POLICIA
golpe en el country El Faro

Creen que el comando anfibio de Carmelo buscaba a Ernesto Clarens, el financista K

La fiscalía que investiga el asalto al barrio privado de Uruguay rastrea pistas en las cámaras de seguridad. Robaron tres casas, una del hermano de Luis “Toto” Caputo.

Ernesto Clarens, financista y dueño de muchos secretos del kirchnerismo.
Ernesto Clarens, financista y dueño de muchos secretos del kirchnerismo. | Juan Obregón

La fiscalía que investiga el golpe comando en el Country El Faro, en Carmelo, Uruguay, busca pistas de los autores en las cámaras de seguridad para establecer cómo hicieron para ingresar en el predio y robar en tres casas, entre ellas una perteneciente al hermano de Luis “Toto” Caputo, el ex presidente del Banco Central  de la República Argentina (BCRA).  

La principal hipótesis que manejan los investigadores es que llegaron por el Río de la Plata desde Buenos Aires, en una o más lanchas. La sospecha surgió a partir de los datos recolectados entre las víctimas, quienes coincidieron  en que algunos de los autores estaban mojados. Además, un testigo declaró haber escuchado el sonido del motor de una embarcación minutos antes de la llegada de los delincuentes.

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El lujoso Barrio El Faro, en Carmelo, está considerado entre las zonas más seguras del Uruguay.

¿Fueron a robar o el objetivo del golpe era otro? La fiscalía minimizó la teoría de que la banda buscaba a un empresario argentino para secuestrarlo o amedrentarlo, aunque en las últimas horas una fuerte versión señala que el supuesto blanco de este grupo era nada menos que Ernesto Clarens, el financista K que figura en la causa de los cuadernos.

Ernesto Clarens, el nuevo arrepentido

De 67 años y considerado por el juez Bonadio como una pieza clave en el esquema montado por el kirchnerismo para lavar dinero de la obra pública, Clarens fue mencionado por algunos empresarios arrepentidos como el receptor de los bolsos con dinero que pagaban a ex funcionarios del gobierno de CFK. En la investigación de Bonadio ya logró que el magistrado homologue su situación de arrepentido, confesando haber sido parte de ese presunto mecanismo de recaudación ilegal.

Pero hay un dato importante que podría enlzarse con el tema del country del vecino país: el financista Clarens realizó 164 viajes a Uruguay y cerca de un centenar los hizo en barcos privados a Puerto Camacho, donde tiene su casa. El financista solía llegar a ese lugar sin hacer controles aduaneros o migratorios.

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El bolso con esposas dejado en el country también llamó la atención de los investigadores.

Para los investigadores del golpe comando es raro que una banda de profesionales, que conocía en detalle el lugar, que utilizó armas largas y burló la seguridad sin riesgos, haya llegado con el simple objetivo de robar casas al azar. Si bien ingresaron en la propiedad de la familia Caputo, los pesquisas creen que eso fue “casual”.

Otro dato que alimentaría la sospecha de que el objetivo no era robar es que, según los moradores del country asaltados, el grupo se habría conformado "con 4.400 dólares" de una de las lujosas casas, suma que cuesta conciliar con la enorme logistica que implicó el golpe, con 10 hombres fuertemente armados en lancha cruzando el río. Y también resulta llamativo que al escapar, sin personal de seguridad o policía que los persiguiera, hayan "olvidado" dos bolsos en el country, uno con varios pares de esposas y otro con cargadores y proyectiles.

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Cargador y las balas de grueso calibre dejadas por el grupo en Carmelo. ¿Olvido o mensaje?

Las víctimas detallaron que los delincuentes ocultaban sus rostros con pasamontañas y la hipótesis de que llegaron por el río la dio que sus ropas, de tipo militar, "chorreaban agua". También se indicó en las últimas horas que las víctimas habrían señalado que a uno de ellos lo llamaban “comisario”.

Para establecer la ruta que hicieron –tanto de ingreso como de salida– la fiscal uruguaya Paola Nebot ya tiene los videos de las cámaras de seguridad del predio, además de encargar un relevamiento de las embarcaciones que llegan habitualmente al barrio privado del que todos hablan.