Los avances tecnológicos respecto a la conectividad nos permiten compartir información de una manera más eficiente para la toma de decisiones, resolución de problemas o la automatización de tareas.
Sin embargo, estas no son las únicas huellas que estos avances están dejando. En los últimos años, ha habido una aceleración en la consolidación de una práctica que hace algunos años se consideraba poco implementada: el trabajo remoto o a distancia.
Pasó de un 3% en 2019, a un número entre el 20% y el 30% en 2021, según la OIT.
En las empresas que adoptan esta modalidad, los colaboradores experimentan los beneficios de una cultura laboral asincrónica, donde las reuniones virtuales, las herramientas de colaboración en línea y los sistemas de gestión de proyectos permiten llevar a cabo las tareas desde cualquier ubicación y en cualquier momento.
Claro está que el trabajo remoto no está exento de desafíos, pero sus beneficios son numerosos.
Al eliminar la necesidad de desplazamientos diarios y la dependencia de una ubicación geográfica específica, los colaboradores tienen la libertad de organizar su tiempo y espacio laboral de acuerdo a sus necesidades individuales.
Esto facilita una mejor conciliación entre la vida personal y profesional, permitiendo a su vez, un mayor equilibrio y bienestar general.
Además, el trabajo remoto ha demostrado ser altamente productivo. Las personas que lo implementan suelen ser más eficientes y concentradas en sus tareas. Al realizarlas en un entorno cómodo y familiar, libre de distracciones y con la posibilidad de establecer su propio ritmo de trabajo, los profesionales remotos tienden a ser proficientes.
Asimismo, el trabajo en línea fomenta la autonomía y la responsabilidad individual, lo que puede estimular la creatividad y la innovación en los proyectos.
Ranking de las mejores ciudades del mundo para trabajar remoto
No menos importante es la eliminación de barreras geográficas. Sin necesidad de presencia física, las empresas pueden colaborar con clientes de todo el mundo y ampliar su alcance, a la vez que reducen costos al eliminar los gastos relacionados con el alquiler de oficinas y servicios públicos, como señala un estudio realizado por Global Workplace Analytics.
Con ello, las empresas pueden redireccionar esos fondos a aumentar los salarios y los beneficios para los colaboradores o realizar capacitaciones y encuentros. Aunque las interacciones cara a cara y las conversaciones informales pueden facilitar la comunicación, en la actualidad, el trabajo remoto cuenta con diversas alternativas para asegurar una comunicación efectiva.
Esta modalidad puede entenderse como una muestra de confianza en la autonomía de cada colaborador, prescindiendo de la necesidad de supervisar su labor de forma constante para garantizar que cumplen con sus responsabilidades, volviéndose la clave para mejorar la calidad de vida, la satisfacción y la productividad, lo que se traduce en una baja tasa de rotación.
Como sociedad, aún estamos explorando las implicaciones del trabajo a distancia, pero es innegable que esta tendencia, ya consolidada, continuará desempeñando un papel fundamental en la cultura laboral de las empresas que sepan aprovecharla, ya que el futuro del trabajo es, indiscutiblemente, remoto.