famoso “plan platita”.

Al igual que el coronel, en ese constante deseo de cambio, son muchos los argentinos que sueñan con un país más justo y equitativo¿Será el candidato libertario la solución para alcanzar ese idílico horizonte?

Como dato de color, el oficialismo se ha ido divorciando de la sociedad –sobre todo de los más jóvenes– y esa lejanía, producto de la infinidad de errores en la implementación de políticas públicas, que no pudieron hacer frente a las problemáticas de los argentinos, también se vio materializada en el distanciamiento de esa ágora digital donde los argentinos pasan mucho tiempo, TikTok.

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CFK y Sergio Massa aterrizaron sorpresivamente demasiado tarde en esta red social, durante el último cuatrimestre de 2023. Quizás allí haya otro motivo para entender por qué los jóvenes electores se volcaron por un outsider a quien tenían literalmente más a mano y les decía lo que ellos querían escuchar. El escenario que se viene en la Argentina es extremadamente complejo y estos próximos días hasta la asunción del presidente electo serán decisivos para ver qué tipo de democracia tenemos.

Pese a no haberlo sido durante los últimos cuatro años, el Gobierno deberá demostrar madurez republicana y estar a la altura de las circunstancias para operar una transición ordenada que implique, desde el vamos, números claros y una radiografía real de la situación social que vive el país (¡Basta de cifras adulteradas por índices fraudulentos!).

Los tiempos que se vienen van a ser realmente difíciles y se necesita de un mayor compromiso de todos los actores políticos y también de la sociedad civil para poder encaminar la Argentina hacia un futuro más promisorio, no sólo para todos nosotros sino también para aquellas generaciones venideras.

Al igual que el coronel cuando esperaba noticias del administrador respecto del cobro de su pensión, sabiendo que era utópico, los argentinos no podemos perder las esperanzas