POLICIA
La vida de Mara Beln y Jsica en el penal de Barcelona

Las modelos argentinas ya aprendieron los códigos de la cárcel

Alojadas en una celda junto a otras cinco internas, las chicas matan las horas difíciles con la práctica de yoga, la televisión y la lectura en la biblioteca, aunque deben levantarse todos los días a las siete para ser contadas por los guardias.

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La foto de una producida Mara Beln aparece en la pgina de internet de la agencia de modelos que la llev a espaa. Ahora luce diferente. | www.webmodelargentina.com.ar

Barcelona - Las modelos argentinas detenidas en un penal de mujeres de Barcelona, en España, en el marco de una causa por narcotráfico, esperan que se resuelva su situación procesal alojadas en una celda junto a otras cinco internas y distrayéndose de la "pesadilla" que viven con el estudio y la práctica de yoga.

Las jóvenes, que ya llevan dos meses y medio presas, deben levantarse todos los días a las siete para ser contadas por los guardias y pasan parte de las difíciles horas de su encierro en la bliblioteca y despejando su mente mirando televisión.

María Belén Tellez, de 21 años, y Jésica Almada, de 19, fueron detenidas el 29 de octubre pasado cuando llegaron al aeropuerto El Prat de Barcelona acompañadas por su manager, Alejandro Panno, en cuyo equipaje fueron encontrados 18 kilos de cocaína.

Las dos jóvenes se entrevistaron hoy con Télam en el penal catalán y se mostraron contentas porque se trató de la primera visita que recibieron que no fuera de su abogado defensor.

Belén y Jésica se despertaron a las siete -como todos los días de su encierro- cuando los guardias encendieron las luces de su habitación y contaron a las siete chicas que allí duermen, ya que además que están acompañadas de otras cinco reclusas: dos rumanas, dos brasileñas y una paraguaya.

Luego desayunaron, tuvieron algo de tiempo libre antes del estricto horario de visita y fue Belén, vestida con una camiseta color chocolate y un jean azul, la primera de las dos que ingresó por el pasillo de acceso a las cabinas amarillas vidriadas donde se comunican con las visitas.

"Quiero irme a mi casa, quiero despertarme, abrir los ojos y poder pensar que todo esto fue una pesadilla", dijo Belén por medio de un "interfono" -especie de altavoz- que apenas permitía que sus palabras llegaran al otro lado del vidrio.

"Estoy bien, dentro de lo malo de la situación. Como es la primera vez que estoy en la cárcel, no se si las condiciones de esta prisión son muy malas. El lugar está bastante cuidado, pero no deja de ser lo que es", afirmó Belén, quien agregó que en las paredes de la habitación donde duerme con las otras seis chicas, tiene colgadas las fotografías de su familia.

"Creo que es la mejor habitación, en otras se arman peleas y el ambiente es mucho más denso, al igual que fuera de las habitaciones, ya que aquí todas están muy estresadas, ansiosas y siempre hay una que explota", explicó e indicó que ya sufrió amenazas de parte de otras reclusas por el uso del teléfono.

Respecto de cómo ocupan el tiempo de encierro dentro del penal, Belén contó: "Ahora estamos haciendo peluquería, estilismo, y por las tardes relajación, yoga y en los tiempos libres miramos tele o vamos a la biblioteca".

Cuando le tocó hablar, Jésica, vestida con camiseta amarilla y pantalón celeste no paró de repetir que están viviendo una situación "horrible".

"No me quiero ni imaginar qué hubiera pasado si hubiésemos utilizado las valijas que nos ofreció nuestro manager para viajar, ya que, al parecer, era en las que llevaba la droga", dijo Jésica.

" Ya no sabemos a quién pedir ayuda, sólo nos queda el gobierno argentino, simplemente queremos que un fiscal lea el expediente, así se sabrá que somos inocentes", afirmó Jésica.

Cuando ingresaron a la cárcel, Belén y Jésica, la primera morocha y la segunda rubia, no dijeron a nadie que eran modelos, sin embargo, ya dieron pistas sobre su condición a sus compañeras.

Después de dos meses y medio, las dos argentinas ya no pasan desapercibidas en el Penitenciario de Dones de Barcelona, más conocido como Wad Ras, nombre de la antigua calle sobre la que está emplazado.