La policía tucumana reprimió esta noche un cacerolazo frente a la Gobernación, donde unos dos mil vecinos se concentraron en reclamo de seguridad y para repudiar los hechos violentos y saqueos que se registraron en las últimas horas en la Provincia, que provocaron dos muertos, en el marco de una protesta policial por mejoras salariales.
Los uniformados, que en las últimas horas aceptaron una oferta salarial del gobernador José Alperovich tras permanecer autoacuartelados durante dos días, reprimieron la manifestación y, por causas que se desconocen dispararon balas de goma y gases contra los vecinos, entre los que se produjeron algunos heridos. Inesperadamente, intervinieron de manera pacífica efectivos de Gendarmería en un intento de disuadir a los manifestantes, y así lograron evitar que continuara el ataque policial.
Según mostró la televisión, los gases habrían comenzado cuando algunos manifestantes intentaban presuntamente ingresar a la Casa de Gobierno. No obstante, con el correr de las horas la tensión se fue acumulando y se produjeron algunos forcejeos, aunque sin que pasaran a mayores.
Uno de los manifestantes que resultó herido en la cabeza, que emanaba profusamente sangre, denunció ante los medios que los efectivos le habían disparado con balas de goma.
Un periodista local, también comerciante, que estaba protestando en el lugar, dijo a TN que "hasta hace unas horas no había un patrullero en las calles y grupos armados saquearon todo. La gente está asustada, no quiere protestar, no quiere salir (de sus casas). Están entrando en pánico".
La mayoría de los vecinos que dialogó con los canales coincidía en que el miedo se había apoderado esta noche de la capital tucumana y desmentía que la policía ya se hubiera hecho cargo de la situación.
El cacerolazo se había iniciado esta tarde en los distintos barrios de la capital tucumana y, cerca de las 20, los vecinos se concentraron en la Plaza Independencia, donde reclamaron mayor seguridad y pidieron "que se vayan todos".
"Policía de Tucumán, vergüenza nacional", entonaron los manifestantes mientras, paralelamente, los agentes cerraban el acuerdo con las autoridades provinciales.
Los reclamos de los tucumanos se extendieron tras el anuncio del arreglo con el Gobierno, por lo que los vecinos permanecieron en el lugar y abuchearon a los efectivos policiales que reaparecieron en las calles.