POLICIA
el homicida está suelto y no lo pueden identificar

Temor en un pueblo de 3 mil habitantes por el crimen impune de una trabajadora social

En Hilario Ascasubi, una localidad del sur bonaerense, nadie sabe quién mató a Verónica Aban el 17 de julio pasado. La víctima, de 35 años, dijo que iba a tapar unas bolsas de cemento a la casa que estaba construyendo, pero no regresó. Al día siguiente descubrieron que la habían asesinado. A un mes del caso, no hay pistas firmes que direccionen la investigación hacia un lugar concreto. La familia de Verónica realizó una marcha para visibilizar el crimen y reclamar su esclarecimiento. “Es una película de terror”, dijo su hermana a PERFIL.

2023_08_20_veronica_aban_cedoc_g
Víctima. Verónica Aban fue asfixiada hasta la muerte el 17 de julio en su casa en construcción. A un mes. La familia y el pueblo marcharon con velas para reclamar que se esclarezca el crimen. | cedoc

Olga siente que está viviendo “una película de terror” desde el 17 de julio pasado. Ese día asesinaron a su hermana en el interior de una casa que la víctima estaba construyendo en un pueblo del sur de la provincia de Buenos Aires. Hasta hoy no se sabe quién la mató. No hay sospechosos y todo es incertidumbre. Los vecinos reproducen rumores, pero, hasta el momento, nadie se acercó a la fiscalía o a la familia con un indicio concreto para que los conduzcan con la o el asesino.

“Uno se prepara y se capacita para un montón de cosas: cursos, carreras, quizás para que algún familiar fallezca por una enfermedad o un accidente, pero para esto no. Para el homicidio doloso de tu hermana no me preparé nunca, ni jamás me lo pude imaginar. En la mochila tengo el duelo, la causa penal, la fiscalía, los medios de comunicación y la familia destruida, e investigando yo también porque no sabemos quién es, es una película de terror”, asegura Olga en diálogo con PERFIL.

Verónica Abán vivía con su mamá, su abuela y una de sus hermanas en Hilario Ascasubi, un pueblo de unos 3 mil habitantes, en el partido de Villarino. El 17 de julio, le dijo a su familia que iba a ir hasta la casa que estaba terminando de construir, a unas diez cuadras de ahí, para tapar las bolsas de cemento que le llegaron ese día. Eran alrededor de las 19.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

"Unos se prepara para un montón de cosas, pero para el homicidio de tu hermana, no"

Pero la joven de 35 años y trabajadora social no regresó. Su familia no sospechó hasta la mañana siguiente, porque creyeron que se había cruzado a algún amigo o que se había quedado a dormir allí. Pero como no respondía los mensajes, Olga le pidió a una prima de ellas que se acercara hasta la propiedad para verificar que Verónica estuviese bien. Ahí comenzó la historia de terror.

La prima encontró el cuerpo de Verónica sobre un colchón. La autopsia determinaría luego que la causa de muerte fue asfixia por sofocación y que la víctima presentaba signos de defensa, lo que indicaría que intentó defenderse de su atacante. La data de muerte se ubicó entre las 19 y las 23, por eso desde la familia de la víctima convocaba desde entonces a todo aquel que haya visto o escuchado algo en esa franja horaria, para que se acerque a aportar datos que orienten la causa.

Según informó la familia de Verónica, la causa está en secreto de sumario y a la espera de los resultados de las pericias realizadas en la escena del crimen. “La realidad es que estamos mal, porque los tiempos son lentos para la Justicia. Como familia sentimos impotencia, por tener que esperar, la gente del pueblo es reservada no habla, calla, por miedo, por costumbre o por no querer involucrarse, no lo sabemos”, le cuenta Olga a este diario. “Como en todo pueblo chico hay hipótesis del me dijeron, se dice, escuché que..., pero a la hora de pedir testimonio de eso nadie habla o todos desconocen del tema, entonces eso tampoco ayuda”, grafica.

"Lo más probable es que nos crucemos con el asesino todo el tiempo"

Olga se puso al frente de la investigación paralela a la de la Justicia por el crimen de su hermana. Ofreció su número de celular para que el que tenga algún dato se lo informe a ella o la fiscalía. Ese día vecinos del lugar contaron que la vieron a Verónica caminar sola a tres cuadras de su casa en construcción. Se trata de un barrio nuevo “con poca iluminación y con varios terrenos baldíos”, describe la hermana de la víctima. También armó una página de Facebook donde describe a Verónica y pide colaboración para ponerle nombre al criminal que terminó con su vida. Además, describe a su hermana como una persona “alegre, de buena madera, trabajadora y luchadora” (ver parte).

Al cumplirse un mes del crimen, el jueves pasado la familia de Verónica realizó una marcha de antorchas y velas en la plaza del pueblo para visibilizar el caso. “Hacemos una marcha para que este caso no quede impune, para que aceleren esos resultados que tanto esperamos. La gente tiene miedo porque el asesino o asesina sigue suelto en el pueblo y lo más probable que nos lo crucemos todo el tiempo y no sabemos quién lo hizo. La comunidad es también la que apoya a que sigamos con esto. Y también para sensibilizar a aquellos que callan y prefieren no hablar, no quieren involucrarse”, detalla.

Olga asegura que no tiene una hipótesis de quién pudo haber matado a su hermana y que si apunta a algún posible sospechoso “nos faltan pruebas objetivas o testigos”. No hay nada concreto hasta ahora.

“No entiendo –se lamenta Olga– porqué a ella; no mataba una mosca, un bichito. Los protegía siempre, y ahora la matan como si nada... jamás se peleó con nadie en su vida no lo podemos entender”.

 

“Era la chispa de la familia”

Verónica Aban tenía 35 años. Era acompañante terapéutica y se había recibido de trabajadora Social en la Universidad Nacional Arturo Jauretche. Su hermana la describió como una persona sin maldad, “la chispa de la familia” y amante de los animales.

Olga Aban describió a su hermana: “Alegre, la chispa de la familia, la que reía siempre cuando nos juntábamos los domingos en la casa de mi madre, la que cuidaba a sus sobrinos y jugaba con ellos siendo una niña más”.

Y agregó que era “amante de la naturaleza, el medio ambiente y la sustentabilidad, amante de los animales, principalmente los gatos, no podría contarte más que maravillas de ella porque era así, súper estudiosa también”.

Para remontarse a un antecedente de homicidio en Ascasubi hay que retroceder ocho años. La víctima fue Jonathan Aman (16) y murió tras ser apuñalado por un mayor luego de una pelea. Cuatro años antes habían asesinado a una comerciante:  Stella Maris Rojas (56).