POLICIA
ENTREVISTA A PEDRO OLMEDO

El monseñor amigo del Papa que lucha contra los narcos

Obispo de Humahuaca, Pedro Olmedo dice que las pistas de droga en el norte del país son “escandalosas”. “Acá, Escobar es un ídolo”.

Pelea. El obispo dice que nadie agarra a los “peces gordos”.
| Parroquia San Nicolás

El obispo de la Prelatura de Humahuaca en Jujuy, Pedro Olmedo, asegura que “nadie combate el narcotráfico” y que son muchos los chicos involucrados con los “mercaderes de la muerte”. El religioso reclama asistencia, espacios de recuperación y operativos en donde se termine con los “gordos” que manejan el negocio de la droga. Además alerta: “Pablo Escobar es un ídolo acá”.

Humahuaca es una localidad en donde los turistas tienen un paso obligado para conocer sus calles angostas, las casas de adobe y la artesanía local. Tiene una población estimada de más de seis mil habitantes y la mayoría se dedica al trabajo rural. En este contexto el obispo opina que no es un lugar para que exista la violencia que se vive en la actualidad. “La droga y el alcohol están haciendo estragos en los más jóvenes”. Se lo escucha preocupado. “El narcotráfico nos está afectando”, se lamenta en diálogo con PERFIL desde la parroquia de Humahuaca. “La droga –continúa– es nuestro pan de todos los días. Acá el narcotráfico está instalado y está haciendo mucho daño”.

En la 167 reunión de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Argentina, una veintena de obispos (entre ellos Olmedo) llegó a la conclusión de que era necesario que se “instrumenten medidas urgentes” para combatir el narcotráfico que está avanzando en todo el país.

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En Jujuy es tétrica la situación del narcotráfico. Estos mercaderes del mal no tienen escrúpulos y se aprovechan de la debilidad de los chicos que no tienen muchas perspectivas ni esperanzas. Estas bandas se aprovechan de una pobreza estructural: falta de educación y trabajo. Además, está todo el mundo enganchado con la novela de Pablo Escobar y es como un ídolo acá, un ejemplo a seguir. Creo que con eso sólo se estimula más la cosa, porque la vida de este hombre los deslumbra a los chicos”, analiza.

El padre viene trabajando hace muchos años contra las carencias y necesidades de su gente. Asegura que la alta tasa de desempleo y las dificultades económicas llevan a las mujeres y a los adolescentes a involucrarse con estas bandas. “Los agarran como camellos, les ofrecen plata fácil y después no pueden salir. Todo el mundo sabe dónde se vende la droga, dónde están los aguantaderos, pero no pasa nada porque hay complicidad de todas las fuerzas. En los políticos hay mucho aspaviento, agarran algunas cantidades grandes, pero lo grande, grande no lo agarran nunca. Los gordos no caen. Es necesario crear espacios de contención”.

Las fronteras, la falta de radares y las pistas clandestinas facilitan el ingreso de droga desde Bolivia a terreno jujeño. “Es escandalosa la cantidad de pistas clandestinas que hay. Nadie hace nada para terminar con esto porque la última vez que descubrieron una fue porque a la avioneta se le rompió la hélice”, se enoja.

La droga, la violencia y el olvido de los pobres son problemáticas que siempre tuvieron en vilo al obispo. En junio del año pasado visitó al papa Francisco y al mes siguiente le mandó un mensaje informándole que realizarían una marcha para visibilizar los problemas de la gente. El vínculo entre Olmedo y el Sumo Pontífice se remonta a comienzo de los 90. “Teníamos buena onda con él cuando estábamos en el Episcopado. Es de mi época, porque Francisco fue nombrado obispo un año ante que yo”.

En su último encuentro con el Papa le habló de su lucha contra el narcotráfico: “Le envié un mensaje para que anime a la gente y nos contestó que sigamos haciendo estas cosas contra los mercaderes de la muerte y animaba a los jóvenes a seguir luchando”.

 

“Se nota un hartazgo”

El presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano, sostuvo que nota en la gente “un hartazgo y un cansancio de la inoperancia” de las fuerzas de seguridad y de la Justicia.

Además, desestimó el uso de la justicia por mano propia y apuntó a la droga para entender la violencia en los delitos.

“Se nota un hartazgo y un cansancio de la inoperancia de las fuerzas de seguridad o de la Justicia, que no tiene presencia en la calle o que no persiguen adecuadamente el delito”, destacó y amplió: “Las personas creen que tienen que cumplir ese rol como de suplencia de las fuerzas policiales”.

Sobre este tema, explicó en diálogo con Radio Continental que “ha habido una especie de contagio como en el espíritu de la patota en la que empieza uno y sigue el otro y cada uno va a aportando lo peor de sí mismo”.

La droga es uno de los elementos para entender la violencia de los delitos ya que muchos se cometen bajo la influencia de algún tóxico, de alcohol o de drogas que hacen que algunos delincuentes controlen menos sus impulsos”.