Cuando Lucas Carrasco lo vio a Natalio Bonavena en televisión recordando su “exitoso” paso por Crónica TV y los felices recuerdos que despertaba en el canal de noticias, el director de Noticias de Entre Ríos, se río a carcajadas frente a la pantalla de su monitor. “Pero si era el patovica que nos recibía cuando teníamos que hacer un reclamo por los sueldos mal liquidados” explica a Perfil.com uno de los blogueros más famosos del país.
— Perfil.com: ¿Cómo fue tu relación con Crónica?
— Carrasco: Trabajé dos años y medio en negro en Crónica y fui despedido. Me pagaban cada cuatro meses o cinco, aún me deben plata.
— Pero, ¿cómo llegaste al grupo Crónica?
— Escribí una nota para La Nación que la leyó Cristina Kirchner. Máximo (Kirchner) me llamó, creyendo que me estaba por ir a trabajar a ese diario. Me contó que Pepe Eliaschev escribía en Diario Popular y que querían competir con un segmento similar desde el diario Crónica. Él me ofreció ser editorialista.
—¿Máximo te ofreció ser editorialista? ¿Existía una relación entre el gobierno y ese diario?
— Así es. Empecé a escribir una nota en la página 3 entera que es la más cara. Lo hacía los días domingo que son los que el diario más salida tiene. Y con el entonces secretario de comunicación, Rodrigo Rodríguez lo fuimos a ver a Alejandro Olmos.
—Los hermanos Olmos ya se habían hecho cargo del grupo Crónica, ¿recordás ese encuentro?
— (Risas) Olmos nos hizo esperar un rato largo. Cuando nos recibió estaba mirando a la ventana, de espaldas a nosotros. “Rodra” le hablaba con miedo como si estuviese sentado frente a Yabrán. Cuando Olmos se dio vuelta, giré la silla y me puse también de espaldas de la forma en la que él nos había hecho. Tiempo después, Rodríguez le contó la anécdota a Máximo riéndose. El punto es que la relación con Olmos arrancó mal desde el primer día.
—Sin embargo te contrataron, ¿por qué?
— Un mes después me llama Hernán Reibel, en ese entonces segundo de Rodríguez, de La Cámpora e íntimo de Máximo, para que vaya a cobrar el sueldo a la Rosada. Me pagaban en un sobre 6000 pesos. Le di la boleta del monotributo y la completé con el nombre de la empresa que vos mencionaste en Intratables.
—¿Administradora o Artesanías Ring de la familia Bonavena?
— Esa misma. Pero les dije que no iba a volver a cobrar en la Casa Rosada. Reibel me llamó, tiempo después, para tirarme datos negativos de Daniel Scioli –actual candidato a Presidente por el Frente para la Victoria- La fuente era de primer nivel: Presidencia de la Nación. Escribí la nota pero Crónica no la publicó.
—¿Te censuraron?
— Cristina se calentó y la nota terminó apareciendo al día siguiente. Desde ese día, dejé de mandar las notas al diario sino a Hernán Reibel que las leía el sábado por la tarde y se las mostraba a Máximo. Nunca me cambiaron nada. Cuando me fui poniendo más crítico, me echaron. No me pagaron ni indemnización, ni aportes ni nada.
—¿Y cuándo apareció Bonavena en tu vida?
— Cuando tenía que reclamar por sueldos atrasados me mandaban a hablar con ese Bonavena. Actuaba como lo que es: un patovica. Me hacía esperar horas, me gastaban y luego me pasaba un sobre con plata. Jamás pisé la redacción de Crónica, me atendía en el pasillo. El de seguridad lo llamaba a Bonavena y a otro patovica que no recuerdo el nombre y venían.
—¿Qué supiste de ese hombre que te atendía?
—Bonavena era un matón, un peón de alguien y su relación con el periodismo era esa: apretar a los trabajadores. Jamás se preocuparon en disimular que actuaban como mafiosos.
—¿O sea que la relación entre Bonavena y La Cámpora no sólo existía en el ámbito del boxeo sino también en el manejo que existía en el diario Crónica?
—Es más, hasta los integrantes de la Mesa Nacional de La Cámpora (Rodra es secretario de la Organización) le temían.
—¿A Bonavena?
— En ese entonces, sí.
(*) Especial para Perfil.com | Twitter: @luisgasulla