POLICIA
está internada en terapia intensiva

Piden donantes para la mujer apuñalada en El Palomar

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Pareja. Gabriela Edith Ávila, de 54 años, fue atacada por Santiago Román Frías, de 60. | cedoc

La mujer que el miércoles fue atacada por su expareja en la localidad de El Palomar, partido de Morón, permanecía anoche internada en terapia intensiva, y su familia pidió donantes de sangre.

Gabriela Edith Ávila (54) está alojada en el Hospital Posadas y “estable”, según el último parte médico. Desde el hospital y el entorno familiar solicitaron donantes de sangre que se acerquen al centro médico o se comuniquen vía WhatsApp al 11-2886-9490 o por mail al [email protected].

La víctima sufrió una gran pérdida de sangre porque una de las puñaladas comprometió una arteria importante en uno de sus brazos, revelaron las fuentes.

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El ataque ocurrió el miércoles 4 de enero, pasadas las 18.30. Ávila fue atacada por su expareja, Santiago Román Frías (60), en el cruce de las calles Berón de Astrada y Curuzú Cuatiá, en el oeste del Conurbano Bonaerense.

Una cámara de seguridad registró el momento en el que el hombre corre a la víctima, la tira al piso en pleno asfalto, la agarra del cabello y le aplica diez puñaladas. Un horror. 

Luego, el agresor, que trabajaba como chofer para una app de viajes, salió corriendo y subió a bordo de un Chevrolet Corsa color negro, con el que se dio a la fuga.

El auto apareció abandonado cerca de la casa de su hermana, mientras que su domicilio fue allanado, y allí se secuestró una carta en la que decía que se había “mandado una macana” y dejó un cuchillo tipo Tramontina y un destornillador que quedaron secuestrados para pericias.

Frías finalmente apareció muerto pasadas las 11 del jueves en la casa de un amigo ubicada en la calle Corvalán al 1.400 de El Palomar. El amigo declaró que el femicida había llegado la noche anterior, no le dijo nada de que había atacado a Ávila, le pidió quedarse a dormir y que el jueves a la mañana, cuando lo fue a despertar, lo encontró muerto sentado en el piso, con un cinturón al cuello anudado a la ventana de la habitación, en lo que los peritos en principio determinaron como un claro suicidio.