POLITICA
pospandemia

Cerrar la brecha: fin del trabajo infantil, educación sexual y políticas de cuidado

Sugieren medidas de apoyo para que niñas y adolescentes puedan completar su educación. Alertan que el panorama laboral post Covid-19 no es alentador para la igualdad de género.

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Fecundidad. La mitad de las jóvenes que no tuvieron hijos en su adolescencia están estudiando. | shutterstock

En una discusión sobre movilidad, géneros y tecnología, la necesidad de políticas de cuidado para erradicar el trabajo infantil y de las adolescentes fueron ejes para pensar en cerrar las brechas de género, que se agudizaron con la pandemia. En los últimos años, bajó la tasa de embarazos adolescentes, lo que se planteó como una buena noticia de cara a las posibilidades de acceso al mercado laboral, donde se triplican las oportunidades de obtener un empleo registrado y mejor pago para las jóvenes que pudieron avanzar en el acceso a la educación.

“Inclusión, movilidad de género y social dependen de los principios fundamentales del trabajo. A la erradicación del trabajo infantil, eliminar las brechas tempranas, y los desafíos de la igualdad de género también hay que agregar un trabajo libre de violencia”, detalló Cecilia Garau, directora de Protección e Igualdad Laboral, del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación.

“La Argentina tiene herramientas para erradicar el trabajo infantil, sobre todo de niñas y adolescentes”, planteó, aunque marcó que las mujeres entre 16 y 17 años le dedican un 66% a las tareas de cuidado en el hogar en áreas urbanas y del 75% en el ámbito rural.

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“La brecha salarial también es preocupante, porque la brecha de las adolescentes es del 58% en el área rural y del 40% en áreas urbanas, mientras que para el general de la economía es del 27%”, explicó la

funcionaria durante la III Conferencia Anual del CEPE, el Centro de Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia, de la Universidad Torcuato Di Tella.

Apoyo para completar la educación, sistemas de cuidado y acceso a la tecnología son necesarios para mejorar la participación laboral de las adolescentes.

Según Rafael Rofman, líder del Programa del Banco Mundial en los temas de Educación, Salud, Protección Social y Empleo, cubriendo a Argentina, Paraguay y Uruguay, un factor que está vinculado a la inserción laboral es la fecundidad adolescente.

Embarazos. “Las mujeres que no han tenido hijos en su adolescencia están estudiando en más de la mitad de los casos de entre 20 y 25 años. Hay más mujeres que no están trabajando entre las que no tienen hijos –trabajo de mercado, se entiende que el cuidado de los hijos es un trabajo–. Entre las que están asalariadas, las más formalizadas y tienen salarios más altos son las que no tuvieron hijos en la adolescencia. Las diferencias de acceso al mercado de trabajo son monumentales. Las que no tuvieron hijos en la adolescencia tienen el triple de oportunidades laborales”, remarcó.

La tasa de embarazos adolescentes bajó en los últimos cinco años. “Se empezaron a distribuir mejores anticonceptivos –implantes subdermales– y eso seguramente es un aporte. Hay una discusión también sobre la voluntad de las mujeres de tener hijos o no. Hay una oportunidad histórica de cerrar la brecha. Seguramente la educación sexual integral tiene algún efecto pero estas tendencias son multicausales”, indicó el economista, que reconoció que hace falta profundizar sobre los factores que influyen en la baja.

Para Fabio Bertranou, director del Equipo de Trabajo Decente y Oficina de Países para el Cono Sur de América Latina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las mujeres tienen participación importante en sectores como servicio o educación que tienen posibilidades de contratación pero hay que definir cuál será la evolución según las relaciones laborales o la tecnología. Hacer proyecciones de empleo en este contexto es muy difícil”.

“El panorama pospandemia no es alentador para las brechas. Hotelería, gastronomía, turismo, son los sectores más afectados, están feminizados. También los sectores que están en la línea de fuego como enfermeras y médicas. Otro de los sectores perjudicados es el sector de trabajadores de casas particulares. Para la pospademia tendremos la ley de teletrabajo donde hay que trabajar en la reglamentación”, remarcó Garau.

Costos. “Los sistemas de cuidado y licencias tienen costo e impacto fiscal, en diálogo social se pueden hacer avances interesantes”, agregó la funcionaria sobre un eje clave para la participación laboral de las mujeres.

Para Rofman, “las políticas de cuidado se pueden hacer pero son caras y hay que avanzar con los empleadores en la discusión de cómo se cubren. Hay un espacio de reformas que pueden ser hasta gratis, que es promover que se compartan las licencias por maternidad”.

Para Bertranou, en este contexto “hay que empezar a pensar ya en cómo desarmar los programas de transferencia que se generaron por la pandemia. No va a haber un solo instrumento que permita el traslado a otras modalidades, que tienen que apoyar en el regreso al trabajo, la terminalidad educativa y la capacitación. Las empresas tienen un rol muy importante y la complementariedad entre público y privado tiene que apoyar esa transición”.